Una de las aristas de color que tiene el Mundial de Qatar 2022 es la pasión con que se vive el gran presente de la Selección Argentina en Bangladesh. Ante cada partido de la ‘Scaloneta’, las calles de ese país se llenaron de hinchas quienes salieron a demostrar su apoyo al equipo liderado por Lionel Messi. Bangladesh fue una colonia de la corona británica hasta 1971. Bajo ese dominio sufrieron la opresión imperial de Inglaterra. Por tal motivo, los bengalíes –o bangladesíes–, se volvieron fanáticos de la Selección nacional y específicamente de Diego Maradona, cuando en el Mundial 86 le convirtió dos goles a los ingleses. A partir de allí se vive un fanatismo impensado en esa región asiática, el cual también llegó hasta Lionel Messi.
Andrés Slongho es cordobés, más específicamente de la ciudad de Cosquín, y actualmente está radicado en Dhaka, la capital del país asiático, donde trabaja como piloto en una compañía privada de Bangladesh. Slongho describe como “una locura” lo que se vive en Bangladesh con la Selección Argentina y asegura que miles de personas en sus motos salieron a celebrar el pase a semifinales.
Dhaka cuenta con 60 millones de habitantes y el principal motor económico es su industria textil. “Toda la ropa que se consigue en las grandes tiendas está hecha acá en Bangladesh”, cuenta el cordobés que llegó a dicho país con el objetivo de obtener un mejor pasar económico.
“En Argentina volaba para la Gendarmería, luego pasé por Copa Airlines, por una low cost y hace tres años que estoy viviendo aquí. Mi base es Dhaka pero suelo estar en muchos países de la región”, contó.
“El festejo en moto es muy tradicional. Aquí no podés tener moto de más de 160 cc, están prohibidas, por eso en las imágenes se ven muchísimas motos chicas todas con banderas argentinas. Además, hoy (por ayer) Bangladesh le ganó a India al cricket así que están todos muy contentos”, señaló y aclaró que los festejos son muy distintos a los que se suelen ver en países lationamericanos. “Este es un país musulmán, los festejos son solo de hombres y tampoco hay alcohol”, señala.
Historia. Slongho cuenta que en 1947 Bangladesh se separó de India y en los 70 hizo lo mismo con Inglaterra. “Los ingleses, como colonizadores, a diferencia de nuestra colonización española, no se mezclaron con la gente del lugar. No tenían contacto, a excepción del laboral y les hicieron sentir el hecho de no estar a la misma altura. Eso es algo que aún permanece arraigado en la cultura. Acá al extranjero lo atienden primero o pasa primero en un cajero automático. Yo vengo de una familia humilde y prefiero esperar mi turno. Hay mucha bronca con los ingleses porque además de años de maltrato solo dejaron el ferrocarril por el cual sacaban riquezas. Lo que quedó de ese período es que todos hablan inglés por más que tengan un nivel educativo muy bajo”, detalló.
“Ellos son un pueblo muy noble, muy buena gente y una vez Maradona los nombró y les aseguró que vendría a visitarlos. Ese hecho, que Maradona los considerara, lo tomaron con mucho agradecimiento, muchos son fans por eso y además de Messi, que genera esto que es increíble”, cuenta Slongho, quien añadió que también hay mucha simpatía por Brasil, aunque no se compara con lo que pasa con Argentina.
A la espera de algún gesto. El 6 de septiembre de 2011 la Selección Argentina se enfrentó a Nigeria en Dhaka. Fue la única vez que el combinado nacional jugó en Bangladesh. En aquella oportunidad ganó 3 a 1 con una gran actuación de Lionel Messi, Gonzalo Higuain y Ángel Di María. “Aquí todos esperan algún gesto de la Selección. Sería soñado que se acuerden de este país. Diez años después del amistoso que jugaron aquí, aún hay tours que te llevan al hotel donde se alojó la Selección y allí uno puede ver una camiseta que le obsequiaron a los dueños del lugar. Creo que se lo debemos, esta gente ama nuestra patria”, sostiene.
Soñar con la vuelta. Si bien Slongho asegura encontrarse muy bien en Dahka, sueña con la vuelta tras casi cuatro años de estar viviendo en Bangladesh. “Ningún argentino que anda afuera lo hace porque quiere, sino por necesidad. Comer una milanesa, jugar a la pelota con tu hijo en tu tierra, caminar por el río Cosquín, son cosas que se extrañan mucho, pero peor es no tener trabajo. La gran mayoría de los que vivimos afuera pensamos en volver. Cuando yo llegué acá éramos tres argentinos: Nico Delmonte, que jugaba en un club local, y un sacerdote argentino. El único que quedó soy yo”, completó el cordobés.