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SUBA DE PRECIOS

Inflación de alimentos no cede y afecta la dieta de miles de familias

La canasta alimentaria sube en Córdoba casi un 60% interanual, superando la inflación general y dejando muy rezagados los ingresos. Cambia el consumo, avanza el recorte de ingesta y movimientos sociales advierten que en comedores la situación es límite.

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CADA VEZ MENOS. El incremento en el precio de la carne fue de 6,5% en junio, en Córdoba y se complica su acceso. | Cedoc

La artillería liviana y pesada que el gobierno nacional emplea para contener la suba de precios en general y de alimentos en particular, por ahora, no está logrando los efectos deseados. Según la Dirección General de Estadística y Censos de la Provincia, en mayo, en Córdoba el Índice de Precios al Consumidor registró un incremento en su nivel general de 3,76% respecto al mes anterior y tiene un aumento interanual del 47%.

Pero hay algunos ítems que superan esa suba interanual y siguen escalando mes a mes. Una de las variables más sensibles que muestran subas por encima del valor general es la categoría “Alimentos y bebidas” que a mayo tenía una suba interanual del 55%. En sintonía con los datos de ese ente oficial, el Departamento Estadístico del Centro de Almaceneros relevó, para mayo, una suba del 3,94% en la canasta básica alimentaria y una suba interanual del 52%.

El dato más actualizado lo publicó recientemente el Instituto de Estadísticas del Defensor del Pueblo de Córdoba. Para el Inedep, en junio el relevamiento de los precios de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) arrojó un aumento del 3,54% con respecto a mayo. Y al sumar los incrementos de la CBA acumulados desde junio de 2020 la suba es del 58,21% interanual.

Según el trabajo del Inedep el mes pasado una familia de cuatro personas necesitó $26.386,92 para adquirir el conjunto de alimentos esenciales para mantenerse por encima de la línea de indigencia. Y $62.009,27 para superar la línea de la pobreza.

“Esto quiere decir que para una familia compuesta por dos adultos y dos menores en edad escolar el conjunto de alimentos relevados aumentó $901,67 con respecto a mayo 2021 y $9.709,03 con respecto a junio de 2020. En relación a la Canasta Básica Total (CBT), que contempla otros gastos necesarios, en el último mes se incrementó en $1.864,08 y con respecto a un año, en $21.815,54”, destaca el Inedep.

Qué se encarece. Siguiendo el informe del Inedep, en junio las categorías de alimentos que más se encarecieron fueron las carnes y las harinas. Ese relevamiento oficial detalla que el rubro Carnes tuvo una variación de 6,51%. Los aumentos más relevantes se dieron en la carnaza (12,29%), la paleta (8,52%), el asado (7,89%), la carne molida (6,92%) y el pollo (5,06%). En tanto, harinas y Legumbres registró una variación mensual de 6,32%. Los aumentos más significativos se detectaron en la polenta (16,27%), el pan francés (7,49%), galletas dulces (6,84%), harina (5,44%) y fideos secos (5,15%).

Los alimentos agrupados dentro de “Otros” tuvieron una variación de 3,18%. Entre estos, se notó el aumento en los precios de alimentos de consumo masivo y cotidiano como el té (5,43%), la sal (3,88%), el café (2,30%) y la yerba (2,22%).

Huevos y Lácteos presentó una suba del 0,17%. Esto se debe al aumento en el precio de los huevos (1,73%) y la leche entera (0,73%). En tanto que los quesos contemplados dentro de este grupo mostraron pequeñas bajas en los precios promedio, que van del -0,42% (queso crema) al -3,38% (queso de rallar). Frutas y Verduras tuvo una variación mensual del -4,72%, dada porque bajaron los precios de productos tales como la naranja (-18,61%), zapallo (-15,19%), mandarina (-12,85%), cebolla (-8,95%), batata (-8,38%) y zanahoria (-8,02%), entre otros.

Una de cada tres familias no llega. ¿Qué implica esta suba permanente en el precio de alimentos de primera necesidad? Que una enorme porción de las familias de Córdoba no llega a comprar los productos de la Canasta Básica Alimentaria. Ese valor, hacia mayo, fue del 35,4% según los datos del Centro de Almaceneros. Es decir, una de cada tres familias no pudo proveerse de los alimentos básicos. La entidad comercial también indagó sobre la forma a la que acceden a los alimentos las familias que sí pudieron comprar. Y en ese sentido un 39,88% señaló que con “Recursos propios”, en tanto que un 60,12% reconoció que tuvo que recurrir a la ayuda estatal, en sus múltiples variables: recursos de la Asignación por Hijo, Tarjeta Alimentar (Nación), Tarjeta Social (Provincia) y otros.

La conclusión: cada vez más familias tienen problemas para acceder a los productos de la canasta alimentaria y más de la mitad de los que sí acceden tienen una vital dependencia de los fondos estatales.

“La suba en los precios es algo que nos preocupa de sobremanera, por un lado, tenemos los fríos números, vemos la caída de ventas, los aumentos y demás. Pero, por otro lado, cuando hablamos de caída de alimentos hablamos de gente que deja de consumir carnes, lácteos, fiambres. Son ingresos fuertes para los almaceneros que no están y estamos hablando de un fuerte recorte en los nutrientes que no ingresan a las familias. Eso es el mayor dolor porque verdaderamente sabemos que hay familias que atraviesan una durísima situación. Cuando vemos que mes a mes hay un incremento de lácteos, de quesos, si vemos que suben 6%, 8%, cuando ya era caro comprar un queso, eso repercute en familias donde esos productos no ingresan”, apunta Vanesa Ruiz, directora del Centro de Almaceneros.

Del informe de mayo se desprende que el 58% de los clientes encuestados destina más del 50% de sus ingresos para comprar alimentos. Y dentro de ese universo hay un 7,3% de familias que destinan más del 70%. Son las familias más vulnerables, porque casi todo lo que les ingresa se emplea para la comida.

“Nosotros lo hablamos con nutricionistas y el impacto nutricional en el futuro va a ser muy grande. Hay familias que están recortando ingresos de alimentos en hogares. Eso se va a reflejar. Antes esto no pasaba así. Antes el reemplazo de, por poner un número, 10 kilos de carne vacuna se reemplazaban por el ingreso de cerdo o pollo y llegabas a ese valor. Ahora ni siquiera sumando las otras variables que se consumen se compensa. Ni pensemos en lo que sucede en lácteos que son irremplazables y que se terminan sustituyendo por té o mate cocido. Esos son nutrientes que se pierden”, marcan desde el Centro de Almaceneros.

Sube y baja de nutrientes. Para tomar dimensión de lo que implica la caída de ingresos en el perfil de la dieta de los cordobeses, desde el Centro de Almaceneros repasan los datos de demanda de productos que se ven en el relevamiento realizado en 1800 almacenes y autoservicios, 185 Supermercados y 15 bocas de hipermercados en 21 localidades de la provincia.

Creció fuerte el consumo interanual de: menudos de pollo (48%), infusiones (42%), papas (36%), menudos de vaca (34%), azúcar (33,5%).

Cayó fuerte el consumo interanual de: pescado fresco (46%), quesos (39%), dulces y mermeladas (38%), carnes vacunas (37%) y frutas (35%). 

Recorte de ingesta. Lo que verifican todos estos datos y el progresivo deterioro del poder adquisitivo de miles de familias se traduce en una secuencia cada vez más cruda. “Primero empezamos con la sustitución de productos de primera marca por otros de segundas y terceras marcas. Después se pasó a otros alimentos sustitutos, la carne por el pollo o el cerdo. Y ahora estamos en un momento muy difícil, que es el recorte de ingesta. Se prioriza el almuerzo y para la cena es un té o un mate cocido. Ya se llegó a eso, al recorte de ingesta de alimentos y eso enciende todas las alarmas. O debería encender todas las alarmas.

Situación límite. Desde los movimientos sociales, referentes como Silvia Quevedo, de Barrios de Pie hace tiempo que vienen advirtiendo que la situación en el interior y en barrios periféricos de las grandes ciudades es muy crítica. Y exponen, por caso, que hubo un incremento exponencial en la cantidad de espacios de asistencia crítica como los comedores comunitarios. Desde esas entidades creen que ya hay entre 600 y 700 comedores comunitarios en toda la provincia.

En esos lugares y en estas condiciones, la generación de propuestas de una economía popular se convirtió en una estrategia vital para generar empleo para miles de personas, aunque muchas veces no alcanza, ni resuelve situaciones crónicas de exclusión social. Todo eso se potenció, como era de esperar, con la incursión de la crisis social y económica desatada desde la aparición del Covid-19.

“Lo que ha visibilizado la pandemia son las situaciones de exclusión. Como nunca antes, pero hace tiempo que venimos arrastrando un proceso de pobreza muy crudo, muy grande y con cada vez deja a más familias expuestas y con grandes dificultades para acceder a los alimentos. Estamos en una situación límite, lo que se vive en los barrios populares es muy difícil. Los proyectos de economía popular con huertas auto gestionadas, talleres de oficios, han logra dado sostener la mano, pero no alcanza. Hoy estamos en una situación donde en el mejor de los casos los chicos pueden comer un guiso con alitas de pollo a la mañana y a la noche nada. Y a la vez vemos que mucha gente se ha llenado los bolsillos, hay una fuerte concentración de recursos. No a todos les ha ido mal en esta crisis. A los pobres nos pega y nos sigue pegando, pero hay grupos concentrados que hicieron sus grandes negocios”, marca Quevedo.

Hacia la realidad que se vive adentro de los comedores comunitarios reflexiona: “lo que vemos en los comedores es que cada vez es más difícil comprar alimentos nutritivos. Si hace un tiempo comprábamos una bolsa de harina ahora compramos media. Lo mismo pasa adentro de las familias que estiran, estiran y después se van recortando en esos gastos. Entonces creo que tenemos que repensar esta matriz productiva porque si no lo que quedan son jóvenes y chicos que van quedar excluidos, con mucho resentimiento y sin posibilidades de pensarse un futuro digno”, denuncia la referente social.

“Tengo esperanza de que esto se revierta. Estamos en un momento muy crítico, es un alivio que la vacunación avance y mucha gente piensa que puede haber un rebote en la economía, pero esta situación tiene que ser la oportunidad de discutir todos los esquemas y matrices productivas y de distribución porque el rebote tiene que ser integrando a los sectores que históricamente han quedado marginados, no puede pensarse un país sin esa integración”, reclama.

Programas que no llegan
Tanto desde los movimientos sociales como desde los espacios comerciales se remarcó que los programas de contención de precios no están teniendo la incidencia esperada, principalmente hacia el interior de las barriadas más populares.

“Ahora están actuando tres programas, Precios Cuidados, Precios Cuidados para carne y Súper Cerca que en Córdoba no está llegando. Esos programas no llegan a los almacenes, a los barrios. Lamentablemente no tienen capilaridad. Con la carne no hubo ningún progreso. No es descabellado pensar que podría llegar a todas las bocas, se podría hacer. De todas formas, aun llegando, es claro que no alcanza para paliar el incremento de precios”, dice Vanesa Ruiz.