Perfil
CóRDOBA
REALIDAD NACIONAL

Regreso al pasado con futuro impredecible

2-8-2020-Alberto
. | CEDOC PERFIL

Parece una película de terror, digna de una serie de Netflix, ya que ninguna realidad se compara con la triste y compleja situación argentina. No hace falta esforzarse demasiado para llegar a conclusiones absolutamente díscolas una de otra, motivo de errantes políticas socio económicas, redundantes en el fracaso ya probado de otras épocas. Solamente sería justificable este accionar inescrupuloso y vetusto, si en lugar de gobierno tuviésemos una anarquía declarada y aceptada por el pueblo.

¿Dónde ha quedado aquél país con gran riqueza intelectual, cultural, de producción y que miraba hacia el futuro? ¿Dónde están los liderazgos pormenorizados de profesionales de la política y las ciencias, que fueron orgullo de nuestra Nación? ¿Son estos caudillos provinciales de café, que en conjunto con quienes detentan el poder centralizado de la Nación, manejan a su exclusiva voluntad y fracaso los destinos del país?  ¿Puede la sociedad argentina soportar que quienes trabajen sean subestimados permanentemente por el poder de supuestos  inescrupulosos e incapaces?  

¿Cuándo la sociedad se sentirá capacitada para pedir cuentas y exámenes a sus gobernantes, no solamente en ocasión de emitir su voto en elecciones cada tanto tiempo? ¿Tenemos aún ese tiempo y esa paciencia? ¿Toleramos que ladrones tomen por asalto una vivienda de madrugada y cuando un solo y pobre jubilado empuña su arma y se defiende, termine detenido el agredido y no el agresor intruso y marginal?

Lamentablemente pienso que estamos inmersos en muchísimas dudas acerca de la política y los resultados de sus ejecutantes. A casi cuarenta años de democracia, no solo no aprendimos, sino que además, retrocedimos a niveles estructurales y morales jamás vistos.

Este año (y no solo por la pandemia mundial), cada argentino será un seis por ciento más pobre de lo que percibía en el 2010.

Temas que se dieron en estos cuatro meses encerrados no hicieron más que desnudar la supuesta parcialidad, irresponsabilidad y esmerada ambición de apropiarse a cualquier costo de bienes o activos de envergadura que de ninguna manera pueden atribuirse a poderes del Estado, o de sus funcionarios.

Léase claramente el caso Vicentin, más allá de las últimas decisiones que se adoptaron. Se trata de un caso emblemático y que quedará inscripto en la historia como el papelón del año. Fue el ejemplo claro de un intento de supuesto nepotismo e impunidad. Escuchamos decir al mismo Presidente, que pensó que todos íbamos a salir a la calle a festejar semejante atropello a la propiedad privada, y avasallamiento al Poder Judicial…

Pero, además, enumerando lo ocurrido estos cuatro meses, nos encontramos con  denuncias de sobreprecios en compras de insumos médicos y alimentos, esto adjudicable tanto en Nación como Ciudad de Buenos Aires; asociación de YPF con Vicentín que iba a ser expropiada, lo que arrastró a una baja en las acciones de la empresa petrolera estatal en Wall Street. Es una empresa que no puede ni siquiera afrontar el compromiso de pago de veinte millones de dólares por el alquiler de un buque licuefactor que se encuentra anclado en Bahía Blanca; magra y fracasada negociación de deuda externa. Al declarar el Presidente la falta de un plan económico, tradujo en lapidaria la decisión de los acreedores, ya que sin plan no existe previsibilidad para el pago de la deuda.

Por lo tanto, si no podemos explicar cómo haremos para abonar los títulos morosos y defaulteados de deuda argentina, los acreedores están en todo su derecho de rechazar cualquier planteo irresponsable que se realice; aparición sin vida de un ex secretario privado presidencial, con un patrimonio sospechoso de millones de pesos o dólares, por todos conocido; mayores restricciones cambiarias, cotizando cinco tipos de dólares, cuando todos sabemos que los cepos y el control policíaco de cambios redunda en futuras devaluaciones que no tienen fin y en hechos de corrupción por parte de los funcionarios o amigos que rodean al poder.

Con este panorama, relato sin futurología mesiánica ni cientificismo alegórico de ninguna facultad, que viviremos un fin de año con bastante turbulencia.

Las disputas internas del oficialismo y el doble comando en el gobierno no hacen más que reafirmar este pronóstico. ¿Por qué?  La respuesta encuentra sus motivaciones:

1) No se sabe, en definitiva, quién toma las decisiones. Ya ocurrió en Argentina cuando gobernaba De la Rúa y el poder lo detentaba Raúl Alfonsín, por una parte, y por la otra Eduardo Duhalde.

2) País con bajísimas exportaciones y generación de dólares frescos.

3) Controles del tipo de cambio sin sincerar la economía, lo cual haría que fuésemos más creíbles.

4) Ausencia total de financiamiento externo y por lo tanto interno.

5) Ausencia de obra pública, pese a los anuncios elocuentes presidenciales. No hay con que solventarla.

6) Moneda cada vez más promiscua. Casi inexistente.

7) Inflación desmedida en virtud de la pandémica emisión monetaria de los últimos tiempos.

8) Intervencionismos estatales cada vez mayores en actividades que deberían ser privativas del sector privado.

Con este panorama, debo decir que la situación primordialmente en las provincias más pequeñas se ha tornado más que difícil, ya que hay superpoblación de empleos públicos.

El conurbano bonaerense es una bomba de tiempo y los saqueos e inseguridad personal de sus habitantes es cada día más peligrosa. Si no hay plan económico, ¿habrá plan de algo? ¿O solo los IFE, AUH, jubilaciones indiscriminadas y sin control de aportes?

¿Es posible gobernar a esta altura y en estas circunstancias sin horizontes debidamente enmarcados en la realidad? ¿O permanentemente esconderemos todo el excremento  bajo la alfombra y engañando al pueblo?

¿Podríamos tener nuevamente los argentinos la posibilidad de una moneda convertible? Es lo que nos permitiría salir de medidas  coyunturales del día a día, para pasar a ser previsibles y con algo de virtual firmeza. En las leyes y en los hechos.

Una moneda convertible y de acuerdo a las leyes del mercado es la única y formal salida a todos estos problemas de arrastre que no nos deja mirar el horizonte.

Ojalá ésta y otras propuestas  que enumeré en anteriores publicaciones como la Regionalización Económica de Argentina y la problemática para descentralizar el conurbano bonaerense sean escuchadas y se sepa el cómo hacerlo.