Los caminos de la vida tienen sorpresas inesperadas en su transitar, y Leonardo Pipino puede dar fe de esa afirmación. Cuando parecía que el fútbol quedaba como un pasado de ilusiones de juventud en su país, sin proponérselo terminó siendo técnico de una selección sub-20, dirigiendo en un Mundial de la categoría, y hoy es considerado uno de los mejores en su rol en Centroamérica.
“Pipino es de los técnico más capacitados de esta parte del mundo”, le dicen a PERFIL CÓRDOBA mientras comienza la búsqueda de datos sobre quién es éste entrenador que resalta por su trabajo en juveniles y que tiene la particularidad de haberse formado en las divisiones inferiores de Belgrano.
Su historia
Con 22 años de edad, Pipino llegó a Panamá. Hacía poco tiempo había abandonado el fútbol profesional en México y por cuestiones personales arribó a aquel país tropical. Debido que no había podido terminar el colegio secundario en su ciudad (Cañada de Gómez), porque de adolescente había dejado su hogar para sumarse a las inferiores del “Pirata”, comenzó a estudiar en una escuela nocturna. Cierto día una profesora le consultó a qué se dedicaba y él le contó que había sido futbolista. Entonces, le propusieron dirigir un escuelita de fútbol en un colegio privado. Y ahí empezó su historia como DT. “Fue medio de casualidad que empecé a trabajar como entrenador”, narra, en dialogo con este medio el argentino que hoy tiene 40 años y recibe elogios por doquier en aquellas tierras.
Su “especialidad” son las divisiones inferiores. Sin embargo, también trabajó en Primera División. Lo hizo en el club San Francisco, donde incluso fue campeón e hizo una gran campaña cuando participó de la Liga de Campeones de la Concacaf.
Pero su rama es las divisiones inferiores. Actualmente se desempeña en la Academia CAI, donde sus equipos son respetados por la forma de jugar. Previamente dirigió a la Selección de Panamá Sub-20 que participó de la Copa del Mundo disputada en Nueva Zelanda en el 2015.
“Cuando miro cómo empecé y miro donde llegué, lo que fue dirigir un Mundial, me siento muy contento. Siendo Panamá nos fue muy bien, le empatamos a Brasil a Argentina. Además, la clasificamos a la semifinal de un Juego Panamericano, que Panamá nunca había pasado”, resaltó Pipino, que también dirigió en El Salvador y es un admirador de Marcelo Bielsa y Pep Guardiola.
Su vínculo celeste
Hace varios años que no retorna al país y por eso dice que extraña las costumbres argentinas. Y uno de sus recuerdos más presentes es su vínculo con Belgrano. En el Celeste estuvo unos tres años en la década del ’80. Él tenía 16 años cuando se sumó a las inferiores del club de Alberdi. “Mi primer recuerdo de Belgrano es quien fue mi entrenador, Raúl Molina. Una persona que me ayudó mucho, muy educada, correcta, que me enseñó mucho. Es inolvidable para mi ese hombre”, rememora Pipino, al tiempo que cuenta que vivía en una pensión cerca del Gigante de Alberdi.
También vivió cerca del Hospital Clinicas, en Neuquén y Colón, junto a colegas del “Belgranito”. Hizo amistad con varios compañeros. “Me tuve que ir cuando tenía 18 años, porque era difícil la situación económica, se complicaba mucho para mis padres y tampoco era lo suficientemente bueno como para que el club me retuviera”, explica quien fuera arquero en esa época en el “Pirata”.
Al retornar a su ciudad lo llevaron a México, donde un par de años después dejó la práctica profesional y emigró a Panamá. Las ramificaciones de la vida, llevaron a que el fútbol lo volvieras seducir en otra función, donde hoy goza de un prestigio que no consiguió en Argentina.
No es uno más
Por Guillermo Pineda (*)
En el momento que empecé estas líneas, pensaba titular "nadie es profeta en su propia tierra", pero cuando hablas de argentinos y fútbol esto no aplica porque llevan en su gen esa necesidad de migrar. Así que en eso se podría decir que Leonardo Pipino es uno más, pero a la vez digo lo contrario porque venirse a estas tierras tropicales de mucha humedad y poca historia futbolística, y ser capaz de clasificar a una selección Sub-20 a una Copa del Mundo no es para cualquiera.
Aunque la presencia en Panamá ha sido desapercibida en su tierra natal, hasta el sorteo de Nueva Zelanda 2015, Leo ha demostrado como entrenador versatilidad tanto en la formación, como en el desarrollo y hasta en la dirección técnica que le valieron para ganar un título de la primera división en el 2011 e incluso dirigir en la Liga de Campeones de la Concacaf.
En su personalidad, no lo define la soberbia sino la humildad, y quién lo entrevista por lo menos en una ocasión sabe que no es amigo de los reflectores y los micrófonos pero sí del césped, el balón y el sol.
Para finalizar, solo me queda decir que con Pipino vi la Sub-20 más vistosa de las cinco generaciones panameñas que clasificaron a copas del mundo, y que el fruto se ve cuando tres de sus jugadores estarán en Rusia 2018.
(*) Periodista del diario MI DIARIO de Panamá