-¿Tiene impacto la política de Javier Milei en Europa?
-Lo primero que quiero decir es que no hay una ola de ultraderecha en el mundo ni en la región. El triunfo de la izquierda en Uruguay o de los sectores progresistas habla a las claras de que quizás el fenómeno sea en la Argentina por ciertas particularidades, como las frustraciones de malas gestiones económicas y de malas gestiones de la política han provocado este presente. En España hay un sentimiento de hastío y de antipolítica, pero no tan fuerte como el que se brinda en la Argentina. Imagínate que en España sería el equivalente que hubiese ganado Vox, y no ganó Vox. Entonces, creo que tendemos a sobredimensionar lo que nos pasa y posiblemente ése sea un error que habría que matizar, ponerlo en su verdadera dimensión.
-¿Y cómo ve la situación en Argentina?
-De la ciencia política nosotros tendemos a identificar las fracturas de la sociedad con la palabra clivaje: peronismo-antiperonismo o kirchnerismo-anti kirchnerismo y hoy si bien sería muy presuntuoso, creo que estamos empezando a ver algo de eso si bien falta desarrollo conceptual: hay una suerte de Mileismo, y acá empieza el problema porque no hay todavía una definición de antimileismo, no hay una corporización de un esquema opositor al gobierno con identidad política importante. Sí es cierto que está gobernando solo, haciendo y deshaciendo a voluntad. Maneja el Congreso de una manera que ninguno de nosotros nos hubiéramos imaginado y hay elementos para pensar que éste es un gobierno atípico, un gobierno del que es muy difícil efectuar comparaciones con gobiernos anteriores.
-Los vínculos de Milei con la ultraderecha son conocidos pero después es pragmático porque la realidad lo obliga a cambiar, por caso con Lula o los chinos tiene que agachar la cabeza. ¿Cómo lo ve en ese aspecto?
-Yo no le denominaría pragmatismo. Yo creo que hay una falta de conocimiento y de la diplomacia. No se puede ignorar la importancia que tiene China como país, es una de las dos potencias más grandes del mundo. Yo creo que es más la ignorancia de cómo funciona el mundo y ver el mundo desde un dogmatismo y también desde un extremo ideológico, pero no pragmatismo.
-¿Puede que veamos a un Milei discursivamente ideologizado pero más pragmático en los hechos?
-Sí, comparto. Es un gobierno que sigue con una agenda extrema, una agenda casi fascista de voltear todo lo que ideológicamente no le gusta, pero que al mismo tiempo toma medidas como el acercamiento a China y Brasil. Ahora, hay una clave y es que el gobierno necesita recuperación económica, cosa que hasta acá solamente es declamada por el gobierno frente a lo que vemos en la realidad, que es una gran bicicleta financiera que la hemos visto en 2018 y que sabemos cómo terminó. El gobierno se empecina en decir que ya salimos de la crisis, que estamos creciendo, que los salarios le ganan a la inflación, pero son cuestiones que cualquier encuesta la desmiente en el acto. Estamos viendo que el Gobierno está montando muchas distracciones de opinión pública, que no las cuestiono, son legítimas. El gobierno quizá está excedido en el uso de esas maniobras, porque como dice mi amigo el Turco Asís ‘de vez en cuando al titiritero se le ven los hilos y se acaba la magia. En concreto, el gobierno necesita que en algún punto la economía argentina empiece a crecer y no quedarse solamente en la declaración de los funcionarios públicos.
-La foto de hoy muestra que Milei puede sostenerse hasta las elecciones. ¿Coincidís a partir de los trabajos que hacen desde la consultora?
-Planificar a tres semanas en Argentina es de ciencia ficción. La economía es la cuestión central. El escenario más probable es que Milei gane la elección intermedia de manera cómoda porque la economía parece que puede ordenarse en un futuro no muy lejano y además la oposición está dispersa, fragmentada. Con esas dos cuestiones se presenta un escenario favorable para el gobierno. Sin dudas, la clave depende de cómo llegue la economía en octubre: el gobierno puede tener o un voto de continuidad o si seguimos en recesión económica un voto castigo.
-¿Cómo va a jugar Córdoba en las elecciones del año próximo?
-La cuestión es que a las elecciones nacionales, particularmente las de medio término, el cordobesismo se ha acostumbrado a perderlas. Ahora bien: no dejo de pensar en Juan Schiaretti, que es un pura sangre de la política argentina, alguien que posiblemente de presentarse como candidato a diputado, posiblemente reitero gane la elección. Imaginate el lío que se le arma a Milei si es candidato a diputado por Córdoba, porque tenés que que ganarle a Schiaretti en Córdoba.
-Se insiste con la hipótesis de que Schiaretti podría ir como candidato por Caba.
Sí, es cierto, se habla pero no creo que lo enfrente a Macri en Caba. Córdoba va a ser clave por el peso específico que tiene, pero también hay que seguir de cerca lo que pase en Mendoza y Santa Fe, porque los gobernadores de esas provincias no tienen reelección, por lo que se va a ver una tensión adicional, ya que Cornejo y Pullaro tiene la obligación de ir a buscar una victoria en la elección intermedia y a quien le tienen que ganar es a Milei, eso está muy claro. Creo que el escenario de mayor chance es el de Milei ganando ampliamente en todo el país, pero no podemos descartar que Milei pierda en Córdoba, Mendoza y Santa Fe.