En sólo 8 días el Banco Central, siguiendo la bajada de línea de política económica de Sergio Massa, decidió una fuerte suba de tasas de interés para los plazos fijos y las licitaciones de Leliq en un intento por contener la corrida de los dólares financieros, el paralelo y bajar la presión sobre los precios que implica el pass through. La movida de Miguel Pesce y su gente en el Central no fue efectiva en un principio y tuvo que redoblar la apuesta: la primera suba de tasas –el jueves 20, de 78 a 81%- no generó los efectos esperados y el blue siguió su carrera para tocar los $500 el martes. El jueves se volvió sobre las tasas de forma más agresiva: 1000 puntos básicos para pasar de 81% a 91%.
Así, la Tasa Efectiva Anual que un ahorrista cobra por sus plazos fijos quedó en 140,5%.
¿Qué tan efectiva es esta medida para frenar la corrida?, ¿Cuánto ayuda a contener a los tenedores de pesos para que se queden en instrumentos y no vuelquen esos pesos a la compra de dólares financieros, blue o al consumo? ¿Cuánto dura ese colchón de tasa? ¿Qué efectos colaterales tendrá el fuerte incremento de tasas? Esos son algunos de los interrogantes que hoy quedaron flotando entre los agentes económicos, empresarios, emprendedores y familias y entre los propios funcionarios.
Hay una idea y concepto bastante arraigado entre analistas, consultores y algunos economistas que analizaron la medida: era un paso necesario para frenar la corrida. Dicho esto, la mayoría también aclara: “esto solo no alcanza, porque la inflación te marca en 15, 20 días, un nuevo salto en los precios y parte de esa competitividad de la tasa te la comes en poco tiempo”.
Otros son más gráficos al plantear la “locura” que es hablar de tasas tan altas. Y advierten que el problema de fondo y de mediano plazo puede ser un enfriamiento de la economía, muy doloroso en este contexto.
Sintomatología de la tasa. Gustavo Guelbert es asesor financiero y docente en la UNC y universidades privadas. A la hora de pensar en la anatomía de esta medida recuerda, en primer lugar, que todo el mercado tuvo la percepción que la primera suba de tasas se quedaba corta y que si se hubiera subido primero 10 puntos, el BCRA podría haberse ahorrado varios puntos de tasa.
“Lo segundo para decir es que son medidas de corto plazo. Usar la tasa de interés como herramienta, en una economía donde hay un problema inflacionario que es resultado de la gran emisión monetaria, no resuelve nada. Da un efecto positivo de corto impacto, produce el efecto deseado de contener los tipos de cambios –financiero y luego el blue-, pero a largo plazo hay que mirar los flujos de vencimiento de la deuda en pesos”, dice.
“Creo que el Banco Central y el gobierno se asustaron cuando vieron, ya no la fuga de depósitos en dólares, sino cuando se nota la no renovación de plazos fijos en pesos. Cuando se generó una mini corrida en pesos, porque esos pesos van a algún lado. O van al dólar MEP o alguno lo saca del sistema y va al blue. Ahí el susto fue más grande. Hay una bola de pesos tan importante que si el gobierno no consigue refinanciar eso puede derivar en una espiralización tanto del tipo de cambio como de la inflación”, analiza.
En esa línea remarcó que hay un 70% de coeficiente de pass through, el porcentaje de aumento de dólar libre que se pasa a precios. Y por otro lado, mirando los compromisos en pesos, entre julio, agosto y septiembre hay 7.5 billones en vencimientos. “Si esos pesos no consiguen refinanciación van a ir o a inflación o a dólar. Hoy estas tasas hacen atractivo el plazo fijo, pero por poco tiempo. Este colchón de tasas te puede durar unos 15, 20 días. Cuando se conozca el dato de inflación vamos a tener 8 puntos menos. Hoy el gobierno está haciendo lo que tanto criticó al gobierno anterior: la bicicleta financiera. Subieron la tasa 13 puntos en 8 días y nos dijo a todos, súbanse a la bicicleta.
-¿El Central perdió un poco de muñeca en el manejo de tasa?
-Y sí, y cada vez le cuesta más caro mantener esto. Incluso el rolleo se está complicando. Se consiguió plata pero a cambio de un bono dual, al año que viene. Es el Plan Llegar que se quedó sin combustible y tiene que recurrir a instrumentos muchos más clásicos y mucho más agresivos. Son medidas incómodas.
Pseudo calma. Aníbal Casas Arregui está al frente de la sociedad de bolsa (Alyc) SyC Inversiones. Para el analista es claro que el gobierno entró en una dinámica peligrosa de suba de tasas para responder a la suba de precios y contener la presión de la demanda de dólares, pero con poco margen para frenar esa rueda.
“Hay que preguntarse, ¿cuál es la tasa suficiente? ¿80, 90, 100, 120? Es una barbaridad. Cuando viene el miedo no hay tasa que aguante. Por supuesto que esto frena momentáneamente la suba de precios y la emisión y puede ser un puente si conseguís otras herramientas; mas dólares para destrabar importaciones, lo que sea. Pero es transitorio. Si no se acopla con otras medidas no sirve, da lugar a una pseudo calma hasta que vuelva a surgir algún ruido”, dice.
Freno a la actividad. El costado más crudo de la suba de tasas se palpa en la otra ventanilla. No en la de cobro de plazos fijos y Leliq, sino en la de los créditos. Esta suba imprime un fuerte encarecimiento para el dinero que necesitan empresas y familias que deben endeudarse para seguir con sus planes y su día a día.
“Las empresas están muy comprometidas, sobre todo las que tienen obras nacionales, han agotado su capacidad de crédito porque hace 5, 6 meses que no se pagan los certificados de obras. El panorama es bastante sombrío en cuanto a la posibilidad de tomar créditos, además para descontarte un certificado de obra las tasas son altísimas, segundo, te piden garantías personales…Creo que los balances de las empresas, este 2023, van a salir con un índice de endeudamiento importante. Hay otro problema, para algunas licitaciones internacionales los organismos te piden un cierto piso y creo que muchas de las empresas cordobesas no lo van a poder cumplir”, plantea un empresario de la obra pública local.
Guelbert redondea el concepto: “el aumento de las tasas le pega de forma directa al nivel de actividad, en una economía donde pocas empresas consiguen financiamiento subsidiado, líneas productivas, etc y la mayoría de las pyes están con estrechez financiera, no es inocuo este aumento de tasas. El aumento de tasa consigue bajar los dólares financieros, retener depósitos en pesos pero al mismo tiempo encarece el financiamiento del sector productivo que en definitiva es el que genera trabajo”.
“Con esto las pymes tienen que salir a endeudarse a $150. Y qué flujo de caja resiste eso actualmente. El costo es que se empiece a caer el crédito se empieza a cortar la cadena de pagos. No cabe duda que es una medida de urgencia, porque se estaba frenando todo porque las empresas no tienen precios, pero tiene un alto costo para la actividad”, plantea.
Casas Arregui apunta: “Todavía quedan algunas pocas líneas promocionales de los bancos. En el mercado de capitales las líneas pyme están casi en el 100%. Contra la inflación esas tasas convienen, el tema es que no todas las empresas pueden subir los precios con la inflación y tener que endeudarte…ahí se complica. Hay recesión, caída de demanda y de ingreso. Estamos girando en una calesita desvencijada, que gira cada vez más rápido y no le van a poner frenos ni la arreglan. La única receta es que siga girando más rápido y ahí la piña puede ser peor”.