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ANÁLISIS Y PERSPECTIVA

Metaverso: ¿Utopía o distopía real?

1-11-2020-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

A principios de los ‘90, internet acababa de lanzarse y el autor de ciencia ficción Neal Stephenson ya estaba imaginando con lo que lo reemplazaría. Escribía ‘Snow Crash’, una novela sobre un reino virtual inmersivo al que se accede mediante gafas deportivas de realidad virtual. Stephenson llamó a este universo fantástico, donde los usuarios obtienen cuerpos generados por computadora, van de compras, pasan el rato con amigos y asisten a conciertos -entre otras vivencias-, con una palabra: Metaverso.

Tres décadas después, el metaverso está a punto de convertirse en realidad (virtual). Los gigantes de Silicon Valley, desde el epónimo Meta hasta Google y Microsoft, están trabajando  para diseñarlo. Los expertos en tecnología predicen con confianza que el metaverso suplantará a internet. Citibank pronostica que en 2030 tendrá un valor de US$ 13 billones y contará con 5 mil millones de usuarios, el 60% de la población mundial.

‘Snow Crash’ llegó a las librerías hace 30 años este mes y ha vendido un millón de copias solo en América del Norte. La novela es el libro de cabecera para algunos personajes en Silicon Valley: el cofundador de Google, Sergey Brin, dijo que “anticipó lo que va a suceder”.

‘Snow Crash’ es recordado por predecir el metaverso. Pero su descripción del mundo real se hace eco de la realidad  actual. En la novela, ambientada a principios del siglo XXI, Estados Unidos ha sido devastado por la hiperinflación, la desigualdad abunda y un virus está causando estragos en la sociedad.

En noviembre de 2021, Facebook cambió su nombre a Meta y anunció sus planes para impulsar el desarrollo del metaverso. Ahora, el “verso” tiene un gigante corporativo de miles de millones de dólares, desarrollándolo, lo que ha hecho que su futuro sea, en mi opinión, incierto. En Argentina, un “verso” es un engaño edulcorado y pseudopoético. “Meter el verso” es efectuar este engaño. Y, “estar meta verso” es como “mentir constantemente”.

El asunto comenzó mal: con el lanzamiento de nuevos tokens en diversas cadenas de bloques, cada metaverso emitió el suyo. Los metatokens irrumpieron en el mercado, en 2021 y fueron muy demandados por usuarios desinformados. La tecnología que pretende resolver el problema no necesariamente llega a hacerlo, pero sí lo hace el token que siempre sirve para recaudar.

Según vaticina el Citibank en 2030 se habrá producido un cambio de vida; a este futuro “metaverseado”, lo veo improductivo, con factores de distracción, procastinador e infantilizado.

Tal mi postura sobre el verso que son los metaversos. Bitcoin, en cambio, y al margen de su volatilidad, muestra su utilidad en el mundo real: una vez saneado el mercado cripto de la basura, el Bitcoin volverá a ser un resguardo contra la estafa del dinero fiduciario y seguirá sirviendo para donar dinero eludiendo las trabas internacionales, enviar remesas familiares sin el robo de las comisiones bancarias y emplear la moneda del ignoto Satoshi Nakamoto para transaccionar por fuera del ojo omnipresente del Estado.

Gestor de patrimonios financieros y Contador Público
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