La cuarentena produjo, entre otras consecuencias, una pronunciada disminución en la cantidad de muertes violentas en la ciudad de Córdoba y alrededores. Así lo reflejan las estadísticas del Instituto de Medicina Forense.
Concretamente, el dato saliente es la notoria caída de los homicidios y fallecidos en accidentes, ya que el número de muertes por autodeterminación se mantuvo. El dato surge al comparar la cantidad de autopsias practicadas en marzo, abril y mayo de 2019 y durante los mismos meses de este año.
Cabe recordar que el 20 de marzo se dispuso el aislamiento social preventivo obligatorio por la emergencia sanitaria a raíz de la pandemia de coronavirus.
El año pasado, en marzo se realizaron 125 autopsias, de las cuales 11 fueron suicidios y el resto homicidios o muertos en accidentes. Este año, en marzo fueron 94, de las cuales 12 fueron suicidios. En la comparación interanual la caída durante el mes en que se inició la cuarentena por la pandemia del Covid-19, fue de 24,8%.
Abril es el mes en el que la cantidad de cadáveres manipulados en la morgue judicial local fue la mitad. Mientras el año pasado la cifra fue de 138 –de los cuales 12 fueron suicidios- este año fueron solo 64, con ocho suicidios contabilizados en esa estadística.
En mayo de 2019, se realizaron 117 autopsias (21 fueron suicidios) y el mismo mes de este año fueron 91, con la misma cantidad de muertos por decisión propia. Estos números aportan varias conclusiones.
Por un lado, confirman la sospecha inicial cuando se dispuso el aislamiento social obligatorio y preventivo. Al haber menos circulación de personas y vehículos, se anticipó que también habría menor cantidad de hechos delictivos y accidentes. En efecto eso es lo que ocurrió. La caída de 24%, 50% y 22% de cadáveres que recibió la morgue, en marzo, abril y mayo de este año, respectivamente, lo confirman.
Las muertes violentas por homicidios y accidentes fueron las únicas que bajaron. Los suicidios, por el contrario, se mantuvieron en niveles casi idénticos.
Eso conduce a una segunda conclusión. El fenómeno es independiente de la pandemia y de la situación que coloca a las personas en la obligación de permanecer en los hogares, aislados de comunidades sociales, laborales, culturales o fuera de actividades de esparcimiento.
Seguramente las estadísticas locales y las que se produzcan en los países con cuarentena dejarán, desde la perspectiva de muertes violentas, varios datos para analizar.
Al inicio del aislamiento social se presagió un incremento de suicidios por la obligación de encerrarse y no poder salir, por las limitaciones en las consultas a profesionales de salud mental, por la incertidumbre que generaron –y siguen generando- medidas tan extremas que colocan a muchas personas fuera de sus círculos de contención afectiva o en contacto, pero mediatizados por la tecnología. En Córdoba, a la luz de los números oficiales de Medicina Forense, aquella advertencia no se concretó.