“Aunque buena parte de mis empleados se quedaron en Ucrania porque el gobierno dispuso que tienen que defender a su patria ante la invasión de Rusia, muchos me pidieron que trasladara a sus familias, que los sacara de un país que se está desangrando por la guerra. Y eso hice: con muchos de ellos estamos instalados en Varsovia”.
Ricardo Fernández Núñez es un empresario cordobés que desde la década del ’80 se instaló en Europa para desarrollar múltiples actividades comerciales. Una de las unidades de negocio está relacionada a la industria vitivinicultura, cuya sede se encontraba en Kiev, la ciudad que se el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, “puso como su objetivo central al invadir Ucrania”, en una operación que se puso en marcha hace diez días.
“De los 40 empleados que trabajan con nosotros, algunos debieron quedarse por disposición del gobierno, ya que los varones entre los 15 y 60 años no pueden salir del país. La gran mayoría me pidió que trasladara a sus familiares, a sus esposas, a sus hijos, que los sacara de Kiev”, le dice Fernández Núñez a PERFIL CÓRDOBA.
En ese sentido, el cordobés oriundo de Villa María asegura que “el traslado se originó a partir de una transferencia de Kiev a Varsovia en los contratos de trabajo, por lo que no llegan como refugiados. No quieren usar esa palabra, les duele”.
Teniendo en cuenta que desde 1998 fijó como una de sus sedes Ucrania, y que por su actividad conoce a fondo a Europa del Este, el empresario traza un panorama sobre la realidad que se vive en la región: “Ucrania hace 31 años que declaró su independencia de la URSS. La gente que hoy tiene hasta 45 años quiere pertenecer a Europa y tienen un sentido del nacionalismo muy profundo. Se sienten ucranianos, no rusos”.
Fernández Núñez pone de relieve que el hecho de haber podido concretar el traslado del personal a Varsovia es lo más importante, debido a que “no se sabe qué hará Putin: es una persona absolutamente impredecible”. “Putin quiere arrasar con Ucrania. Tuvo varias oportunidades de detener esto y no lo hizo. Y a pesar que ya tomó posesión de la parte sureste del país, que es estratégica, es difícil que se detenga. Quién puede decir qué quiere en realidad”, señala al analizar el conflicto bélico.
Proyectos truncos
La trayectoria personal y comercial de Fernández Núñez tiene ribetes de los más variados. Hace tres décadas que vive en Europa (“sin sede fija, estoy en varios países”), fundó el Plan de Ahorro Previo, que aún funciona en Argentina para acceder a créditos para comprar autos y lo replicó en el Viejo Continente, primero en Polonia y luego en República Checa, Hungría y Ucrania, y luego invirtió en bodegas. “Distribuyo los vinos que elaboramos en Europa. Tenemos tres bodegas: en Mendoza, Italia y España”.
Justamente para el 2023 estaba previsto que la bodega comenzara a producir vinos en Ucrania. “Ahora, es imposible saber cómo va a seguir ese proyecto, ya que no sabemos de qué lado van a quedar los viñedos. ¿Quedarán en territorio que controlarán los rusos? Nadie sabe cuál va a ser el destino de esa tierra”, destaca Fernández Núñez, quien en los últimos años fue noticia por una serie de acciones solidarias que cobraron notoriedad nacional. Por caso, pagó de su bolsillo un avión para trasladar a argentinos que habían quedado varados en Ucrania cuando se decretó el Aislamiento Obligatorio en el país; colaboró en el viaje de parejas argentinas para que pudieran viajar a Ucrania ya que se encontraban en trámites de vientres subrogados y hasta costeó el pasaje de un judoca tucumano para que éste pudiera competir en los Juegos Olímpicos de Tokyo.