Como resultado de la pandemia de coronavirus, Estados Unidos está viviendo uno de sus peores momentos, con registros de infectados y muertes que ya superan los números de Italia y España. La gravedad de la situación hizo que Andrew Cuomo, gobernador del estado de Nueva York, decidiera extender la cuarentena hasta el 15 de mayo.
Sin embargo, el aislamiento social no se cumple como en Argentina, lo cual explica las grandes diferencias en cuanto a las cifras totales.
Para saber cómo se vive hoy en Nueva York, PERFIL CORDOBA le pidió a un cordobés, Luis de la Colina, radicado allí hace más de 25 años, que contara su experiencia.
De la Colina se dedica al turismo receptivo a través de su agencia (ArgeNYC Travel), lo cual lo convirtió en un profundo conocedor de los cinco distritos que conforman la ciudad: Manhattan, Brooklyn, Queens, Bronx y State Island.
“Mis días comenzaban muy temprano, de madrugada, yendo al JFK (Aeropuerto Internacional John F. Kennedy) a llevar o buscar pasajeros. Ahora, desde mi casa, veo azorado las noticias y pienso en toda esa gente que está sufriendo o muriendo en Nueva York y me parece ciencia ficción”, empieza diciendo.
Su último tour con argentinos fue el 14 de marzo y tres días después, el 17 de marzo, llevó a esos pasajeros al JFK para que tomaran su vuelo (reprogramado) de regreso al país. En esta nota, cuenta cómo se vive, cuáles son los sectores que más la sufren y el porqué de ello.
“Hasta el mediodía del martes pasado se llevaban contabilizados 7.400 muertes, pero hoy (por el miércoles) se sumaron 3.700 más. Esas víctimas, antes nunca habían sido contadas como ‘positivos’, pero se presume que murieron por coronavirus”, relata asombrado.
Cuando le preguntamos cómo ve la ciudad, cuenta que “se ven calles vacías, muy tranquilas, porque la gente se queda en sus casas, pero si tiene que salir para hacer compras a un supermercado, por ejemplo, lo puede hacer. Ahora se exige el uso del barbijo y si hay mucha gente se arma la cola afuera, con el ‘distanciamiento social’ previsto”.
En los suburbios, dice De la Colina, “también se puede ver la misma actividad, sobre todo en los negocios de comestibles, pero por ejemplo un día soleado con buen clima se puede ver gente caminando, con sus barbijos y manteniendo ese distanciamiento social. Si de pronto viene una persona de frente se saludan, pero muchos cambian de vereda”.
“Pero en Manhattan se ve la ciudad mucho más desolada, porque hay muchas oficinas cuyos trabajadores lo están haciendo on line”, explica.
Según su conocimiento, los que más han sufrido en los cinco distritos de Nueva York, son las zonas de mayor densidad poblacional y de menores ingresos, “como en el sur del Bronx; barrios de Queens, como por ejemplo el que lleva el paradójico nombre de Corona, y sectores de Brooklyn, no DUMBO ni Brooklyn Heights que son las zonas residenciales más caras, sino otros más pobres”.
Y aclara: “Hay algo que caracteriza a Nueva York y es que viven muchos inmigrantes, que pueden ser solteros y cuyas familias están en sus países de origen; ellos trabajan y mandan dinero a sus familias, para abaratar el costo de los alquileres, que es bastante alto, viven hacinados en cuartos o departamentos, con lo que eso significa para el riesgo de resultar infectados”.
Los restaurantes, por ejemplo, trabajan con el sistema take out (encargar la comida y retirarla en la puerta) o delivery (envíos) y muchos de esos inmigrantes hacen esos trabajos. “Entre ellos hubo muchas bajas, al igual que entre el personal de salud”, afirma.
“Al igual que los policías del New York Police Department (NYPD) que serán unos 6.400 miembros, de los cuales el 18% resultó infectado. Muchos de ellos ya se curaron y han vuelto al servicio”, recuerda.
El otro sector social muy castigado por la pandemia y uno de los problemas más graves son los indigentes, los homeless, que en la ciudad de Nueva York se calculan entre unos 20.000 a 30.000; muchos de ellos viven en los refugios de la ciudad, pero no tienen quien los reclame si mueren.
Sobre este tema, De la Colina dice que, como cordobés, le impactó la foto de las fosas comunes cavadas en el cementerio San Vicente, que fue tapa del The New York Times en su versión on line. “Eso mismo se hace aquí para enterrar los cuerpos de aquellos indigentes u homeless que mueren por el coronavirus (ver La isla de los ciervos)”.
La isla de los ciervos
El lugar elegido para enterrar los cadáveres que no son reclamados es una isla que hay entre Queens y el Bronx y que se llama Hart (ciervo de cola roja) Island, a la que ya desde el siglo XVII se conocía como la ‘isla de los ciervos’.
Era una propiedad privada que la ciudad de Nueva York compró en 1868 y de la cual destinó 18 hectáreas para cementerio de indigentes, pacientes de manicomios y todos aquellos que morían y cuyos cuerpos no eran reclamados por nadie.
Allí es donde están llevando ahora los muertos por coronavirus no reclamados por nadie.
Antes de la pandemia, una vez por semana cruzaban con un ferry y llevaban en un camión los féretros, que presos de la vecina isla carcelaria Rickards eran los encargados de enterrar.
Según la historia, la primera persona sepultada en Hart Island, en 1869, fue una mujer llamada Louisa Van Slyke que, paradójicamente, murió por tuberculosis. También años después se usó para que los enfermos de fiebre amarilla hicieran su cuarentena y, si morían, los enterraban allí mismo.