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NUEVOS SABERES

Proyectan la Universidad Latinoamericana de las Periferias

Se trata de un espacio universitario no convencional que, bajo un paraguas de seis temáticas, abordará la formación en los sectores populares. Busca reconocimiento formal.

Universidad Latinoamericana de las Perfierias
ENCUENTRO. Hace tres meses se realizó el primer encuentro para poner en pie la Universidad Latinoamericana de las Periferias. | Cedoc Perfil

El doctor en sociología Boaventura de Sousa Santos acuñó el concepto ‘ecología del saber’ con el que intenta dar cuenta de que no hay un único saber y que este no puede, además, ser separado nunca de las realidades concretas. No se trata, sin embargo, de prescindir de lo académico, sino de integrar y reconocer otro tipo de saberes que el sistema tradicional no atendió.

En este sentido, desde las organizaciones Familia Grande Hogar de Cristo (FGHC) y la Escuela Nacional de Organización Comunitaria y Economía Popular de la Utep, buscan desarrollar un proyecto educativo de gestión social, señalando que “las universidades y centros de formación intelectual en general están lejos de la realidad de los barrios populares”. Además, insisten en que se reproduce, en muchas ocasiones, un conocimiento descontextualizado y desconectado de las preguntas y problemas que allí acontecen.

La iniciativa tiene el objetivo de construir un proyecto educativo integral, que recupere y ponga en valor los saberes producidos por nuestro pueblo.

Parados en la periferia, desde donde el saber y el conocimiento se observan con otra perspectiva, Natalia Astegiano y Javier Montalvo explican que la oferta educativa, en una primera etapa, abarca áreas temáticas orientadas a la concreción del programa de Tierra, Techo y Trabajo y los desafíos derivados de la crisis integral de la globalización.

“El proyecto está en construcción. Todavía estamos pensando en la sede y por lo pronto estamos trabajando de manera virtual; se están empezando a formar nodos en casi todas las provincias argentinas y si bien no involucra a otros países, sí queremos que tenga una perspectiva latinoamericanista y desde las periferias”, detalla Astegiano.

La universidad —que cuenta con carreras de nivel superior, como tecnicaturas, carreras de grado y especializaciones, y una modalidad que mixtura lo presencial y las carreras a distancia—, se financia con los aportes de las organizaciones que forman parte del proyecto.

Con la mirada puesta en que los centros superiores de estudio estén al servicio de las personas y que funcionen de acuerdo a las necesidades que aparecen en cada barrio, Montalvo señala que “antes de las universidades existía el conocimiento popular y nuestra intención es recopilarlo y validarlo. Creemos que en Latinoamérica hay una intención de atender a los más postergados y creo que bajo esa mirada es importante poder unificar las fuerzas y los conocimientos recopilados ancestralmente. La intención es que los certificados tengan validez en el Ministerio de Educación, pero aún estamos creando esos vínculos”.

El próximo 27 de noviembre, las organizaciones fundantes realizarán un nuevo encuentro a los fines de hacer un balance sobre las formaciones virtuales que se vienen llevando a cabo en los últimos meses y evaluar el avance de las distintas propuestas.


El saber, como hecho ancestral
“Una de las causas principales del desencuentro entre la academia y la cultura popular es que el método tecnocrático que rige la construcción de la evidencia es deudor de la epistemología empírica de la fragmentación, mientras que en la vida concreta en la que se desarrolla la cultura popular todos los temas están mezclados y relacionados”, señalan desde la Universidad Latinoamericana de las Periferias.

En este sentido, la pregunta que surge es cómo hacer dialogar los contenidos abstractos con las realidades concretas.

“No existe hoy en la oferta de educación superior un proyecto cuyo eje vertebrador sea el fortalecimiento del sector de la economía popular y la organización comunitaria, a través de la puesta en valor de los saberes producidos por los sectores populares y la recuperación de los conocimientos ancestrales de los pueblos originarios, tan necesarios en estos tiempos, por la búsqueda de equilibrar la relación de las personas con la naturaleza”, explican.

Así, uno de los grandes desafíos que se plantean es “desarmar la idea de la educación superior como sinónimo de mayor estatus y construirla como signo de mayor responsabilidad frente al cuidado del más pobre y del ambiente”.

Programa:

Economía popular, integración sociourbana, consumo, adicciones y cuidados, acceso integral a la Justicia, gestión ambiental orientada a ecología integral, agroecología y producción rural comunitaria.