El gobierno nacional logró en los últimos días la señal política que necesitaba: el guiño de la principal fuerza opositora que encarna los partidos de Juntos por el Cambio que anticiparon que apoyarán el acuerdo de renegociación de deuda con el FMI y que debe contar con el aval del Congreso.
Con todo, todavía hay muchas dudas sobre el alcance, el impacto y el esfuerzo final en términos de ajuste fiscal que demandará el acuerdo. De la composición de una mesa opositora que apoyará el acuerdo ya comenzaron a escucharse las primeras conclusiones: que no se empujará a la Argentina hacia el default, pero que tampoco convalidarán la creación de nuevos impuestos o el incremento en la presión tributaria como camino para la reducción del déficit.
Mientras se esperan más detalles y la letra chica del acuerdo con el FMI van apareciendo algunas certezas: entre ellas que no se llegaría de forma directa a un Programa de Facilidades Extendidas por 10 años, sino que previamente entraremos en un Stand By por 4 años con las conocidas instancias y visitas de revisión trimestrales. Cómo se gestionan las exigencias que llegarán en esas revisiones y cómo se traza el camino hacia la reducción gradual del déficit y la recomposición de las reservas del Banco Central vía generación de divisas genuinas es el gran interrogante hacia lo que viene.
Así lo concibe la economista y directora del ICDA, la Escuela de Negocios de la Universidad Católica de Córdoba, Gisela Veritier quien remarca que el acuerdo logrado con el FMI no implica tener un programa de facilidades extendidas a 10 años, sino una gradualidad hasta 2025 dándole al gobierno la chance de que no tenga que hacer un ajuste fuerte con respecto al déficit fiscal. “Recién en 2026 empezáramos a ver el impacto del acuerdo en forma de Facilidades Extendidas. Un Facilidades Extendidas siempre involucra, por estatuto del FMI, una serie de reformas, laborales, impositivas, previsionales y todo lo que se llama ajuste. Eso estos años no se va a ver, entonces los mercados interpretaron que termina siendo lo mismo que se cerró con Macri, pero a lo Alberto”, apunta.
-¿Qué hay que esperar entonces ahora?
-Ahora el gran desafío del gobierno es poder mostrar cómo se van a fortalecer esas reservas teniendo en cuenta que el gran problema siempre es llegar a una situación crítica con el dólar, eso termina en mega devaluaciones o corridas cambiarias. Vimos durante los últimos meses un blue muy nervioso, un dólar financiero muy nervioso con un cepo muy fuerte que cada vez se ajusta más y se estaba llevando a una corrida devaluatoria que no sabemos si se iba a poder contener. En esa situación es que el acuerdo no fue el mejor, pero es el que se pudo hacer dado el contexto y como se dieron las negociaciones. De ahora en adelante vienen los desafíos: fortalecer las reservas es un punto central y luego también ver qué pasa con el déficit fiscal, ver como se manejan las visitas trimestrales del Fondo, y luego como se maneja la emisión monetaria.
-¿El camino de reducción de déficit que se trazó es viable?
-Por lo que se ve sería viable, el gobierno no tendría que hacer grandes esfuerzos en función de lo planificado, el año pasado y este año. Sería factible, pero hay que empezar a ver de qué modo se hacen los recortes de gastos. Los subsidios al transporte y las tarifas insumen una gran porción de gasto público, y el mismo Fondo está pidiendo que eso se recorte. En ese marco hay que revisar el federalismo porque el gasto público es muy desigual. Y luego hacia donde se dirigen otros gastos, como la obra pública.
-Nos sacamos la mochila de los vencimientos de este año, pero las reservas siguen muy débiles, ¿van a estar los dólares para sostener el crecimiento de la economía?
-Allí son claves las leyes que están esperando a salir en Diputados y son clave para generar dólares genuinos. Está en cartera una reforma para el sector agropecuario, una nueva Ley minera, una nueva Ley Autopartista para ver como se manejan las importaciones y exportaciones, la Ley de Hidrocarburos que hoy está durmiendo. Y luego están las giras que hizo Alberto Fernández por Rusia y China buscando acuerdos de inversión en infraestructura, energía y demás. Veo que se apunta a eso, a generar un cumulo de dólares frescos para que se invierta en sectores estratégicos para luego generar dólares genuinos con las nuevas exportaciones. El gobierno busca esas fuentes de inversión extranjera directa, pero no puede dejar de lado el paquete de leyes que pueden motorizar a los sectores que generan dólares.
-El agro genero divisas por US$42 mil millones, ¿hay una agenda para estimularlo?, porque parece todo lo contrario...
-Si esas leyes se discutieran traerían beneficios para el agro y los otros sectores productivos. Hay un potencial enorme, por ejemplo, con las leyes de Economía del Conocimiento. Captar eso es un desafío y no se puede seguir dilatando mucho más. El gobierno tiene que pensar qué va a hacer para aumentar los ingresos, pero no se pueden aumentar por más presión impositiva, los nuevos ingresos tienen que venir de nuevas exportaciones. Hay que tener en cuenta el contexto global, después de la pandemia los países están atravesando un proceso inflacionario fuerte, se vienen subas de tasas, un mundo más caro y más hostil en materia de flujo de inversiones. Cuando EEUU decide aumentar su tasa de interés para regular su tasa de inflación esto impacta como una aspiradora de fondos. Las economías emergentes lo van a sentir.
-Se viene un vuelo de calidad hacia esos activos.
-Se viene ese fly to quality, exactamente. Eso puede ser un riesgo para la Argentina que intenta atraer inversiones en un contexto hostil por la suba de tasas en EEUU.
-¿Qué es la nueva Ruta de la Seda y por qué puede ser importante para nosotros?
-Es una iniciativa que nace en el 2012 en el marco de los planes quinquenales de China para revivir lo que fue la antigua ruta de la Seda de Marco Polo, por vía terrestre, marítima y ahora digital, lo que más miedo ocasiona por la expansión del 5G y la fibra óptica. China se está expandiendo hacia el mundo. Antes absorbía inversiones extranjeras para desarrollarse, ahora ese modelo cambio con la Franja y la Ruta tratando de recomponer se clase media. Esa organización empieza a pactar con países de Asia, Latinoamérica y África. Chile, Perú, Brasil, Bolivia ya han firmado sus acuerdos porque China les invierte en infraestructura, energía y les compra alimentos y empresas. Es algo muy nuevo todavía como para ver los resultados y saber a qué costo fueron esos acuerdos. Nosotros desarrollamos varios cursos en este tema mirando el potencial de inversiones que genera. Puede ser una oportunidad interesante.
-¿Ese vinculo puede derivar en un acuerdo bilateral con China en el futuro?
-Puede implicar un acuerdo bilateral. Chile hoy casi lo tiene, casi no tiene barreras arancelarias. Acá debería revisarse eso porque ya tuvimos en los ´90 la experiencia de competir con China abiertamente y nuestro sector industrial sufrió mucho.