Las organizaciones sociales y los movimientos vinculados a la economía popular están entre las entidades que esperan alguna novedad por el IFE. En contacto directo con los sectores más vulnerables y castigados, saben que la asistencia que representa ese ingreso se tornó en indispensable, en un contexto de caída generalizada de la actividad y de fuerte restricción para las actividades informales. “En el marco de esta crisis económica, que en Córdoba hayamos pasado a Distanciamiento no es un indicador de que se haya reactivado la economía. La economía en negro, la de las changas, la de los empleados no registrados está por el piso. Son casi 800 mil familias que reciben el IFE en Córdoba, no consideramos que deba ser una asistencia permanente, pero se tiene que mantener durante esta emergencia”, pide Silvia Quevedo, coordinadora de Barrios de Pie.
La dirigente social remarca que “el IFE es necesario hasta que la economía se vuelva a reactivar” pero pide que se genere una discusión seria sobre el rol de la economía popular en la postpandemia: “cuando esto termine, no podemos volver a la misma normalidad. Hay que tener una discusión que genere mayor sensibilidad, porque para nosotros, volver a la normalidad que teníamos es la del techo de nylon, el piso de barro y la falta de agua potable. Hay una deuda social muy grande. Se tiene que hacer un puente entre los programas de ingreso y asistencia con planes de trabajo digno”. Y en ese sentido reclamó que se tenga en cuenta la iniciativa que contempla generar un cupo para que los trabajadores informales y las cooperativas de trabajo participen de la obra pública.
Por otro lado, y en relación a la generación de un salario social universal consideró que debería rondar los $40 mil, teniendo en cuenta, como parámetro y criterio principal la línea de pobreza actual. “Necesitamos que en el diálogo que hay entre Provincia y Nación también se nos incluya a los movimientos sociales y populares. En 100 días de pandemia nosotros entregamos 100 mil viandas familiares. Estamos viendo en los comedores gente que no teníamos. El comedor que tenía 60 chicos hoy asiste a 400 familias. Si no hacemos algo después de la pandemia vamos a volver a la normalidad de no tener techo, no piso, ni agua. Y eso no puede ser”, reclamó Quevedo.