Una continuidad entre lo que comenzó a verse desde agosto del año pasado y durante todo el segundo semestre. Es decir, una menor expansión de gasto público bajando emisión y la suba progresiva de tasas para contener la presión alcista del dólar e intentar anclar el incremento progresivo de precios después de picos mensuales del 7%. La contraparte de eso comenzó a llegar un par de meses después: el encarecimiento de precios, sumado a la falta de dólares y a un incremento de costos que no bajó repercutió en la productividad, el consumo, la actividad en general.
Ese panorama es el que ven como más probable para todo el 2023 en el gobierno de la Provincia de Córdoba. Es el diagnóstico que ya tienen trazado, a grandes rasgos, en el Ministerio de Finanzas y que quedó plasmado en el último reporte de recaudación correspondiente al mes de diciembre.
Allí quedó expresado el recorrido del 2022, que tuvo dos partes. Un semestre de expansión que benefició el trabajo de recaudación impositiva y una tendencia decreciente en la actividad para la segunda mitad. “Desde la salida de la pandemia y hasta mediados del año 2022 se observa una importante recuperación de los ingresos públicos. Si bien se registraron oscilaciones a lo largo de esos meses, los incrementos respecto al mes anterior fueron siempre positivos y relativamente altos. Esto cambia a partir del mes de agosto de 2022, momento en que se produce un replanteo de la política económica en el ámbito nacional. El gobierno dispuso una serie de medidas a los fines de abordar los riesgos de aceleración inflacionaria. La estrategia logró contener la escalada inflacionaria pero impactó negativamente en la actividad económica”, señalaron desde Finanzas.
El ministro Giordano completa el análisis al recordar que el propio Gabriel Rubinstein (segundo de Massa en Economía) dijo que la prioridad era evitar una híper ya que las condiciones estaban dadas para eso.
“Esa política que encararon en agosto y que implicó tasas de interés más altas, más restricción monetaria y más austeridad fiscal fueron factores que confluyeron en un aletargamiento de la actividad económica. Hubo un claro cambio de tendencia desde agosto. El 2022 terminó con números positivos en la recaudación, pero no podemos disimular la tendencia”.
-Y desde allí, ¿qué se puede esperar para 2023?
-Esperamos más una continuidad de lo que vimos desde agosto y no lo que vimos antes. Creo que la política nacional va a ser exitosa en términos de evitar el riesgo de la espiralización de la inflación, pero no va a lograr la meta del 3%, creo que lo más probable es que se estabilice en torno al 5% y con un costo en la actividad económica.
La restricción de dólares es muy fuerte, hay cantidad de problemas y si a eso le agregas sequía, va a ser más complicado. Hay una serie de factores que hacen que sea muy difícil que no se siga resintiendo la actividad y con inflación alta. En términos de recaudación no es bueno el panorama. A eso agregale la incertidumbre política que complica un poco, ya estamos teniendo dificultados para renovar deuda más allá de las elecciones. No veo motivos para un escenario optimista.
-No va a ser un año electoral típico, con expansión.
-Hay poco margen para políticas expansivas como vemos en los años electorales. Creo que llegan con lo justo y la máxima aspiración es que no se acelere el deterioro.
-¿Notan que se complica la capacidad de pago de los cordobeses?
-En los impuestos patrimoniales, los ligados a la decisión de la familia, creo que no. Y ahí juegan mucho todos los cambios que hicimos para facilitar el pago, con la digitalización, el débito automático. El nivel de cumplimiento viene creciendo desde 2015 cuando se eliminó el cedulón papel. Ahora, en lo ligado a la actividad, Ingresos Brutos, pasa lo que decíamos antes, desde agosto se nota un aletargamiento.
Con el Consenso Fiscal totalmente cajoneado, la reducción en la presión fiscal que se intentó con esa herramienta parece haber llegado a su piso. Máxime cuando algunas jurisdicciones aprovecharon ese esquema en un sentido contrario y corrigieron a la suba algunas alícuotas. Esa experiencia y las controversias en torno al régimen de Coparticipación dan la pauta, según Giordano de que hay que hacer fuertes modificación en el sistema tributario argentina. Y abona la idea de suprimir el régimen de Coparticipación que quita recursos a provincias productivas, concentra esos fondos en Nación y beneficia a estados que gastan más de lo que recaudan.
“Si eliminamos la Coparticipación evitamos estos conflictos como el de CABA y Nación que vemos ahora. Hay que ir a un esquema donde cada jurisdicción se financia con lo que cobra. Eso es un concepto básico y muy recomendable y no como con la Coparticipación donde una provincia gasta, total después de arriba le llega la plata”, dice.
-Es un objetivo muy difícil porque es una negociación política y una discusión que a la mayoría de las provincias no les interesa tener.
-Es una negociación política compleja, pero necesaria. Si querés realmente salir de la decadencia y no ser uno más de los presidentes que dejan el país peor de lo que lo recibieron tenés que hacer un cambio de este tipo. Es algo necesario y no ayuda a las zonas más pobres, todo lo contrario, si están peor que antes. Es plata que después se usa para degradar las instituciones políticas y económicas, con lo cual genera más atraso. A la población la terminás perjudicando. No es fácil, hay que tener mayoría en el Senado, pero no es imposible. Es una pelea necesaria, no veo otra salida. Con este sistema tributario y con este sistema de coparticipación es mentira que podamos salir de la decadencia.
-¿Cómo vio puntualmente la disputa CABA Nación y Nación negándose a acatar una orden de la Corte?
-Lo del incumplimiento excede lo económico, es una cuestión institucional de gravísimas dimensiones. Que un poder no cumpla lo que marca el otro. Máxime con un argumento débil porque no es una cifra que haga tambalear al presupuesto nacional. No hay argumento que justifique esa alteración de las instituciones, es muy grave. Dejando de lado eso, las provincias lo vemos desde la tribuna, es un tema puntual que no afecta al resto de las jurisdicciones y no deberíamos estar metidos, pero sí demuestra que está agotada la Coparticipación, que no tiene arreglo. Si no buscamos otras formas de que se financien las provincias vamos a tener estos desgastes permanentemente. Hoy le tocó a CABA, pero mañana nos puede tocar a nosotros. Y si encima no se le hace caso al árbitro esto es casi desintegrante.
-Este año la Provincia tiene los primeros vencimientos de la refinanciación de la deuda externa, ¿hay fondos para eso?
-Sí, son números menores en el Presupuesto de la Provincia. Tenemos los recursos para afrontarlo. Podríamos a tener problemas si el Central no vende dólares, pero no ha pasado. No podemos comprarlo con anticipación. Nosotros venimos pagando y siempre nos han vendido. La deuda no es tanto el problema, el tema va a estar en que no se nos caiga la actividad, la recaudación y no suban mucho los gastos para que no se nos vaya el ahorro.