En la vida de Laura Avilés las cosas siempre fueron dándose como por arte de magia. Cursaba el último año de facultad en la Universidad Nacional de Córdoba cuando un hermano que no podía viajar le regaló un pasaje a Madrid, que ella aceptó para subirse a un avión el día que el ticket caducaba.
Sin planes a su llegada, una cosa la fue llevando a otra y así pasó de obtener una beca para Radio Exterior de España a trabajar en una granja escuela con la hija de un mago. Esa fue su primera aproximación al mundo de la magia: el mago era, ni más ni menos, que Juan Tamariz, un reconocido ilusionista español que la entusiasmó con la primera idea editorial.
Pasaron 28 años y la editorial fue galardonada con el premio Media Awards que otorga la Academia de Artes Mágicas (The Magic Castle) por la trayectoria de Páginas Libros de Magia, dedicada a promover y difundir la historia de la magia en todo el mundo. “Sus contribuciones a la magia son asombrosas y estamos encantados de tener la oportunidad de mostrar nuestro gran agradecimiento y celebrarlo”, dijeron al otorgarle este galardón, considerado el ‘Oscar’ de las artes mágicas.
Desde Madrid, Avilés dialogó con PERFIL CÓRDOBA sobre sus primeros pasos en el mundo de la magia, la realidad de la editorial en la actualidad y su emprendimiento Paréntesis de olvido, una tienda que mixtura té y magia en el multicultural barrio madrileño, Lavapiés.
— ¿Cómo empezó este emprendimiento editorial?
— Es un emprendimiento curioso, pero ya llevamos 28 años; es casi una hazaña cultural porque es una editorial exclusivamente de libros de ilusionismo y artes afines. Todo se fue dando como de casualidad. Estaba en el último curso y un hermano me regaló un billete a Madrid que no podía usar y que caducaba el día que yo viajé. No tenía ningún proyecto y me fui enganchando en distintos planes: me becaron para Radio Exterior de España en dos oportunidades, eran tutorías cortitas pero estuve en contacto con periodistas de toda Latinoamérica. Cuando terminé estas becas decidí perder el billete de regreso y quedarme un tiempito más. Trabajé en una granja escuela con la hija de Juan Tamariz, un mago famosísimo de aquí, y así fue como me metí en el mundo de la magia.
—¿Cómo fue ese comienzo?
—Yo viajé en el ‘87. Y en enero de 1992 edité mi primer libro de manera independiente, con Páginas Libros de Magia, que es el nombre de mi editorial. Así empieza la aventura. Hoy somos la única editorial exclusiva prácticamente de libros de ilusionismo; hay otros emprendimientos pero son mixtos.
—¿Cómo está compuesto el catálogo de la editorial?
—Con unos 200 títulos. Tenemos de todo. Empezamos con libros para profesionales porque hacíamos traducciones de obras de afuera que acá no llegaban; nos dedicamos un poco a los clásicos de la magia, pero cuando se fue abriendo el mercado empezamos a editar otros títulos para niveles intermedios. Y luego llegamos al aficionado, de cualquier edad, que no sabe nada y que quiere empezar.
—¿Cuál es el perfil del público?
—Hay aficionados de lo más variopinto: médicos, curas, abuelos, niños y maestros. Por eso el desafío es tener un catálogo variado, porque dentro de la magia hay muchas especialidades. Hay gente que le gusta la magia con cartas, a otros la magia del escenario. Y nosotros vamos intentando cubrirlas para que a nivel formación haya material de calidad con el que estudiar.
—Y también traducen...
—Sí. Empezamos a traducir libros de magos españoles y también argentinos al inglés, japonés, chino. Hemos editado libros de René Lavand, que fue un mago argentino de muchísimo prestigio. También hemos hecho traducciones de magos venezolanos y chilenos.
—¿Y la distribución?
—Tenemos un distribuidor en EE UU para el mundo específico de la magia y otro para el mercado general. La nuestra no es una literatura masiva, no son best sellers. Tampoco tenemos una producción salvaje. Editamos cuatro o cinco libros por año, dependiendo del año y es todo muy artesanal. Somos dos personas y un equipo de colaboradores, todos magos: hay magos traductores, revisores, prologuistas, pero no es una estructura grande porque ellos viven de la magia. Hicimos alguna prueba de que el traductor no fuera mago y no funcionó.
—Y además de la editorial has abierto una tienda de té.
—Sí. Hace cuatro años empecé otro emprendimiento para fusionar el mundo de la magia con el mundo del té. Somos hijos de Mil Grullas y una taza de té (NdelE: un tea shop que nació en Córdoba a fines de 2009 de la mano de Duilio Di Bella). La tienda está en Lavapiés, que es un barrio con una impronta muy similar a Güemes, muy multicultural. La tienda se llama ‘Paréntesis de olvido’, un concepto mágico.
—¿Cómo es eso?
—Un mago que pasa por aquí y ve ese nombre sabe perfectamente lo que hay dentro. Tenemos nombres mágicos para el té: todas las infusiones son clásicos de la magia, desde juegos hasta nombres de magos. Yo vivo en Lavapiés y quería meter la magia en el barrio. Porque la editorial está en una planta alta; los magos sabían de nuestra existencia pero la gente no. Entonces se me ocurrió bajar a la calle con esta tienda donde preparamos brebajes mágicos que crean una atmósfera mágica que invita a jugar. Cuando la gente entra se encuentra con libros, actuaciones, talleres. Bueno, todo esto antes de la pandemia, claro.
—O sea que la tienda les dio mayor visibilidad.
—Sí, y creo que fue lo que permitió que la Academia de Artes Mágicas nos descubriera.
—Y que les diera un premio.
—Así es. Este premio es algo así como los Oscar en el cine, la meca para los magos. La Academia de Artes Mágicas es la institución más importante dentro del mundo de la magia. Tiene un castillo mágico en Los Ángeles y es el club donde todos los magos quieren actuar; es muy selecto y privado y este premio me otorga la posibilidad de ser miembro. Más allá de la alegría por el reconocimiento, ser miembro de la Academia tiene muchísimo prestigio y acceso a una biblioteca fantástica y a sus publicaciones. La magia tiene muchísimos seguidores allá y tiendas fantásticas. Sin embargo, la magia española tiene un nivel increíble y ellos lo respetan muchísimo. Aunque es curioso que hayan mirado para este lado y me hayan premiado, sobre todo estando escondida detrás de una tienda de té. Pero dentro del mundillo de la magia la editorial es conocida y muchos magos prestigiosos han estudiado con nuestros libros.
—¿Cada cuánto se otorga?
—Todos los años, pero es la primera vez que miran fuera de EE UU. Es importante decir que nunca le habían dado un Media Award a alguien fuera de ese país. Y mucho menos a una mujer latina.-
Lo que el fenómeno Harry Potter nos dejó
“Creo que lo que aportó fue la afición a la lectura de los chicos y a partir de ese acercamiento al libro abrió una puerta para que algunos puedan interesarse por el aprendizaje dentro del ilusionismo”, dice Laura Avilés en relación al fenómeno en ventas del libro de J.K. Rowling.
En efecto, señala que el aporte más importante fue el amor al libro como objeto, ya que aprender a través de la lectura es una experiencia transformadora: “Cuando le das un libro con la explicación de un juego a cinco personas, les pides que lo lean y luego preparen y muestren lo que han visto, tú ves cinco juegos diferentes porque cada persona tuvo que interpretar, poner su propia personalidad, su experiencia anterior. En cambio cuando el aprendizaje se hace a través de un video o la TV, las personas repiten el mismo juego, incluso con la misma charla y las mismas pausas. El hecho de aprender a través de la lectura te transforma. Es una operación que en sí misma que te obliga a ser creativo, a decidir y a razonar. Y ese proceso, en el mundo de la magia, es muy importante porque tienes la posibilidad de diferenciarte del otro”, explica.