Demanda recalentada en algunos mercados, persistencia de complicaciones originadas por la pandemia y –lo más determinante- un proceso inflacionario que está muy lejos de desactivarse. Esos son algunos de los principales elementos que se combinan para dar forma al combo con el que día a día deben convivir industriales, comerciantes y consumidores. El resultado en una inestabilidad que se acrecienta con las semanas, rompe las brújulas necesarias para la toma de decisiones y contribuye a escenarios impensados para otras latitudes. Por caso: el hecho de que comerciantes locales solo puedan comprometer los precios de los presupuestos una semana, un par de días en algunos casos e incluso sólo 24 horas.
Una serie de consultas a comercios locales arrojó esos resultados: para una compra de zócalos, mantas de polietileno para pisos flotantes y laminados el presupuesto consignado se mantenía sólo 7 días. Transcurrido ese período es necesario volver a consultar por la variación de los precios. En otros rubros, como el de insumos para piletas de natación los plazos son más acotados. La consulta sobre los precios para electrobombas, filtros, mangos de aluminio, acoples y mangueras se responde con un presupuesto que tiene validez por dos días.
“Nosotros ya tenemos hace tiempo, como política comercial, que los presupuestos se mantienen por una semana. No duran más de una semana porque hay variaciones. Un presupuesto de varias cosas, con un paquete de distintos productos, lo validamos por una semana. No cambian todos los precios en una semana, pero algunas cosas sí. Entonces tomamos esa política. Aguantamos una semana. En general las remarcaciones, las variaciones son mensuales. Salvo algunos productos, como el acero que está en dólar oficial y se factura a la cotización de la tonelada pesificada al día que se compra. Es un vértigo, pero hace bastante que estamos así”, plantea Diego Merlino, al frente de Merlino, la casa de materiales para la construcción.
Desde el Foro Productivo de la Zona Norte, un conglomerado que reúne a casi 200 industrias y grandes comercios de Córdoba, su presidente, Luis Esterlizi intenta resumir la raíz de lo que se ve en los mostradores: “Nosotros venimos de una inestabilidad política muy grande. Cada gobierno que llega cambia las cosas, según su óptica. En el actual proceso, el gobierno fue perdiendo volumen y con las elecciones quedó muy comprometido en el Congreso. La inestabilidad política se vio en el funcionamiento del valor del dólar en la campaña. El blue llegó en un momento a estar en $220, ahora bajó a $196. Y lo otro, es que al dilatarse la negociación con el Fondo aumenta la inestabilidad”.
“Con tanta inestabilidad, como dice el refrán, el que se quema con leche ve una vaca y llora. Muchos empresarios, sobre todo los comerciantes, los que están en la venta diaria, aumentan por las dudas. La inflación tiene causas estructurales por la economía, pero a su vez tiene cuestiones psicológicas y sociales porque hemos degenerado la forma de medir las cosas. Hoy con el primer vientito que se mueve algo todo el mundo se busca cubrir”, plantea Esterlizi.
Faltante que frena. El problema que no desaparece con el correr de los meses es la falta de abastecimiento, demora en las entregas y discontinuidades en la producción de muchos insumos básicos. “En el sector industrial es algo más grave. Se sostienen todavía problemas de abastecimiento a nivel mundial, ya van casi dos años que las grandes proveedoras de insumos, como acero, tienen incapacidad de atender la demanda. En Los Boulevares tenemos una empresa importante que fabrica transformadores para grandes construcciones que usa un acero especial que llegaba desde Brasil. Hace seis meses estaban trabajando con tres turnos y hoy están cerrados porque no les mandan material”, detalla Esterlizi.
“Hoy estamos viendo algunos problemas de provisión que se mantienen aún en la pospandemia, pero hay que reconocer que nos hemos acostumbrado. Hemos tenido problemas con el acero, con el hierro, ahora hay fábricas paradas por mantenimiento así que se complica. Hay problemas con el cemento porque estuvo parada Loma Negra por temas sindicales, hay problemas de retraso, pero la verdad es que nos hemos acostumbrado. Con el ladrillo cerámico también hay demoras, pero es algo que se viene arrastrando hace un año”, cuenta Merlino.
Para los referentes, es claro que tanto industriales como comerciantes se quedaron sin brújula: “Hay muchas incógnitas y en este marco el comerciante necesita claridad que emane de los poderes públicos, que estén trabajando en las soluciones y no en los problemas. No creo que vaya a cambar algo en el corto plazo”, cierra Esterlizi.