Funcionarios nacionales y referentes privados vinculados con los mercados energéticos no disimulan la euforia que les despierta la explotación del yacimiento de Vaca Muerta en el sur del país. La semana pasada la corporación Exxon Mobil confirmó el desembolso de US$ 2.000 millones para continuar la explotación en la reserva de petróleo y gas no convencional en Neuquén. Según las estimaciones que dan desde la Secretaría de Energía de la Nación, Vaca Muerta captaría inversiones por US$10.000 millones este año. Y aunque la foto es positiva la película de las inversiones extranjeras directas sigue a un ritmo lento y viene mirando desde atrás a las que captan países vecinos año a año y en términos del total de sus Productos Brutos Internos.
Leve repunte. La consultora DNI, que dirige Marcelo Elizondo, se propuso analizar la evolución de la Inversión Extranjera Directa (IED) en la región y en Argentina. Según ese centro de estudios, en Latinoamérica la IED ingresada en 2018 alcanzó a US$146.700 millones lo que supone una caída de 5,6% en relación con 2017. En Brasil, los ingresos según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) estuvieron en US$61.600 millones, lo que siguió posicionando a ese país como el principal receptor en la región latinoamericana. En México, con una muy leve baja, la IED ingresada llegó a US$32.000 millones. La buena noticia para nuestro país es que, en un contexto de caídas de la inversión en la región, Argentina es uno de los países que logra números positivos. Aquí, en 2018 la inversión extranjera directa creció 5,6%. En cambio, los países que registraron caídas son Brasil (-9,4%), Colombia (-20,4%) y también cayó (fuertemente) en Bolivia. En México el resultado es casi igual al año anterior (caída apenas -1.5%). Mientras, han crecido los ingresos en Chile (4,4%) y Ecuador (50%). La IED en Ecuador mostró el más alto crecimiento (explicado por inversiones mineras) más que duplicándose en relación con 2017 (US$1.400 millones).
“Argentina vio incrementarse la recepción de IED, lo que supone una tendencia a la recuperación de la pérdida de participación ocurrida en los anteriores años como efecto de los desequilibrios, desarreglos e irregularidades en el contacto económico y legal. Ha vuelto a ser el segundo principal receptor de IED en Sudamérica y el tercero en Latinoamérica, con una cifra (según Indec) de US$12.162 millones recibidos (alza de 5,5%, lo que supone una buena noticia dado que -como se expresó- esto ocurrió en un marco de caída de casi 6% de ingresos de inversión externa en Latinoamérica toda)”, dice el informe.
En esa línea, se explica que estos ingresos estuvieron motorizados por los de IED en Vaca Muerta que explican un tercio del total recibido. En tanto, dos tercios de la IED en Argentina se explicó por reinversión de utilidades. Estos flujos anuales de IED representaron alrededor de 8% del total regional (porcentaje similar al que explica el PBI argentino en relación con el regional).
Infrarecepción. ¿Qué implica el número positivo que dejó la IED en el país el año pasado? Analizando ‘la película’, desde la consultora de Elizondo explican: “Las cifras son importantes porque Argentina logra crecer mientras los demás relevantes no lo hacen y llega a generar una participación en el flujo de IED equivalente a su participación en el producto bruto regional. No parece, sin embargo, un resultado extraordinario sino un regreso a participaciones proporcionadas a su dimensión, luego de infraparticipaciones anteriores”. Se trata de una recuperación de posiciones en el flujo, aunque se mantiene debajo de sus vecinos equiparables en el stock acumulado (por malos resultados en varios años anteriores). La infrarecepción de inversión extranjera de los últimos años es tan grave que los buenos números que comienzan a verse aún no alcanzan para compensar la deficiencia de stock acumulado de inversión y el país sigue por debajo de Brasil, México, Chile, Colombia y hasta Perú.
Vecinos ricos. Es justamente en el atraso en la captación de la inversión directa extranjera que el país aún tiene en comparación con los vecinos, donde puso el foco un trabajo del Instituto de Desarrollo Social Argentino (Idesa). El organismo analizó el estado del ‘matrimonio’ entre la inversión extranjera directa y el Producto Bruto Interno (PBI) medido en dólares. Apoyado en estadísticas de la Cepal, en Idesa señalan que el país tendrá un PBI per cápita de US$9 mil dólares, pero lo más concreto es que su volumen de inversión extranjera directa en el país alcanza al 14% del PBI. Para contrastarlo en términos regionales destaca que en Chile el PBI per cápita es de US$15 mil y su acervo de inversión extranjera directa alcanza al 92% del PBI. En la pequeña economía uruguaya, en tanto, hay un PBI per cápita de US$17 mil y su porcentaje de inversión extranjera directa alcanza al 79% del PBI.
Según Idesa, son varios los motivos que explican la relación entre ingreso per cápita e IED: “En general, la inversión extranjera tiende a incorporar mejores tecnologías y prácticas productivas que la local. Pero lo más importante es que refleja cuan atractivo y amigable es el país para el desenvolvimiento de la actividad productiva, tanto nacional como extranjera. Que la Argentina tenga cinco veces menos inversión extranjera directa que Chile y Uruguay es la consecuencia de menor respeto por las reglas del capitalismo. En otras palabras, peor calidad de las instituciones trae como consecuencia menor progreso social”.
Cómo captarla. Finalmente, en Idesa proponen una serie de medidas para captar la inversión extranjera directa vinculada a la productividad, al margen de los buenos números que muestra la inversión financiera especulativa. Para el instituto que tiene al economista Jorge Colina como uno de sus referentes, mientras en la inversión financiera prevalece el carácter especulativo buscando diferenciales de tasas de interés y tipos de cambios, en la inversión extranjera directa hay compromisos de largo plazo que implican aportes de capital, préstamos a empresas y/o reinversión de utilidades que están ligadas directamente a la producción y creación de empleos. “De aquí la importancia de que el despertar de la confianza en la Argentina se sostenga y profundice. Para atraer inversión extranjera directa es imprescindible avanzar en el ordenamiento del Estado. Es decir, que el sector público ofrezca infraestructura y servicios de calidad, regulación pertinente de los mercados y que se encuentre financieramente equilibrado para no generar inflación. Para ello es clave eliminar superposiciones de impuestos y acciones entre los tres niveles de gobierno y recuperar la sustentabilidad y equidad del sistema previsional”, marcan desde Idesa.