Cuando en Inglaterra la prensa era todavía un vehículo de instrucción, invectiva y presión política, Émile Girardin fundó en Francia el periódico “La Presse” (1836), considerado el primer periódico moderno, vigente por casi un siglo.
La innovación consistió en acumular ingresos por publicidad y bajar los precios de suscripción, cuando el resto de los diarios tenía un costo anual de 80 francos, La Presse salió al precio de 40. Su tirada diaria llegó a 63.000 ejemplares. En 1835, el “Journal des Débats”, que editaba 10.000 ejemplares, percibía 20.000 francos anuales por publicidad. En 1838, la cuarta página de La Presse fue vendida en 150.000 francos y en 1845, en 300.000 anuales.
El éxito de ventas, por su bajo costo, fue reforzado por otra innovación: la publicación de novelas en folletines, aunque nunca dejó de dar importancia al chismorreo político.
La primacía francesa en el rubro, quedó plasmada en los galicismos “journalism” en el inglés y “annonce”, en el alemán.
Girardin. La pluma del fundador, enérgica, apasionada e independiente, era el gran atractivo. Para Marx y Engels, Girardin buscaba la armonía entre el capital y el trabajo mediante la eliminación de la ignorancia para combatir la pobreza, el establecimiento del crédito, la multiplicación de la propiedad y la reforma de los impuestos. La clave eran el presupuesto y la tributación. Para eso proponía al impuesto como una suerte de seguro: una prima que solo pagaría el ciudadano que tuviera acceso a servicios del Estado.
Habría que considerarlo un socialista burgués, ya que siendo miembro de la Asamblea Legislativa votó a veces con La Montaña (herederos del jacobinismo), pero al mismo tiempo apoyó vehementemente al liberal Émile Ollivier.
Contra el presunto “dumping”. El 25 de julio de 1836, Émile enfrentó en duelo a Armand Carrel, historiador y gran periodista. Era el editor de “Le National”, un medio republicano que funcionaba gracias a suscripciones caras. Carrel había retado a Girardín porque consideró que éste, con su modelo de negocio, traicionaba la independencia periodística y no porque pensaran diferente, en el resto.
Carrel era partidario de los duelos: ya había vencido en otro, a Roux Laborie, editor de “Le Revenant”, por publicar sobre la duquesa De Berry. No tuvo la misma suerte en aquel amanecer. Herido en la ingle, mientras moría, la era del periodismo de masas, nacía. Los contendientes no estaban dirimiendo el camino del periodismo; la historia ya estaba escrita y eran actores en una tragedia. La naciente era necesitaba un periodismo de masas y el genio de Girardin fue encontrar una fórmula para conseguir financiar su publicación sin tener que recurrir a los “dineros de protección” y así mantener la independencia.
¿Requiem para el periódico masivo? La era de oro del periódico masivo se desarrolló en Estados Unidos entre 1870 y 1914. A partir de principios del siglo XX, la radio primero, la televisión luego, e internet al final, fueron ocupando el espacio de la comunicación de masas. La prensa escrita fue y es cada vez menos consumida. Sin embargo, frente a los medios audiovisuales, presenta la ventaja de informar desde otra perspectiva: es lo que se llama periodismo “frío”. Sugestiva transformación, desde la “acalorada” pasión de Girardín y Carrel.