El balneario de Punta del Este, en la República Oriental del Uruguay, enfrenta una situación absolutamente atípica frente a la temporada de verano: por la pandemia de coronavirus, no habrá –o los habrá pero en mucha menor cantidad– las legiones de argentinos y particularmente cordobeses, que todos los años lo toman prácticamente por asalto.
El propio alcalde de la ciudad, Javier Carballal, le dijo a PERFIL CÓRDOBA que, “en vista de la resolución tomada ayer (por el miércoles) por el Gobierno nacional, por la cual está restringida la entrada de visitantes hasta el 10 de enero inclusive, vamos a tener una temporada anómala en la que vamos a trabajar fundamentalmente con el turismo interno”.
En ese sentido, recordó que son muchos los uruguayos que ya comienzan a llegar a sus casas y departamentos esteños para pasar las fiestas de fin de año, pero van a faltar los miles de visitantes de otros países, principalmente argentinos, que también lo hacían y se quedaban todo enero.
Al hablar de propiedades y sus propietarios, Carballal indicó que, “si bien no tengo el número exacto porque no hace mucho que asumí, sí tengo presente que son muchos los cordobeses que tienen casas o departamentos en Punta del Este y zonas cercanas y también hay un par de grupos inversores que están haciendo negocios por acá”, a la vez que se excusó de proporcionar cifras ya que “no las conozco”, dijo.
Consultado acerca de nuevos negocios e inversiones de cordobeses que hayan anunciado su intención de radicarse allí, aseveró: “Sí, hay nuevos negocios pero, por lo que sé, son de capitales locales y en su mayoría uruguayos. No parece que haya un marcado interés por parte de inversores cordobeses en este momento”, señaló.
Cabe recordar que en los primeros años de la década pasada (2001/2010), el desembarco de inversionistas cordobeses (y argentinos) fue muy fuerte en el balneario uruguayo. Numerosos profesionales, empresarios y comerciantes adquirieron inmuebles, algunos de alto valor. Fue la época en que, por ejemplo, la zona cercana a la Parada 5 de La Brava se comenzó a poblar de torres de departamentos, cuyas unidades en ese momento eran adquiridas por argentinos y paraguayos, principalmente.
“En estos últimos tiempos, en este tema en particular (inversiones inmobiliarias), no hemos recibido datos de negocios a concretarse o realizados”, aseguró el alcalde.
Sin embargo, las empresas de bienes raíces uruguayas y esteñas, siguen publicitando sus propuestas intentando tentar a inversores de este lado del Río de la Plata, particularmente con vista a la tendencia –manifiesta o aspiracional– de muchos argentinos de ‘mudar’ sus negocios e inversiones al vecino país.
En Punta del Este, el real state está muy activo con sus ofertas, que van de una casa en La Barra, con dos dormitorios y dos baños (uno en suite), por US$180.000 y una de seis dosmitorios y otros tantos baños, cuatro en suite, por US$1.500.000, a una en Roosevelt con dos dormitorios, dos baños (uno en suite), en US$275.000, o 4,7 hectáreas en camino Iussich, Punta Ballena, por US$500.000.
Oportunidades
Claro que también hay propuestas más accesibles, pero hay que tener presente que no están ubicados en la zona de ‘la movida esteña’. Sin embargo, no muy lejos, en Lomo de la Ballena, Punta Ballena, se ofrece un departamento de un dormitorio con un baño en suite a US$24.000 y otro de un dormitorio, con dos baños uno en suite, a US$19.000.
Punta Ballena está a poco más de 10 km de Punta del Este, por ruta asfaltada.
El carnicero de los cordobeses
El 27 de septiembre pasado, Javier Carballal, hijo de un carnicero gallego, asumió como alcalde de Punta del Este. El negocio familiar, que él continuó, es la carnicería Oasis, ubicada a la altura de la Parada 5 de playa La Mansa.
Carballal le cuenta a este diario que tiene muchos amigos-clientes cordobeses en temporada. “Son los clientes habitués, de todas las temporadas, que vienen a comprar su carne para los asados”, relata.
“Siempre hay una charla, una conversación, la pregunta de rigor ‘¿de dónde son?’ y así uno va tejiendo amistades que se renuevan cada año”, afirma.
“Debe ser por eso y la calidad del producto que los cordobeses se van corriendo la voz y caen siempre a la carnicería a comprar el asado”, dice entre risas, y aclara: “Ahora no puedo estar en el negocio, por mi nueva función pública, pero siempre los van a atender bien”.
