El Gobierno nacional se quedó con poco margen y nula capacidad política para aplicar un programa de estabilización de la economía. Ese es el diagnóstico del mercado, los agentes económicos, la clase política y desde hace tiempo, buena parte de la sociedad.
La autoeyección de Martín Guzmán del Ministerio de Economía abría las puertas para un reordenamiento profundo no solo del gabinete, sino del diseño estructural con que nació la ‘alianza’ que llevó a la presidencia a Alberto Fernández. Pero ante una nueva crisis, el Presidente dejó de lado la opción de la autonomía interna, de una reorganización política y, por ende, de un relanzamiento. Y como en otras ocasiones, entregó el comando de las decisiones al kirchnerismo.
El desembarco de Silvina Batakis perturbó aún más los ya alterados mercados. Pero, para ser justos, las principales variables y las expectativas ya circulaban por la banquina y eran muy malas antes de su llegada.
Lo dice el propio Estado. El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que acaba de publicar el Banco Central, señala que la inflación minorista para el corriente año se ubicará en 76% (3,4 puntos porcentuales superior al pronóstico de la encuesta previa).
El dato grave es que los mejores pronosticadores –los que forman parte del top 10 en aciertos— esperan en promedio una inflación de 79,2% (4,1 puntos porcentuales mayor a la encuesta de mayo). También se revisaron las previsiones de inflación para 2023, ubicándola en 64,6% y para 2024 en 50,2%.
Esos datos se recogieron entre el 27 y 30 de junio de 2022, un par de días antes de la salida del discípulo de Joseph Stiglitz. Contemplaron pronósticos de 26 consultoras y centros de investigación locales e internacionales y 12 entidades financieras del país.
En todo caso, la llegada de un nuevo equipo económico o un renovado gabinete amplio podría haber empezado a torcer esas expectativas. Lejos de eso, la fuga de Alberto Fernández hacia el kirchnerismo y el neokirchnerismo, aceleró la desconfianza y el desánimo. No se trata simplemente de una cuestión ‘anímica’. En Argentina, eso se traduce de forma muy palpable: corrida hacia los dólares –oficial, turístico, blue, financiero— desplome de los papeles en pesos, deterioro del nivel de reservas porque deben usarse para calmar la ansiedad de divisas, espiralización del Riesgo País y nuevo rebrote de la inflación por el pass through. Ya se sabe cómo siguen cayendo el resto de las fichas: escasez de productos, fuerte remarcación por la incertidumbre de las empresas y pymes que desconocen cuál será el nivel de reposición de sus insumos y productos, complicaciones para seguir produciendo porque las divisas no alcanzan para importar lo requerido para el proceso de manufactura.
En el último día de la semana, tras algo de tregua, el dólar volvió a inquietarse. El oficial cerró en $133, el blue escapó $15 para quedar en torno a los $265/$270 y los financieros bordearon los $300. El desconcierto entre comerciantes y empresarios es feroz.
También es enorme la especulación. En la semana se conocieron casos de firmas de consumo masivo que habrían frenado las entregas. Las retomaron un par de días después, con remarcaciones del 15%, 20% y 30%.
La ficha final se conocerá en los próximos meses, cuando se publiquen los niveles de pobreza e indigencia, siempre sensibles a los incrementos de precios. Esta semana el Indec informará una inflación en torno al 5% y el semestre dejará un aumento en los precios del 35%.
“Se vende lo indispensable”. Guillermo Pizarro es economista del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba (CPCE) y empresario de una pyme que vende insumos para la industria gráfica. Al respecto, dice: “Yo pagué la mitad de un contenedor y tengo que pagar la otra mitad y no puedo. Los chinos me preguntan cuándo voy a transferir. Son productos plásticos para la industria gráfica. Lonas, vinilos, tintas. No sabemos qué hacer. Lo que yo contaba que me iba a costar a un dólar oficial no va a ser así. Los bancos te contestan que ya no hay cupo. Entonces la única forma de pagar es por otra vía, con dólar billete. Lo que me iba a costar $130 me va a costar $265. Esto es lo que está pasando y la única que queda es trasladarlo a precio.”
“He estado hablando con referentes de otros sectores. El comentario es que se empieza a usar el dólar blue porque no sabemos a qué precio se va a reponer ni a qué dólar. En el caso nuestro no era el blue, era el oficial, pero esta semana hubo proveedores que aumentaron el precio en dólares y otros aumentaron el valor del dólar, en vez de tomar el de $130 pasaron a tomarlo a $150. Todo esto conlleva mayor inflación que a su vez se fogonea por la escasez. El que logra traer algo pone el precio que quiere”, explica Pizarro.
—¿Cuánto aguanta una economía sin precios?
—Es difícil. No hay ninguna medida por parte de Economía y no hay confianza. El Presidente no habla, eso genera mucha incertidumbre, los comercios venden lo mínimo para subsistir. El miedo es si se puede reponer y a qué valor. La mayoría está frenando un poco. O trabajando listas de precios nuevas para cubrirse. No queda otra. Es día a día. Si no generamos un plan de estabilización con confianza y medidas es muy difícil. Hay una crisis de confianza muy grande y en economía las expectativas son fundamentales. Hace falta un shock de confianza.
Política procrastinadora. Miguel Kiguel, economista y titular de la consultora Econviews, le dio su análisis a un grupo de inversionistas en una reunión privada. Allí planteó que, según su parecer, el gobierno seguirá en el mismo sendero que había trazado Martín Guzmán, con algunas acciones muy puntuales sobre el tipo de cambio.
Cree que habrá algún tipo de desdoblamiento hacia sectores deficitarios, como el turismo, pero que se viene un escenario más complicado porque ya pasó el semestre en el que se pueden captar reservas fáciles. “La falta de reservas está jugando un rol. Vamos a tener problemas para cumplir con las metas del FMI en septiembre y en diciembre, el mejor momento ya pasó y no juntamos reservas”, dice.
Y apuntó: “El gobierno sigue con su política procrastinadora con el tipo de cambio. El tipo de cambio se sigue devaluando por debajo de la inflación, en un número bajo para lo que necesita la Argentina. Estamos 10 puntos debajo de los que estábamos en diciembre. Habría que subirlo 10 puntos para estar como en diciembre, que ya tenía un atraso. No me animo a decir cómo termina esto. El tipo de cambio oficial está atrasado, el de CCL está adelantado. Si se hicieron las cosas bien, un tipo de cambio que estaría bien puede ser de $160, $170, $180. No hace falta un tipo de cambio a $270 como el CCL. Es un valor similar a los $3,5 del 2001. ¿Qué teníamos en el 2001? Miedo. No había credibilidad, había corridas, fue el peor momento. Eso muestra el tipo de cambio financiero”, grafica Kiguel.
Con relación al escenario que se abre para los próximos meses, remarcó un deterioro gradual de las condiciones macro: “Y creo que viene algún tipo de desdoblamiento. Parece que el turismo puede ser el primer sector hacia eso. Pero lo cierto es que la situación actual no aguanta, porque con un cepo como el que estamos teniendo la economía se frena y la inflación sube por falta de productos”.
Desde el Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Ariel Barraud, su nuevo director, plantea que la brecha que estamos viendo ahora funciona en alguna medida como un termómetro de la incertidumbre: “La fuerte suba de la brecha se explica por esta incertidumbre y las propias restricciones que se van a mantener. Estas brechas nunca se resolvieron de otra manera que con una salida brusca. El tipo de cambio oficial termina convergiendo al tipo de cambio libre y no en viceversa, como puede ser la imaginación de algunos”.
Sobre el ritmo de devaluación del oficial, apunta que cree que se mantendrá lo que se vio en los últimos meses, con algo más de controles: “Todavía no tenemos muchas pistas, pero se dejó entrever eso y la continuidad y el refuerzo de distintos controles, pequeños ajustes de los controles existentes que van en dirección de mayor intervencionismo para restringir aún más el acceso al dólar. El gobierno dice que el dólar que se usa es el oficial, pero la realidad ya nos marca que todos estamos tomando otros tipos de cambio. El mercado está haciendo lo que no hace el gobierno. Y en ese sentido lo que le queda al gobierno es voluntarismo”, concluye.