En Argentina, el 83% de las mujeres entre 35 y 45 años conviven con al menos un hijo de hasta 18 años. Si lo hacemos extensivo al resto de la población, podemos concluir que la mayoría de las mujeres argentinas son o serán madres. Tiene sentido que en octubre celebremos el día de la madre para agasajar y felicitar a esta gran parte de la población.
Se asocia maternidad con cariño, afecto y cuidado. Pero junto con estas connotaciones positivas, aparece la maternidad como uno de los principales determinantes de las brechas de género en el mercado de trabajo.
Por eso, el día de la madre es un día de celebración que motiva felicitarlas y agasajarlas con presentes. Pero también debería ser un día de reflexión. Ponderar los progresos logrados, dimensionar el camino que queda aún por recorrer para lograr una sociedad más justa y debatir una estrategia que permita acortar tiempos.
Brechas de género en el mercado laboral.
Si bien las mujeres han ido aumentando su participación en el mercado laboral desde la década de los ‘70 no solo en Argentina, sino en el mundo, las brechas de género siguen presentes. Algunos rasgos de nuestro mercado laboral que reportan las estadísticas del INDEC desnudan las enormes inequidades que todavía aparecen asociadas al género:
• La tasa de actividad, que mide la proporción de personas que trabajan o buscan trabajo es ampliamente mayor entre los varones. Actualmente, se observa una diferencia de aproximadamente 20 puntos porcentuales con el agravante de que se mantiene estable en ese nivel en los últimos cinco años.
• A su vez, las mujeres mantienen mayores niveles de desocupación que los varones. Es decir que proporcionalmente menos mujeres participan en el mercado de trabajo (menor actividad) y una mayor proporción no consigue empleo (mayor desocupación). En otros términos: de cada 100 varones en edad activa 76 tienen un empleo, mientras que, como consecuencia de la mayor inactivad y mayor desempleo, de cada 100 mujeres solo 56 tienen un empleo.
• Comparando los ingresos totales de la ocupación principal las mujeres tienen una remuneración un 29% menor que los varones. En esta dimensión tampoco se observan mejoras recientes a lo largo del tiempo.
La maternidad como causal de inequidad laboral.
Al llegar los hijos, las brechas se amplían. En la provincia de Córdoba, por cada 100 varones sin hijos, 86 mujeres sin hijos participan en el mercado de trabajo. Mientras que por cada 100 varones con hijos, solo 58 mujeres con hijos lo hacen. A su vez, las mujeres enfrentan una menor tasa de empleo, mayor tasa de desempleo y una brecha de ingresos laborales que se expande.
Detrás de estas estadísticas sobre el mercado de trabajo está la tensión que genera la maternidad. Una importante porción de mujeres en edad laboral en la instancia de procrear se ven forzadas a asumir una gran cantidad de tareas domésticas y de cuidados dentro de sus hogares. Se trata de un trabajo muy importante pero no remunerado. Su contrapartida es que se reduce la participación en el mercado de trabajo y atenta contra la autonomía económica de las mujeres.
Los resultados de la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo 2021 de INDEC muestran marcadas diferencias entre géneros con respecto al trabajo no remunerado, es decir, el trabajo doméstico no pago, como el de cuidado a miembros del hogar. Más del 90% de las mujeres ocupa parte de su día en la realización de trabajos no remunerados, mientras que solo el 75% de los varones lo hacen.
Más significativa es la intensidad en la dedicación horaria a las tareas no remuneradas. Las mujeres duplican a los varones en horas diarias dedicadas al cuidado de miembros del hogar (mientras las mujeres dedican 6:31 horas al día al trabajo no remunerado, sus parejas varones solo hacen 3:40). Hay un fuerte y decisivo paralelismo entre la injusta distribución de responsabilidades dentro del hogar y la injusta distribución de oportunidades en el mercado de trabajo.
Repensar políticas públicas.
Como en el resto de las políticas públicas, los planteos oportunistas y voluntaristas son el principal factor de atraso. Solo con más estudio, racionalidad e innovación se pueden comenzar a encontrar soluciones para un tema tan complejo como importante.
Al respecto, hay cuestiones generales que son de decisiva importancia. Es muy difícil luchar contra las brechas de género en un mercado de trabajo en creciente deterioro. Dinamizar la generación de empleos de calidad es condición necesaria para avanzar en la equidad de género. La condición suficiente es lograr un reparto equilibrado de las responsabilidades dentro del hogar.
Esto plantea el desafío de revertir cuestiones culturales muy arraigadas. Es claro que el Estado no las puede cambiar por su propia decisión, pero podría contribuir de manera más activa. Desde incorporarlo como un tema importante dentro de los planes de educación, hasta usar los enormes presupuestos en publicidad pública para cuestionar barreras culturales en relación a la distribución de tareas del hogar entre géneros.
También hay mucho por explorar en acciones más puntuales que, como lo demuestran las experiencias de otros países, tienen impactos positivos relevantes. Por ejemplo, un aspecto muy reaccionario de nuestra legislación laboral y convenios colectivos es la regulación de las licencias parentales.
En la Argentina, en la mayoría de los sectores del empleo privado se contemplan 90 días de licencia para la madre y solo 2 días para el padre. Y para el 40% de la población que no es asalariado, directamente no hay cobertura. Por lo tanto, la maternidad coloca a la mujer en el dilema de descuidar su trabajo o descuidar a su hijo. Se podría avanzar hacia un modelo como el de Chile, donde se usa la licencia compartida entre padres y madres. Este tipo de licencias promueve la corresponsabilidad los cuidados y una distribución más equitativa en el trabajo no remunerado y remunerado entre varones y mujeres.
Mayor igualdad es beneficioso no solo para las madres, sino para la sociedad en su conjunto. Transformar la realidad requiere de un profundo cambio y compromiso social, pero también de políticas que la promuevan.
(*) Coordinadora de Investigación de IDESA Argentina