Cuando todo indicaba que iba a ser necesaria la intervención de las Fuerzas de Paz de la ONU para poner fin a la puja gremial desatada entre el Suoem y la Municipalidad de Córdoba, finalmente hubo acuerdo y ambas partes salieron con una sonrisa de oreja a oreja, como la de un padre que al abrir hoy su regalo no encuentra allí los calzoncillos ni los pares de medias habituales. La mediación del Ministerio de Trabajo provincial surtió efecto y los cordobeses respiraron aliviados porque se liberaba la circulación en las arterias céntricas, hasta que una manifestación de organizaciones sociales reemplazó en la vía pública las protestas de los municipales, y el tránsito sufrió una congestión para la que, en vez de zorros grises, hubo que convocar a otorrinolaringólogos.
Para conseguir subas en el salario de sus representados, Rubén Daniele no utilizó esta vez su clásica amenaza de “prender fuego a la ciudad”, sobre todo porque la escasez de combustible iba a tornar muy dificultoso el cumplimiento de esa consigna. “Con el litro de gasoil a 200 mangos, en vez de armar barricadas, nos iba a convenir contratar una empresa de efectos especiales para cortar las calles”, me confesó un delegado. La solución llegó cuando el gobierno nacional incrementó el porcentaje del corte de biodiesel, medida que fue aprovechada por el kirchnerismo duro para volver a criticar al Presidente: “Pedimos aumentar el número de miembros de la Corte y mirá lo que hace”, trinó un camporista.
En tanto se aquietaba la furia combativa de los trabajadores del municipio, un camión de “Carne Popular” ofrecía precios accesibles para aquellos vecinos que no veían un bife desde que se viralizó el video de Will Smith pegándole una cachetada a Chris Rock. Esta idea solidaria del Frente de Todos podría ser tomada en cuenta por los libertarios, quienes en vez de sortear el sueldo de Javier Milei como diputado, estarían pensando en usar ese dinero para comprar botellas de aceite, esas que por su color y su precio deberían estar rellenas de oro líquido. Luego destaparían los envases y desde drones arrojarían el contenido sobre las sartenes de los ciudadanos comunes, bajo el lema: avanza la libertad… de freír alitas de pollo.
Quienes no logran digerir la fritura que cocina ese espacio ultraliberal son algunos referentes de Juntos por el Cambio, que con tal de no perder una porción de su electorado están dispuestos a copiar el peinado revuelto a la “recién me saco la escafandra” que caracteriza a Milei. Contra esta tesitura, Elisa Carrió salió a confrontar al excéntrico dirigente comparándolo con Adolf Hitler, a pesar de que en vez de saludar levantando el brazo, lo que levanta todo el tiempo es su número de menciones en Twitter. Más que parecerse al líder nazi, en todo caso se asemeja a Alex Caniggia, porque lo acusan de no querer despegarse de su hermana.
Otro fenómeno del que estaría tomando nota la clase política local es el anuncio de la candidatura de José Luis Chilavert a presidente de Paraguay, una noticia que llevó a muchos a reflexionar sobre si no sería acertado en Argentina postular a un arquero para atajar el brote inflacionario y sacar por arriba del travesaño los compromisos de la deuda externa. Dicen que en el oficialismo hay quienes creen que no estaría nada mal contar en la Casa Rosada con un Pato Fillol que tenga reflejos para frenar cualquier remate de empresas públicas, con un Dibu Martínez que le diga “mirá que te como las tasas de interés” al FMI o con un Agustín Orión que salga a fracturar los bloques de la oposición.
A escala provincial, en Juntos por el Cambio se preparan para recibir en los próximos días la visita de María Eugenia Vidal, quien en vez de Heidi ahora vendría a ser Dora la Exploradora, incursionando en territorios del interior profundo en busca de consolidar sus aspiraciones presidenciales. El que la impulsa a lanzarse es el propio Mauricio Macri, aunque no se sabe si lo hace porque valora sus aptitudes para encabezar la fórmula o si solo es que, en caso de una victoria el año que viene, prefiere bailar una cumbia de Gilda con ella y no con Horacio Rodríguez Larreta.
(*) Sommelier de la política.