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Federico Zapata: “Para que el sistema político se rearme en Argentina se tiene que romper más de lo que está”

El politólogo analiza el escenario tras la media sanción de la ley Bases. “Este fue un primer tiempo, en Senadores puede ser muy diferente”, advierte. Asegura que en el actual mapa político, el PRO “es la fuerza más complicada” y que el radicalismo “no logra salir de la lógica de acompañar al poder, pero no ejercerlo”.

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Segundo día de debate en Diputados. | NA

-¿Cómo ve el escenario político después de la media sanción de ley Bases?
-Lo más relevante que deja como lectura política la media sanción de la ley Bases es que por primera vez el gobierno logra construir una mayoría política, aunque sea sólo en una de las cámaras y algo precaria por el momento, pero es novedoso en un gobierno que hasta el momento se expresó como una mayoría social con muchas dificultades en el frente político. Hay que ver si logra dar ese paso de una mayoría social a una mayoría política porque eso cambia la ecuación de debilidad con la cual hemos estado juzgando en estos meses al gobierno. Ahora bien, esto es un primer tiempo: en la Cámara de Senadores es más complejo, ya que el gobierno tiene pocos senadores y los gobernadores no necesariamente controlan a los senadores.

-¿Y esta situación puede ser el desencadenante de algo nuevo?
-Es el segundo punto de mi análisis: para que el sistema político en Argentina se vuelva a rearmar probablemente se tenga que romper mucho más de lo que está. Es algo que estamos viendo de manera incipiente, sobre todo en el artículo del tabaco, más allá de los lobbies, lo que se vio es que las jefaturas de los bloques tienen problemas de conducción en sus propios diputados y eso se vio en ese artículo y está presagiando que el sistema se fragmente aún más. La fortaleza de Milei hoy es la relación con la sociedad y la ausencia de un sistema político. O mejor dicho: coaliciones que están en crisis que son del orden anterior y no este nuevo orden. Ahí está el desafío de la oposición, que haya un nuevo orden opositor, más moderno, acorde a este tiempo.

-En este nuevo contexto que emerge ¿a qué fuerza ves más complicada?
-Como quedó el mapa político actual, la fuerza más complicada es el PRO. Por dos razones: la primera es que Milei camina la sociología que el último PRO definió, que fue que a partir de lo que hicieron Macri y Bullrich, que se recostó sobre la radicalización de sus principios ideológicos y eso hoy es básicamente Milei. Es una fuerza que se quedó sin contraste. Si a Milei le va bien, le termina de fidelizar la sociología del PRO y si a Milei le va mal también, probablemente le impacte en la relación con esa sociología. Hasta el momento, el PRO intentó motorizar una alianza política nueva de la que poder formar parte y aportar cuadros técnicos y funcionarios, pero Milei hasta el momento, tal vez por el efecto Alberto Fernández, de no querer ser un Presidente con un liderazgo débil, ha evitado avanzar.

-¿Y el radicalismo? ¿Va más allá de un De Loredo vs. Lousteau? 
-Ante el problema del PRO, hay una crisis muy fuerte de Juntos. Es como una implosión en un partido, el radicalismo, que ya no se comporta como un partido nacional sino como un partido de liderazgos provinciales. Da la impresión de que la hipótesis de gobierno el radicalismo la abandonó después del 2001 y se convirtió en un partido consorte que acompaña a quien llega al gobierno nacional a cambio de conservar territorios federales. Entonces, los líderes del partido tratan de seguir la sociología de sus territorios. Los radicales del norte, donde Milei tiene muy buenos números, tanto en el NEA como en el NOA, han sido los más propensos, en un marco de autonomía, pero construyeron acuerdos con las políticas de Milei. A De Loredo le pasa un poco lo mismo, porque lo que está intentando hacer es, como Córdoba es una de las provincias donde mejor le fue a Milei, no quedar al margen de esa conversación donde se está disputando la relación con el peronismo de Córdoba y un poco con Juez, pero está en esa tensión, mirando a su propio electorado.

-Y ahí es donde entra Lousteau…
-Es lógico que Lousteau polemice con eso, porque en el lugar que peor le fue a Milei es en Capital Federal, por lo que Lousteau está viendo otra película. Él está diciendo que hay un voto de la clase media progresista que es muy fuerte en la CABA, que es su voto, y un PRO que está en crisis, con dificultades de proyección y que probablemente tenga dificultades para conservar la ciudad de Buenos Aires. Entonces, Lousteau se larga a ser un radicalismo opositor, tensionando al radicalismo a nivel nacional porque eso lo va a ayudar a construir una oposición anclada en la Capital Federal.

-¿Juez es quien mejor está capitalizando este nuevo contexto?
-Creo que sí, porque lo de Juez es bastante anticipatorio a todo esto en cuento a la forma de liderazgo y está cómodo porque ha quedado prácticamente solo, no tiene las tensiones que tiene De Loredo al interior del radicalismo ni de sostener algunas plataformas históricas del partido, como el tema de la educación pública. Insisto: tiene algunas lógicas de estilo muy similares a las de Milei, y seguramente está apostando a que Milei, en este armado que está encarando a nivel nacional, en lugar de apostar a la marca y a nuevos emergentes, en algunos lugares termine cerrando con figuras más consolidadas. Es una cuestión abierta porque Milei lo que está armando es algo más bien recostado sobre lo propio, pero de los actores políticos de Córdoba es el que más cómodo está jugando porque es el que menos responsabilidades tiene y eso le da mucha capacidad de maniobra.

-¿Quién puede liderar el peronismo?
-Nadie emerge, por el contrario, veo un proceso de antropofagia y la misma lógica que primó en el Frente de Todos a nivel nacional la están repitiendo en la Provincia de Buenos Aires, con una interna feroz en contra de quien tiene el liderazgo ahí, que es (Axel) Kicilloff, probablemente sin la distancia ideológica que la hacía más publicitada a la interna. El problema es que no hay discusión sobre el futuro y se habla del pasado: Moreno aparece discutiendo una vuelta al ’45; Grabois discute una vuelta a la sociedad agraria pre-industrial; aparecen sectores discutiendo una vuelta al ‘73. Es toda una discusión sobre una disputa sobre el pasado pero con una incapacidad muy fuerte de crear una plataforma de ideas que interpele al futuro. Yo lo veo como un proceso muy defensivo y muy recostado sobre la Provincia de Buenos Aires.