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CóRDOBA
JORGE BONINO

Inauguró en Casa de Pepino una muestra con material inédito de 'El mimo que hablaba'

Bautizado así en la capital de Francia, donde el público parisino se rendía a sus pies, el inclasificable artista cordobés realizó la mayoría de sus espectáculos en la convulsa década de 1960. Sabio generador de ambientes teatrales, de Córdoba salió disparado al Instituto Di Tella y de allí al mundo. Pese al poco material que se conserva de aquellos años y de su obra, una exposición curada por Gabriel Orge rescata fotografías, recortes y cortometrajes gracias a su hermano menor, Eduardo Bonino.

Bonino por Séguy
BONINO POR SÉGUY. Serie de fotografías de Francois Séguy tomadas en el teatro parisino La Vieille Grille. | Archivo Bonino

Jorge Bonino decía que el teatro tenía que ser un lugar que no se ajustara a ningún código y donde, permanentemente, sucedieran cosas maravillosas, sorprendentes. Y él, al menos, era consecuente con su pensamiento.

Parado arriba de un escenario, con mameluco y zapatillas blancas y con un lenguaje inventado –se mostraba muy interesado en la potencia creativa del sonido como energía pura– Bonino daba un grito primal y empezaba un espectáculo en el que explicaba el origen del mundo.

Nadie estaba exento de ser atrapado por esa red invisible que él extendía como un manto de luz y que, a través de su particular gestualidad, seducía a todos por igual.

Obras como ‘Bonino aclara ciertas dudas’, ‘Asfixiones o enunciados’, ‘Bonino rompe los esquemas’ y ‘Bonino trata de actuar pero no tanto’, son las piezas a las que les puso cuerpo, cabeza y corazón.

Lamentablemente, pocos materiales que den cuenta de su meteórica carrera se conservan de aquellos años.
Nacido en Villa María en 1935, la actriz argentina Marilú Marini lo descubrió en 1966 en la capital cordobesa y lo llevó al Instituto Di Tella, por donde circulaba la vanguardia artística de la época (lo invitaron a hacer un par de funciones y se quedó tres meses). De allí, al mundo: actuó en Madrid, cantó tango en galpones de París, hizo teatro y café concerts en Bruselas, Londres, Berlín, Ibiza.

De todo aquello, sólo quedan un puñado de recuerdos que su hermano menor, Eduardo, conservó durante todos estos años. Y parte de ellos podrán verse hasta septiembre en el Centro Cultural Casa de Pepino. “Esta es una idea de Italo Winter y Martín Murature. Ellos se contactaron con José Bisio (Casa de Pepino) y me convocaron como curador. Hay una parte de ese material que se exhibió en 2002 y otra que es inédita”, empieza relatando Gabriel Orge, el fotógrafo que realizó el montaje de ‘Imagina Bonino’.

El proceso de armado de la muestra incluyó un proceso de restauración de algunas de las imágenes y la selección del material a exhibir. “La muestra tiene distintas partes: hay registros de sus espectáculos, hechos por un fotógrafo alemán y por uno francés, una sesión en estudio donde el célebre fotógrafo de posguerra Walter Dick captura una secuencia de ‘boninadas’ para un porfolio. Hay también una serie muy linda que es de una visita que le hace su madre, Dora, a Jorge en París y ellos salen a pasear junto a un amigo. También hay unas fotos a color con una amiga, otra hecha en un estudio de Madrid, en la que aparece con la actriz Ana María Pelegrín, que era de Córdoba y que estaba viviendo allí en ese momento”, detalla Orge.

Bonino trabajó como escenógrafo en la década de 1960 en Canal 10 y actuó en un programa y la muestra incluye también fotografías tomadas de su paso por el canal universitario.

Un afiche de un espectáculo suyo en París y el facsímil de una página de Cultura de La Voz del Interior con artículos de Antonio Oviedo y Antonio Marimón –escritos en la década de 1990 y que hablan del artista– también son parte de la muestra. “Es una página del diario que conservaba su hermano menor Eduardo, que hoy tiene 84 años. Él guardó durante todo estos años esos materiales y juntaba recortes de diarios, afiches. En 2002 los prestó a la Fundación Bonino (N. del E.: ubicada en Alto Alberdi, la fundación trabaja con niños, adolescentes y adultos con autismo y psicosis), después los recuperó y los conservó hasta que en 2008 los cedió a Italo Winter, hijo de una paciente que tenía Eduardo, que es neurólogo y con quien entabló una gran amistad, pese a la diferencia de edad”, cuenta Orge.

Además de las casi 60 fotografías, hay una serie de audios –“Uno inédito, donde se lo escucha a Jorge en el año 82 conversar con un psiquiatra”– y una sala más íntima donde están las fotos de la visita de su madre y el paseo con su amigo en París. “También estamos exhibiendo algunos registros audiovisuales. Él filmó varias publicidades; nosotros tenemos una de colchones Pirelli, de 1970, un cortometraje experimental que dirigió Marta Minujín en el que participó y una escena de la película ‘Piedra Libre’, de Leopoldo Torre Nilsson, donde hace el papel de un cura”.

La muestra ‘Imagina Bonino’ podrá verse hasta septiembre y sus organizadores tienen la intención de hacerla circular por el interior de Córdoba y otras provincias.


Bonino, siempre Bonino

Afiche Bonino París

AFICHE. Entre 1969 y 1973 Jorge Bonino mostró sus espectáculos en Francia, Alemania, Bélgica, Suiza y Holanda.

“A mí me causó siempre curiosidad esto de pensar en cómo alguien sigue generando pensamiento y creación después de tantos años de su muerte. Lo que más me fascina y me conmueve es que se conoce su obra a partir de relatos y testimonios porque se han producido ensayos académicos, obras de teatro, películas, literatura”, dice Orge.

–¿A qué creés que se debe que siga generando todo eso?
–Él era un gran experimentador. Lo que hacía con el lenguaje es una prueba de ello. Ese lenguaje que había “inventado”, era uno en una presentación y a la siguiente cambiaba, y así sucesivamente. Es decir, las palabras siempre eran nuevas pero transmitía lo que quería transmitir, la gente entendía algo, no solo con la palabra sino también con la gestualidad. Y esa porción de gestualidad que él tenía, puede verse en la muestra. La muestra se llama ‘Imagina Bonino’ porque en realidad los registros que mostramos nos permiten imaginarnos su obra, porque no hay registro audiovisual de ella.
Acá se van a poder ver registros fotográficos de sus espectáculos, pero es solo una porción de lo que él hacía. Él era un artista puro, no sé si especulaba, no sé si se preocupó, como se han preocupado otros artistas, porque queden registros de su obra.
 

Gabriel Orge

GABRIEL ORGE. “Estos registros conservan apenas fugaces destellos de su gestualidad y contribuyen a seguir imaginando a Bonino a través del rompecabezas inacabado de su obra”.