Fueron muchos quienes se preguntaron: “¿Quién es?”. A todos les llamó la atención la presencia de una mujer en el banco de suplentes de Instituto haciendo gestos, que realizaba movimientos con sus manos durante los partidos de la ‘Gloria’ y que festejó junto a todos los basquetbolistas, cuando hace un mes se consagraron campeones de la Liga Nacional de Básquetbol.
Ella es Florencia Infante. Se presenta como sanadora pránica, coach deportivo y ejecutiva de alto rendimiento. Forma parte del cuerpo técnico que encabeza Lucas Victoriano y en diálogo con PERFIL CÓRDOBA contó cuál es su rol en el plantel.
—¿Qué es la sanación pránica?
—Sanación pránica moderna y Arhatic Yoga, fundada por el gran maestro Choa Kok Sui, es el arte y la ciencia del uso de técnicas basadas en las leyes universales de la naturaleza para equilibrar y sanar el cuerpo energético, físico, emocional y mental. Prana significa energía vital. La técnica consiste en la limpieza y energización del campo energético y sus centros energéticos (chakras), con la finalidad de acelerar los procesos de recuperación natural del organismo.
— ¿Cómo se produjo tu arribo al plantel de básquet de Instituto?
—En Santiago del Estero atendí a un paciente en el consultorio, Gustavo Gorini, que es representante de jugadores. Un día me llamó para pedirme un turno y le comenté que no iba a poder darle un turno presencial porque me había arriesgado a mudarme a Córdoba por mi sueño de formar parte de un cuerpo técnico y que estaba tocando puertas en clubes para poder llegar a directivos. Y él, con
toda su generosidad, me dijo que podía contactarme con Juan Cavagliatto para ver si podía darme una entrevista, así podía contarle sobre el proyecto.
— ¿Y te reuniste con el presidente?
—Sí, y desde el día en que me dio la entrevista cambió mi vida. Estaba comenzando a hacerse realidad mi sueño. Escuchó mi propuesta, se interesó no solo en lo que yo le podía brindar al equipo, me motivó aún más a conocer su visión para hacer crecer al club y transformar y mejorar a cada uno de los trabajadores: él quería que los jugadores de sus planteles tuvieran un acompañamiento y una herramienta extra, para dar lo mejor de cada uno y poder brindarle a la institución un crecimiento significativo en cada una de sus áreas. Llegué a sumarme a un cuerpo técnico nuevo como coach deportivo y sanadora pránica, con un líder increíble como Lucas Victoriano.
—¿Cómo es trabajar con una gloria del básquet como Victoriano?
—Él hace que todo sea más fácil. Da libertad de acción a cada uno en su rol, entiende el significado y su filosofía de ser un equipo. Eso somos, un equipo, cada uno poniendo sus conocimientos para que el trabajo de todos se vea reflejado dentro del campo de juego.
—¿Aceptaron rápido los jugadores o hubo alguna resistencia al comienzo?
—Al principio los invitaba a meditar o hacer ejercicios, para preparar al cuerpo físico para la meditación o técnicas como yoga del súper cerebro y me miraban raro, como dudando sobre si eso funcionaba o daba resultados, me imagino. Nunca se lo pregunté a todos, salvo a algunos. Y un par, al final de la temporada, se volvieron unos maestros de la meditación y entendieron el sentido. El resultado del proceso en todo sentido fue muy positivo para ellos en ese momento y les servirá para su vida y su carrera en el futuro.
—¿Son charlas individuales o grupales?
—Sesiones grupales, talleres, dinámicas, meditaciones y, también, sesiones individuales, tanto de coaching como de sanación pránica.
—¿Trabajas también con otros deportistas de manera individual?
—Hace cuatro años trabajo con jugadores en sesiones individuales, algunos presenciales y otros a distancia. Trabajo con jugadores de fútbol en su mayoría y con algunos basquetbolistas que no juegan en Argentina. También con un jugador de Los Pumas, una jugadora de Las Panteras, una jugadora de la selección de básquet femenino y un jugador profesional de paddle.
- TESTIMONIO
- Un diagnóstico a su padrino de una enfermedad autoinmune, agresiva y sin cura fue el primer acercamiento de Florencia Infante con esta disciplina. En la búsqueda para acompañarlo, una amiga les acercó la sanación pránica. “Fue el motor que me impulsó a tomar el curso en Santiago del Estero. Era la primera vez que se realizaba el curso básico de sanación pránica en Santiago y lo dictaba una instructora de Buenos Aires. Desde ese día me enamoré de la técnica. Fue un gran impacto positivo no solo en mi vida, sino también en la de mi padrino y de toda la familia”, relató. Y añadió: “Mi vida era otra, yo estudiaba Derecho, trabajaba en esa área y era bailarina. Pero cuando conocí este mundo, dejé mi plan de ese momento y me vinculé de lleno a ser sanadora pránica. Me capacité mucho”. Tomó cursos en el país, en Uruguay y también en la India.