A pesar de que una y otra vez Miguel Clariá aclare que no pretende darle consejos a nadie, en sus palabras asoman algunas de las claves que lo llevaron a transformarse en uno de los periodistas más respetados e influyentes, no sólo en el ámbito de la provincia de Córdoba, sino de todo el país. Su día comienza temprano, alrededor de las 4.30, y se extenderá hasta cerca de la medianoche. En ese lapso de tiempo hará su programa radial, su columna televisiva, jugará al golf, leerá de manera voraz, pintará de vez en cuando, y le dedicará tiempo a su familia, su gran tesoro. En medio de ese trajinar recibió a PERFIL CORDOBA y se tomó un tiempo para analizar como vive este momento de su carrera profesional.
“Estoy privilegiadamente bien. Sano, para empezar, que a esta altura de la vida es muy importante, muy activo y con mucha energía. Además atravieso una etapa muy gratificante tanto en mi vida, familiar y personal”, arranca el diálogo Clariá. “Mientras yo esté estimulado para hacer lo que hago, me sienta desafiado, estoy bien. El día que me aburra o me pregunte ¿qué estoy haciendo acá?, ese día me retiro. En ese sentido creo que no tengo la edad biológica que tengo y para eso todos los días hago los deberes”.
-¿Qué implica hacer los deberes?
-No confiarme, no aburguesarme y además tener la mayor cantidad de información que pueda sobre cada tema que voy a tratar. En la jornada de hoy, por ejemplo, me puse a leer sobre cosas sobre moléculas que no aprobé en cuarto año de biología. Soy un lector voraz y veloz, que es la verdadera herramienta de este oficio.
-¿Cómo se explica el éxito de Cadena 3?
-Esto no es falsa modestia porque cada uno hace su aporte, pero el que explica el fenómeno de Cadena 3 es Mario, porque él hace un formato de radio de la década del 50, pero él es tan animal de radio, con tal magnetismo que logra derribar cualquier barrera tecnológica. A Mario lo convencimos de que haya pantallas dentro del estudio, hace pocos años. Su percepción de la comunicación es predigital y no hace el más mínimo esfuerzo para modificarlo. Mario fue un éxito en San Juan, luego en Córdoba. De golpe el tipo se desafió y pensó porque no el resto del país y uno de los que no creyó en ese proyecto fui yo.
-¿Cómo es eso?
-En el comienzo de Cadena 3, Mario me citó, me explicó el proyecto y le dije: “Vos estás loco. No hay ninguna razón para que un taxista en Buenos Aires me escuche a mí y no a una radio local”. Me dijo que probemos y fue un éxito. Yo sigo sin entender ese fenómeno. Aún me suena más racional que un cordobés nos escuche en Groenlandia. Mario en la radio es como Gatica en el boxeo. El Luna Park se llenaba, la mitad de la gente iba a verlo ganar, y la mitad para verlo perder. Con Mario pasa lo mismo, lo escuchan hasta los que lo odian y eso el lo disfruta mucho. Hay una legión de gente que tiene la percepción de que Mario es la radio.
-Con toda esta descripción, ¿cómo imagina la radio sin Mario?
-Por suerte no soy yo quien tiene que tomar decisiones ya que no va a ser fácil. Cadena 3 sin dudas está en un momento bisagra. En la época de Victor Brizuela eramos 4 momias. Él, Mario, Rony y yo, ahora somos tres (sonríe). Cuando Víctor falleció todo el mundo creyó que no podríamos reemplazarlo, pero entendimos que no hay nadie irreemplazable. El error es creer que lo vas a reemplazar a Víctor Brizuela con alguien similar.
-¿Hoy quien sería el reemplazante natural?
Tengo la percepción de que en Cadena 3 hay un grupo de gente joven con mucha cabeza que están diseñando el futuro. Si a mi me da un infarto dentro de media hora, mañana alguien hará Radioinforme 3. Algún oyente dirá: “uh, que lástima que no está Claria”, pero en definitiva lo que saldrá al aire es Radioinforme 3. A Mario también lo van a reemplazar porque no van a quedar seis horas vacías. Lo importante es que hagan algo distinto. En otras radios vienen tratando de imitar a Mario hace rato y no les ha funcionado.
-¿Cómo ve a la ciudad de Córdoba?
A Córdoba la veo destrozada, degradada, destruída. Las autoridades me van a contestar que la ciudad es un obrador; pero un obrador se planifica. Me da la sensación de que nadie se tomó la molestia de planificar las obras para que no se convierta en una especie de juego de la oca que doblás en la esquina y retrocedés dos casilleros. Veo a la ciudad con muchas complicaciones de toda naturaleza. El papá del actual intendente una vez me dijo: “el día que pasemos el millón de habitantes, la ciudad va a ser ingobernable” y se está viendo. Las ciudades europeas en ese sentido son más inteligentes y salvo las grandes capitales, el resto de las ciudades buscan no superar este número de habitantes.