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La grieta inicial: aprender a custodiar la patria de la familia neoliberal

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La elección de esta foto tiene un sentido histórico preciso y funciona como aleccionadora y a modo de advertencia. | Cedoc Perfil

Durante la dictadura militar de 1976 en la escuela media o secundaria argentina nos enseñaban a “ser ciudadanos” con los manuales de formación ética ciudadana2

Allí aprendimos a construir discursos de odio y lo que la grieta significa en el trabajo arduo de socializarnos como adolescentes en el reconocimiento del “otro”, del distinto, del compañero de aula.  Estabas en la escuela y un día tu compañero de banco ya no seguía allí, en murmullo aparecía el “algo habrá hecho”, intuìamos que, de alguna manera era ese que en los manuales se designaba como el “subversivo”,  que en este caso podía ser  aquel  joven que, como decía el manual:  ,”…. impulsado por sus espontáneas ansias de superar algunos males que nos aquejan, puede ser conducido, sin que lo advierta, por caminos que llevan a vulnerar nuestra idiosincrasia y a proponer soluciones ficticias a esos males que, por lo demás, son comunes a toda sociedad humana (pobreza, indigencia, etc)”.3]

Los manuales montaban un discurso que naturalizaba la pobreza y la injusticia, exaltaba las jerarquías y la dominación. La resignación y la docilidad ante esto, eran valores presentados como símbolos de las mejores personas, biologizando el orden social, porque el subversivo que entre otras cosa era designado como comunista  emergía de la desviación de una naturaleza moral.

Por ello se nos interpelaba a que lucháramos contra estos “enfermos”; “El que ante una enfermedad o una plaga no piensa en nada o se cruza de brazos, está permitiendo que se extiendan los efectos del mal, por eso ofrecemos al alumno algunas formas para luchar contra el comunismo”.[4]

En todos estos manuales  se le dedicaba algún capítulo relevante a la familia, en tanto fundadora y guardiana del orden moral social guiado por Dios y basado en los valores de libertad, patria, y propiedad privada.

Estos textos fueron parte de un modelo pedagógico didáctico represivo integral que construía al ciudadano como un policía  cotidiano activo que custodiaba la formación del “buen orden social”. Se basaban en la ideología militar-integrista de larga trayectoria en América Latina desde los años 30, de corte nacionalista  catòlico basado en la defensa,  de un supuesto “ser nacional argentino”. Y neoliberal en lo económico porque la pregnancia social del neoliberalismo depende del conservadurismo moral y familiar y su eje en la propiedad privada. Como muestra Melinda  Cooper el neoliberalismo fue liberal solo en la teoría.En el caso argentino, la instauración de un neoliberalismo económico se conjugó con el terrorismo anudando violencia física y violencia económica.

En uno de los manuales se  afirma que “se llama subversión a toda acción clandestina o abierta, insidiosa o violenta, que busca la alteración o destrucción de los principios morales y la forma de vida de un pueblo, con la finalidad de preparar con ello la toma del poder, o con la de imponer desde el poder una nueva forma de vida basada en una escala de valores distintas” y Kechichián[5]ilustra estas acciones con  una foto, de la intervención policial  en ocasión de sucesos liderados por la FAR en 1970.[6] La elección de esta foto tiene un sentido histórico preciso y funciona como  aleccionadora y a modo de advertencia, ya que a partir de este hecho comienzan con fuerza las acciones represivas provenientes de la doctrina de la seguridad nacional, que con carácter continental se difunden en la región para el adiestramiento de militares en el poder.

Frente a estas amenazas nos proponían:  “Si reflexionamos sobre estas ideas comprenderemos la grandeza espiritual de quienes-en el hogar, en el trabajo, en el campo político-deponen sus odios, renuncian quizás a reclamaciones justas, buscando el bien superior de la paz y la concordia” El sembrador de esta virtud….el “Pobrecito de Asís” [7]

Así pretendìan  lograr el  disciplinamiento social y  la defensa de valores morales- naturales- militares, y neoliberales impulsando conductas reproductoras del odio que guardaran  silencio ante pobrezas e injusticias, pero usando la espada moral para aniquilar al distinto, al considerado“anormal”. Este era el “buen ciudadano” que nos enseñaban a custodiar.

 

* La autora es docente e Investigadora de la UNC. Usuaria de esos manuales en la escuela del interior de Còrdoba.

[2]Los manuales de Blas Barisani, Angela Luchenio y Roberto Kechichián  fueron algunos de los más utilizados en las escuelas públicas de enseñanza media. Los tres pertenecen a la etapa de la pedagogía procesista más dura de la dictadura, pues en 1978 se delinea con mayor claridad el mensaje a los alumnos y se cierra el circuito  de formacióndel ciudadano argentino

[3] Luchenio, ed. 1978

[4] Kechichián ed. (1981): 292

[5] (1981); 187

[6] Esta foto pertenece a lo que se conoce como la presentación de las “Fuerzas Armadas Revolucionarias” (FAR), quienes en la localidad de Garín, Pcia. de Buenos Aires en 1970, realizan un gran despliegue y copan la sucursal del banco de Buenos Aires, sin robarla. Este acontecimiento, junto con otros, le dieron visibilidad a  estas  organizaciones armadas. El hecho ocurre durante la presidencia de facto de Levingston generando el recordado discurso del entonces Presidente cuando inaugura la “lucha hasta el fin contra el comunismo y las organizaciones terroristas”, porque “había comenzado el avance de las organizaciones terroristas en el continente como parte de una estrategia internacional”.

[7]Kechichián; ed. (1981): 53