Uno de los destinos más inolvidables de Colombia es Cartagena de Indias, cuyo sector amurallado es Patrimonio de la Humanidad.
Por sus calles estrechas y adoquinadas y sus construcciones coloniales, de una belleza y cuidado que dejan absorto, todavía transita la figura de Gabo con su realismo mágico a cuestas.
Dentro del interminable catálogo de maravillas para ver y conocer en Cartagena, está el castillo de San Felipe de Barajas, monumental obra de la ingeniería militar española en épocas de la colonia que se levanta sobre una colina.
Detrás de esa fortaleza, en los jardines que la circundan, hay una plazoleta con una escultura muy particular: un par de zapatos viejos. La estructura, de bronce y un tamaño tal que permite meterse dentro de uno de ellos, es un homenaje a uno de los grandes poetas de Cartagena, Luis Carlos López, quien entre sus obras escribió A mi ciudad nativa:
Noble rincón de mis abuelos: nada / como evocar, cruzando callejuelas, / los tiempos de la cruz y la espada, / del ahumado candil y las pajuelas...
Pues ya pasó, ciudad amurallada, / tu edad de folletín... Las carabelas / se fueron para siempre de tu rada... / ¡Ya no viene el aceite en botijuelas!
Fuiste heroica en los tiempos coloniales, / cuando tus hijos, águilas caudales, / no eran una caterva de vencejos.
Mas hoy, plena de rancio desaliño, / bien puedes inspirar ese cariño / que uno le tiene a sus zapatos viejos...
El monumento también es conocido como el de ‘Los zapatos viejos’.
#vascoandariego