La situación del expediente que se tramita en Alta Gracia a cargo del fiscal de Instrucción Nº 2, Alejandro Peralta Ottonello, es diferente. En abril podría concluir la primera etapa de la investigación.
Con las indagatorias a los dos imputados, quienes las ampliaron recientemente y declararon por más de seis horas; la realización de una pericia oficial multidisciplinaria; la incorporación de pruebas documentales, y un trámite no exento de numerosos incidentes presentados por defensores y querellantes, solo resta la conclusión del fiscal.
En este expediente hay dos personas imputadas: el gerente y apoderado de Taym SA, el ingeniero César Ernesto Ripsky, y la ingeniera María del Milagro Aráoz Ferrer, responsable técnica.
Para la querella, conducida por el abogado Carlos González Quintana, la instrucción está concluida y lista para ser elevada a juicio. Tiene la convicción de que quedó probada la responsabilidad de los ejecutivos.
Sin embargo, la defensa de Ripsky y Aráoz Ferrer –a cargo de Matías Pueyrredón– solicitó que el fiscal dicte el sobreseimiento de los directivos imputados.
Desde la perspectiva de los responsables de Taym, el evento climático ocurrido hace cuatro años fue absolutamente extraordinario y es posible que suceda solo una vez cada 1.000 años. Aún con muros de contención, el agua igualmente habría ingresado a la planta, sostienen.
El otro aspecto que se discute es el nivel de contaminación alcanzado. La defensa afirma que los peritos –dos declararon como testigos hace pocos días– admitieron que los marcadores detectados están por debajo de los niveles permitidos en la ley de residuos peligrosos. Con estos argumentos pidieron el sobreseimiento.
El fiscal tiene ante sí dos posibilidades: la elevación a juicio, que confirmaría la hipótesis de la responsabilidad penal de la firma en la contaminación, o el sobreseimiento de los imputados. Esa definición se produciría, según estimaron fuentes judiciales, en las próximas semanas.
La planta de Taym en Córdoba no almacena basura común. Recibe desde distintos puntos del país derivados de petróleo, químicos, metales, residuos industriales, farmacéuticos, arsénico, mercurio, solventes y agrotóxicos. Aun cuando se admita que esos componentes se diluyeron al ser arrastrados hasta desembocar en el canal Los Molinos, se analiza su peligrosidad.
Hay un dato indiscutido. Estos elementos llegaron hasta la planta potabilizadora de Aguas Cordobesas antes de que se cerraran las compuertas. Y el agua tratada allí fue distribuida a la mitad de la ciudad de Córdoba.