En un corto walking tour por el centro de “la tacita de plata” se pueden contar más de una veintena de cañones en forma de adorno de las esquinas o para salvaguardar las fincas por donde rozaban los ejes de los carromatos. Cádiz, asaltada innumerables veces en su historia, hizo acopio de cañones de naufragios, que reutilizó posicionándolos en las esquinas de las calles. Se trata de la ciudad más antigua de España y una de las más viejas de Europa con 3100 años de vida desde que los Tirios la fundaron. La historia gaditana es la de una ciudad estratégica en lo comercial y militar. Entre 1810 y 1812 fue asediada por las tropas napoleónicas, siendo el refugio de los mandatarios españoles.
La Constitución de 1812 (“la Pepa”). La Constitución de Cádiz, conocida como “la Pepa”, fue promulgada por las Cortes Generales españolas reunidas el 19 de marzo de 1812. Fue la primera constitución promulgada en España y una de las más liberales de su tiempo. Se la conoce con el nombre citado porque el 19 de marzo se celebra el día de San José en el santoral católico: la expresión popular que viva la Carta Magna proviene de ese acontecimiento y ha trascendido Cádiz y España.
Establecía la soberanía en la Nación -ya no en el rey-, quedó asentada la monarquía constitucional, la separación de poderes, la limitación de los del rey, el sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, la libertad de industria, el derecho de propiedad y la abolición de los señoríos, entre otras cuestiones. Además, se confirmaba la ciudadanía española para todos los nacidos en cualquier territorio de la corona española, prácticamente fundando un solo país junto a las provincias americanas, africanas y asiáticas.
La Carta Magna rigió -entre dos intervalos de reinstauración monárquica-, tres veces (1812-1814; 1820-1823 y 1836- 1837); en 1837 se la reemplazó por una Carta “liberal-progresista”.
“La Pepa” se convirtió en el hito democrático en la primera mitad el siglo XIX, transcendió a varias constituciones europeas e impactó en las Constituciones de la mayor parte de los estados americanos.
Gaditanos. El esplendor de Cádiz comenzó a languidecer con la independencia de las colonias americanas y se acentuó con la pérdida de Cuba. Esto contribuyó a reforzar el sentido de pertenencia a “la heroica” de los gaditanos. Me resulta muy difícil encontrar un gentilicio que suene tan armonioso, como también una ciudad en que la gente sea tan gentil y simpática.
Los habitantes de la antigua Gádir están orgullosos de su pasado y construyen con alegría el presente, pero dentro de la rica historia lo que más valoran es haber sido la cuna de la primera Constitución de España. Así lo atestiguan la majestuosa columna erigida en la Plaza de España y las placas del frente del Oratorio de San Felipe Neri, lugar en que las Cortes juraron la Carta Magna. Por eso siguen aclamando la gesta de la misma forma que hace más de 200 años: “¡Viva la Pepa!”
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