El próximo lunes 2 de mayo se conmemorará en todo el mundo el Día Internacional d e la Lucha contra el Bullying y el Acoso Escolar, una problemática que afecta de manera transversal a la sociedad y que cada año es causante directo de 200.000 muertes alrededor del mundo, ya sea por homicidio o por inducción al suicidio, según información que publica la organización internacional Bullying Sin Fronteras.
En Argentina, María Zysman, licenciada en psicopedagogía, dirige la agrupación ‘Libres de Bullying’, que busca enfrentar este flagelo. La profesional dialogó con PERFIL CÓRDOBA y analizó el efecto de la pandemia en esta materia. Además detalló cuáles son las nuevas formas de acoso escolar y cómo deben actuar los padres. “Durante la pandemia, los chicos, al estar más conectados a sus redes, generaron nuevos modos de vincularse. Algunos que los acercaron mucho y otros que, tal vez, generaron más problemas que los que tenían. Por otro lado, al regresar a la presencialidad algunos hábitos se perdieron. Entonces los chicos, a veces no saben jugar con el otro, un otro que tiene un cuerpo, un olor y una presencia distinta a la que tenían en las redes”, describió Zysman.
“Por otra parte, los padres pretenden que todo vuelva a ser como antes de una manera inmediata y no dan tiempo para hablar, averiguar cómo se siente el niño, qué amigos recuperaron, cuáles perdieron o qué amigos nuevos hicieron y eso genera un escenario propicio para los problemas”, agregó.
–En este último año, ¿el bullying cambió en sus formas?
–El bullying sigue siendo lo que era antes, es la búsqueda de humillación constante, deliberada, sostenida, hacia un par que no puede responder de igual a igual. Hay alguien que humilla a otro y tiene éxito en esa humillación. La intención deliberada de lastimar es algo que se puede evitar y que desde ya tenemos que enseñar a evitar. Es importante aclarar que una burla no es sinónimo de bullying, los chicos a veces se ríen o se hacen chistes de mal gusto, tienen mejores amigos, todo eso está dentro de la esperable, pero cuando se detecta que alguien con su poder decide quién puede entrar y quién no en un grupo de pares, eso es más complicado.
"Para que haya bullying tiene que haber espectadores. Si los espectadores no aprueban ni celebran al agresor, entonces el problema será otro pero no bullying".
Algo interesante para pensar es que para que haya bullying tiene que haber espectadores. Si los espectadores no aprueban ni celebran al agresor, entonces el problema será otro pero no bullying. El bullying se sostiene con la vergüenza del humillado. Aquí no es algo de dos, sino que hay un tercero que es el espectador. Y para que ocurra todo esto tiene que haber una desatención de un adulto que puede ser un docente, el que maneja un colectivo, un entrenador deportivo, etcétera. Por eso hay que trabajar con todos los integrantes de la estructura.
–¿La pandemia generó aumentos en los registros de casos de bullying virtual?
–Sí, porque los chicos estuvieron más tiempo en las redes. Y los grandes les hemos dado a los más chicos dispositivos mucho antes de lo que nos gustaría. Entonces por un lado se da el inicio temprano en la utilización de redes. Por el otro, en las redes uno se anima a hacer un montón de cosas que no haría de manera presencial, porque no evalúa en vivo y en directo lo que genera. Además pueden ocultarse en perfiles anónimos; están permanentemente conectados y ya no se limita sólo al horario escolar, sino que se extiende las 24 horas de lunes a domingo. Las redes desinhiben, en las redes el pudor se diluye.
También está el hecho de que cuando nosotros, los adultos, aprendemos a usar una red social, los chicos se van a otra. La carrera por ver todo lo que están haciendo es algo que perdemos de antemano. Tenemos que generar un vínculo ético por el cual sepan que hay cosas que no se hacen por el mero hecho de que lastiman a alguien.
Cómo deben actuar los padres de niños que lo sufren
El caso del padre que amenazó a un niño con “sacarle los ojos si continuaba molestando a su hija” fue tema de debate en medios de todo el país. Esta situación derivó en una denuncia policial por parte de la madre del niño en cuestión y el tema quedó en manos de la Justicia. ¿De qué manera deben actuar los padres al momento en que se enteran que su hijo está sufriendo acoso escolar?
Zysman considera que lo primero que debe hacerse es “escuchar a nuestro hijo sin perder la calma, cosa que es muy difícil pero que hay que intentarlo. Cuando un niño está angustiado, necesita un papá y una mamá calmos. Que tenga la seguridad que todo lo que hagan, él lo va a saber y que no actuaremos a escondidas, sin que esté de acuerdo. Lo primero es hablar con el maestro, seguir las líneas de la escuela para tener al colegio de nuestro lado”, comentó.
“Hay que averiguar qué es lo que está pasando y el maestro debe hacerse cargo, trabajar esa situación. Los padres deben exigir acciones concretas. Si esa respuesta no está de parte del maestro, hablar con dirección. Intentar generar encuentros”, agregó.
La experta en esta temática consideró que en algunos casos las respuestas no son las esperadas. “La desolación aparece cuando los padres sienten que el colegio no hace nada, que no es lo mismo que el colegio no haga lo que yo pienso que debería hacer, algo que a veces genera confusiones”, señaló.
“Sé que hay situaciones en que los padres se sienten muy impotentes con la situación y sin saber que hacer. Sin embargo, siempre hay situaciones dentro de la legalidad de la educación para ir recurriendo”. La profesional enfatizó el hecho de evitar cualquier tipo de violencia por parte de los padres. “Lo que no conduce a nada es responder con violencia, y mucho menos con responder con violencia hacia un menor. En el caso que trascendió es un papá adulto amenazando a un chico, por más que después diga que es un susto. Un adulto no puede hacer justicia por manos propia. La violencia desvirtúa todo”