-¿Cómo analiza el nivel de enfrentamiento en el gobierno Nacional?
-Están gobernando con un nivel de irresponsabilidad pocas veces visto en la historia. Los problemas de Alberto con Cristina, La Cámpora y el kirchnerismo duro yo no los vi nunca. Los memoriosos dicen que fue parecido a la época de Isabel Perón, donde la pelea entre la derecha y la izquierda del peronismo tenía otra expresión, es cierto, pero se ponían trabas unos con otros. Ahora, el nivel de boicot que tiene el gobierno desde adentro no lo vi nunca. No quiero hacer comparaciones que puedan ser molestas por el contexto histórico, pero esto se dirimía con bombas y balazos en las calles. Desde la vuelta de la democracia esto no tiene precedentes.
-¿Cómo lo ve a Alberto Fernández?
-Alberto no tiene ninguna condición… La fórmula de conducción de CFK y de La Cámpora al peronismo le resulta difícil de digerir. La Cámpora es como una estructura paramilitar como Monteneros en la década del 70, en el sentido de que no se discute: hay una orden y se ejecuta: las toman tres o cuatro personas comandadas por CFK y los gobernadores se resisten a ese mecanismo. No hay una construcción de un espacio que encabece el Presidente, no existe eso.
-¿Y cómo vislumbra que pueden llegar al 2023?
-Van a llegar porque el peronismo nunca está viendo la terraza de Balcarce 50: nunca vas a ver que un peronista se vaya en helicóptero. Mientras haya poder, los tipos van a estar.
-¿Lo ve a Schiaretti jugando en serio a nivel nacional o para apuntalar al candidato del PJ para no perder Córdoba?
-Schiaretti siempre juega en serio, es un buen administrador y se lo vamos a reconocer. Nadie hace política para garantizarle o para cuidarle el sillón a otro.
-Pero a Schiaretti no le gustaría retirarse como gobernador con una derrota…
-Yo no sé si eso lo impacta. Es tan fuerte su impronta en Córdoba, con tres mandatos, que no lo sé. Hay que preguntarle, con las convicciones políticas que siempre tuvo, si un gobierno puede estar más de 25 años en el poder, es una locura. Yo lo escuché a él hablando de ciclos y hay un ciclo agotado en el peronismo de Córdoba, que fue muy virtuosos con De la Sota y el propio Schiaretti, pero por momentos también ruinoso. Nuestra campaña se va a centrar en que se puede mejorar todo: la calidad de la justicia, la salud, la educación, más y mejor seguridad, algo diferente a los que nos ofrecieron en los últimos 24 años. No se puede condenar a un pueblo a perder la expectativa y Schiaretti lo sabe.
-En un medio de Buenos Aires se dijo que ‘el terror’ de Schiaretti es colocarle la banda a usted.
-No, debería ser un momento de tranquilidad. Hace 25 años que me vengo preparando para esto y él sabe que lo que está bien lo vamos a honrar inclusive más que cualquier dirigente peronista.
-¿Esta es su oportunidad histórica para gobernar Córdoba?
-Es la oportunidad de la oposición…
-No, le pregunto por su oportunidad.
-Es mi última oportunidad y la voy a pelear…
-¿Por qué la última?
-Voy a tener 60 años el año que viene, pero soy de los que creen que hay una edad para cada etapa, es una cuestión de energía y hay una determinada sabiduría que se tiene en la vida. Estoy convencido que es mi última chance y así la estoy encarando. Estoy recorriendo la Provincia, no paré y no voy a parar. Y hablo en plural porque es la oportunidad histórica para la oposición. Hay que animarse a tener un plan.
-¿Ya lo tiene ese plan?
-Lo estamos trabajando, pero hay que cambiar la matriz educativa, de salud. Cuando estás mucho tiempo en el poder te volves conservador. No queres hacer nada nuevo. Eso está pasando. Hay una asfixia que se huele.
-¿Se ve como Schiaretti en la Mediterránea? Hablando mano a mano con los empresarios de la situación financiera de la Provincia, por ejemplo.
-Me veo al lado de un empresario que va a ser mi ministro de Producción. Mi ministro de Agricultira no va a ser un dirigente partidario; vamos a armar un equipo de especialistas. No quiero un ministro de Educación para que me controle el gremio, sino para discutir una nueva mirada de la educación en Córdoba. En la Bolsa de Comercio y la Mediterránea hay gente que pone mucha plata para pensar la Provincia. Voten a quien quieran les dije, pero les voy a pedir que se comprometan en serio hacia dónde tiene que ir Córdoba. Va a ser un cambio de paradigma. Van a tener que asumir un compromiso distinto porque después de 25 años a Córdoba va a haber que repensarla, con responsabilidad y prudencia. Es más: me veo el 10 de diciembre pidiéndole a Schiaretti que nos preste por algún tiempo algunos funcionarios…
-¿En serio haría eso?
-Sí, porque no venimos a pegar ningún volantazo.
-Es decir que haya cierta continuidad.
-No tengas dudas: me extrañó mucho la expresión del presidente de la UIC (Marcelo Uribarren) cuando dijo “le tenemos miedo a la transición”. La lectura que hice fue: si le tienen miedo a la transición es porque no la ven dentro del PJ, y segundo, tenemos que darles certidumbre.
-¿Qué opina de la irrupción de Milei?
-En Córdoba no le tenemos que cerrar la puerta a nadie. El otro día nos reunimos con jóvenes del sector de la construcción con filosofía liberal y son brillantes. Acá hay dirigentes que lo pueden estar acompañando a Milei a nivel nacional pero en términos locales tienen una voluntad increíble de que Córdoba cambie. No quiero hacer nombres propios, pero hay gente que me encantaría tener en mi equipo.
-No lo asusta Milei.
-No, al contrario, es un gran desafío. Tengo una gran relación con él.
-¿Milei no lo considera casta?
-No me preocupa cómo ve él sino como me veo yo. Yo tuve problemas con ustedes por plantear las cosas que hoy plantea Milei: toda mi vida enfrenté a la corrupción y me han bautizado como el anti sistema en Córdoba y hace 34 años que milito: bien o mal pero lo hago. Acá la grieta es moral, no ideológica. A mí no me quieren en algunos ámbitos de la política. No soy casta de ninguna manera.