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CóRDOBA
MARIA O’DONNELL

“La operación Aramburu tiene una perspectiva crítica que surge desde Córdoba”

La periodista, autora de ‘Aramburu’, reconoce la importancia de la provincia en la historia de Montoneros y remarca la figura de Ignacio Vélez Carreras, quien no reniega de la organización pero sí de su devenir, en oposición a Mario Firmenich.

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O’DONNELL. “En Córdoba surge una crítica muy temprana a la operación Aramburu, que termina siendo una trampa que los aísla”. | CEDOC PERFIL

“El capítulo Córdoba de Montoneros es muy interesante por muchos motivos: por el desarrollo que logró la organización, pero también porque desde allí surgieron las primera críticas a lo que fue la operación Aramburu. Es una crítica muy temprana y bien cordobesa. Eso me interesó mucho al escribir el libro”.

María O’Donnell asegura que la pata cordobesa que se propuso contar en su último libro Aramburu. El crimen político que dividió al país. El origen de Montoneros tiene un sinfín de matices y muchas aristas clave para la organización a lo largo de los años.

En diálogo con PERFIL CORDOBA destacó las diferencias entre Mario Firmenich e Ignacio Vélez Carreras, el cordobés que fue parte de la operación que secuestró a Pedro Eugenio Aramburu y el único de los condenados por el crimen del general que sigue vivo.

—Córdoba tiene un peso importante en la formación de Montoneros y en el libro deja en claro esa participación desde muchos puntos de vista.
—Sí, el peso es muy grande. Para ustedes es bien conocido lo que fue la célula original cordobesa de Montoneros, con mucho más desarrollo territorial que la célula porteña. A mí me interesó, más que la participación de (Ignacio) Vélez Carreras y (Emilio) Maza y, la escisión del grupo, donde termina siendo clave (José) Sabino Navarro mientras estaban en la cárcel. Me llamó la atención que muy temprano hacen una crítica a Montoneros y también plantean que el éxito del “Aramburazo” termina siendo una trampa que los aísla, que los hace apostar solamente por la lucha armada y es muy interesante porque esa crítica, reitero, es muy temprana y es bien cordobesa. De hecho, salen de la cárcel no ya como Montoneros, sino como Los Sabino.

—¿Cómo estructuró el libro?
—Yo hago un recorrido no solo para atrás con el análisis de causas judiciales y de muchos libros, si no que era clave entrevistar a algunos personajes. Así, entrevisté a Firmenich, extensamente a su mujer y también al hijo de Aramburu y a Vélez Carreras, quien fue alguien muy importante para el desarrollo del libro.

—¿Qué podría decir de Ignacio Vélez Carreras?
—Es alguien que reflexiona con una mirada muy crítica. De todos los que participaron del crimen de Aramburu o que en ese momento lo celebraron y que entienden que tuvo para ellos un sentido, relacionado al imperialismo y al robo del cadáver de Eva, algunos también reflexionan sobre lo que pasaba con jóvenes que se habían radicalizado de la mano de un sector de la Iglesia, particularmente de los cordobeses que habían estudiado en el Liceo Militar. En ese sentido, los capellanes de la Iglesia habían tenido un rol muy importante, como el cura Rojas, tanto como Pepe Mugica en Buenos Aires, o la parroquia Cristo Obrero: nadie puede obviar la radicalización de ese grupo sin pensar que pasaron por Cristo Obrero, aunque eso no quiere decir que todos los sectores más de izquierda de la Iglesia avalaron el salto a la lucha armada, pero otros muchos sí. Me parece que ellos tienen una comprensión de lo que fue el momento: al menos Vélez Carreras no tiene en su forma de hablar una reivindicación del hecho de sangre, frío y acrítico, sino una perspectiva crítica que, sin embargo, no significa renegar de los orígenes de Montoneros, pero sí tiene una perspectiva del devenir de Montoneros.

—Allí hay una diferencia notable con Firmenich.
—Enorme, sí. Muy grande. De hecho, me interesa mucho el capítulo de Sabino Navarro, porque es cuando se está desarmando Montoneros y el grupo comete una gran cantidad de errores, como cuando realizan la toma de La Calera y quedan muy expuestos, le descubren en la casa de Los Naranjos las fichas de todos los integrantes del grupo y ahí estuvieron a punto de desaparecer, de no ser por todas esas organizaciones de la resistencia peronista que le dan asistencia, en una Córdoba convulsionada, que ya había tenido el Cordobazo y que tenía las redes más consolidadas y son las que le dan el sustento a Montoneros para que sobreviva. Es interesante que Sabino Navarro se proponga reorganizar Montoneros desde Córdoba y de hecho muere en Córdoba. Firmenich después se traslada a Córdoba, donde conoce a quien es su mujer, que es cordobesa, de la familia Martínez Agüero que le alquila un departamento a su nombre y desde allí se rearma la organización. Córdoba es una pata fundamental en Montoneros. Se presenta una discusión: qué tenían que hacer después de lo que fueron a buscar y que logran, la enorme propaganda que es el asesinato de Aramburu.