El juez federal Hugo Vaca Narvaja dictó el procesamiento de los exgerentes de la sucursal Plaza San Martín del Banco de la Nación Argentina, Miguel Marcelo Postacchini, Daniel Ricardo Bender y Pedro Tito Zurko, como partícipes necesarios del delito de lavado de activos agravado. En el mismo decisorio, dictó la falta de mérito para la empleada María Pía Requejo, quien se desempeñaba al frente de la Unidad Calidad de Información de la entidad.
El expediente es un desprendimiento de la causa CBI Cordubensis SA, encabezada por Eduardo Rodrigo. Se analizaron las responsabilidades penales de quienes posibilitaron que las firmas Jotemi SA y Halabo SA, creadas por Miguel Vera (condenado por lavado de activos y evasión a seis años y seis meses de prisión sin sentencia firme), pudieran cambiar un volumen importante de cheques provenientes de la financiera ilegal, que funcionaba en calle Rivadavia. Según las operaciones detectadas, monetizaban diariamente alrededor de 300 valores.
Vaca Narvaja ordenó, además, un embargo por $5 millones para cada uno de los tres exgerentes procesados.
Responsables penales. En la resolución firmada el viernes último, el magistrado sostuvo que para que Jotemi y Halabo pudieran lavar dinero ilícito, “era imprescindible contar con cuenta corriente exenta de impuesto a los débitos y créditos, sin exigencias ni controles, cuentas que les fueron otorgadas en el Banco de la Nación Argentina, a cargo de los nombrados”. Y prosiguió: “De haber actuado estos gerentes estableciendo mecanismos rígidos de control, o delegando en los gerentes de las áreas, pero monitoreando desde su puesto, a fin de revertir una situación que según las palabras de los propios auditores había llegado al límite de lo razonable, sin duda las firmas no hubieran podido realizar las maniobras delictivas”.
Detalló todos los pasos. “Desde el comienzo del periplo delictivo de estas empresas, cuando solicitaban la apertura de una cuenta corriente para operar, plataforma comercial, pasando por la plataforma operativa, donde en caja los socios y/o apoderados de estas se presentaban casi a diario con abultadas cantidades de cheques de terceros para su depósito en cuenta. Tan es así que a los fines prácticos y para no demorar o entorpecer la dinámica respecto al resto de los clientes, se designaba a una persona para que los atendiera exclusivamente”, sostuvo el juez. Advertencia.
Vaca Narvaja también subrayó que las omisiones dejaron al descubierto la falta de capacitación del personal del banco oficial en materia de prevención de lavado de dinero, “lo que ubica a la institución bancaria como flanco fácil de utilizar para la colocación en el mercado financiero de dinero de origen ilícito, como en el caso que nos ocupa”.