La
embestida que el Colegio de Martilleros de Córdoba venía ejerciendo contra el
sistema de subastas online entró en un impass mientras se
intenta negociar una serie de peticiones que esa institución le hizo al
Tribunal Superior de Justicia (TSJ), autoridad a cargo de esa herramienta.
El Colegio
venía advirtiendo y reclamando por la aplicación de las subastas vía Internet
que, según decía, “pone en peligro la fuente laboral de los martilleros”. En un
comunicado, habían advertido por fallas en el sistema y plantearon que había
carencias en el control de registro de usuarios. Llegaron incluso a comprobar,
vía escribano público, que una menor de 12 años pudo inscribirse en el sistema
de subastas online, algo que los responsables del servicio aseguran
haber corregido.
En medio de
la tregua que se dieron Martilleros y el TSJ, la semana pasada la Justicia dio
un duro golpe a “la trenza”, la organización ilegal que participaba de las
subastas presenciales. Se imputó a 21 personas y en un operativo hubo 8 detenidos
y se secuestraron autos, motos y dinero en efectivo.
Pedido. Además de poner en evidencia algunas
falencias del sistema, el Colegio de Martilleros pidió al TSJ, por medio del
Administrador General del Poder Judicial, que el sistema no se expanda hacia
otro tipo de juicios que se dirimen a partir de las pujas digitales. “Lo que
pedimos fue no agrandar el sistema y meter más cosas, que el sistema no se
expanda a los otros tipos de juicios. Ahora están usándolo en las subastas
fiscales, Municipalidad, Rentas y quiebras. Pedimos que no se amplíe la
aplicación del sistema para los juicios ejecutivos y ordinarios”, señaló
Marcelo Prato, director de Relaciones Institucionales del Colegio. En relación
con la serie de errores que habían detectado, Prato señaló que desde la
Justicia se habían comprometido a resolverlos: “Vimos que hubo una serie de
cambios en la página, hubo modificaciones, no volvimos a entrar para probar el
sistema”, dijo.
Respuesta
oficial. Sobre las
críticas que se marcaron al sistema, Matías Altamira, asesor de la Oficina de
Subastas del Poder Judicial, afirmó que el sistema se puede mejorar y que las
fallas detectadas ya se resolvieron. En relación con el registro de una menor
en el sistema, Altamira explicó: “Lo de la menor de edad fue una picardía que
hicieron en el Colegio, que pasó y que cuando nos enteramos lo corregimos. Ahora
no pueden registrarse documentos menores a 42 millones. Fue un solo caso y la
menor no pudo ofertar. En el hipotético caso de que hubiera participado y
ganado, cuando llega al acta de subasta se constata que es una menor y no se
puede dar por válida la subasta”.
Altamira
subrayó que el principal desafío que tienen es lograr acreditarles la plata a
los martilleros instantáneamente: “Si tuviéramos la anuencia del Colegio, se
hubiera logrado hace rato. Pero como el Colegio en vez de colaborar pone
palos en la rueda, no logramos que se haga ese convenio. Es una deuda
pendiente real con los martilleros porque antes cobraban menos, pero se
llevaban la plata en el momento. Como todo sistema hay que irlo mejorando y
puliendo. Pero ahora hay más transparencia y participa más gente, lo que genera
más ganancias para los martilleros. Se quedan en detalles, sin ver el efecto
multiplicador que ahora se genera”.
Mejores números. Más allá de las críticas y falencias que el
sistema de subastas online pueda tener, los números del nuevo esquema
respaldan su operatoria. En un año hubo 20% más de oferentes registrados (actualmente
son 15.385 personas), hay 631 martilleros y 239 tribunales habilitados. De
septiembre de 2016 a 2017 se habían hecho casi 80 subastas con 1589 bienes y se
movilizaron $34 millones.
¿Cómo funciona el sistema?
Según se explica en
el sitio web de Justicia Córdoba, la subasta “online” se desarrolla en
un espacio virtual situado en el portal del Poder Judicial de Córdoba. “Allí,
los martilleros judiciales exhiben a través de fotografías o videos los bienes
puestos a subasta por orden de un juez. Los postores deben registrarse para
efectuar sus ofertas durante el plazo de puja, que comúnmente es de cinco días
hábiles, durante las 24 horas. Todas las ofertas son públicas. Las partes en
juicio pueden seguir el desarrollo de su subasta, con total transparencia y
claridad. El bien, finalmente, se adjudica a quien haya realizado la mejor
oferta. Una vez abonado el bien, el adquirente coordina su entrega con el martillero
interviniente”.