Cuando mi computadora empieza a funcionar mal y llamo al técnico, lo primero que me dice es: “¿Probaste con apagarla y volverla a prender?”; el mismo método suele funcionar con el router, con el teléfono y con otros aparatos electrónicos. Pues bien, pareciera que de esa manera se intentarán frenar las consecuencias de la pandemia, reseteándonos cada semana hasta que funcione el “antivirus”. El problema es que tanto apagar y encender aumenta el riesgo de un cortocircuito social que podría afectar nuestra fuente… de ingresos. Y mientras el número de contagiados rompe los récords, los funcionarios se rompen la cabeza pensando cómo conciliar la economía y la salud, una dupla que se lleva peor que los Pimpinela.
Los dueños y trabajadores de bares y restoranes fueron los primeros en quejarse, en una cadena de reclamos que tuvo su punto culminante el martes en Patio Olmos, donde ciudadanos que protestaban contras las restricciones coincidieron con un entremés libertario con pretensiones de intervención artística. Militantes disfrazados de paquetes de polenta que se lanzaron a la calle para elevar su mensaje opositor, habrían sido perseguidos por hordas hambrientas que creían que se trataba de envases gigantes de verdad, llenos de ese alimento. Me contaron que uno de los performers estuvo a punto de ser arrojado a una olla con agua hirviente, pero que logró salvarse al grito de: “¡No me morfen, soy humano!”.
Ante la solicitud de ayuda oficial, empezaron a anunciarse planes de salvataje para pequeños comerciantes, quienes una vez que llenen todas las planillas, acrediten cumplir con todos los requisitos y descarguen todas las aplicaciones requeridas, se enterarán de que la pandemia ya ha terminado y abrirán otra vez su negocio… si pueden. El carnicero de mi barrio tiene permitido trabajar porque es esencial, pero teme que se le acabe la carne. Me dijo: “Probé con vender milanesas de soja y no me va nada mal. ¿Pero qué hago si los clientes se me hacen vegetarianos? ¡Después les voy a tener que ofrecer costeletas de ternera con sabor a garbanzos!”.
La mayoría de los analistas sostiene que de nada vale restringir actividades si al mismo tiempo no se realizan controles, así que tanto la municipalidad como la provincia se han propuesto aceitar esos mecanismos. En ese sentido, la división canes de la policía estaría entrenando a caniches toy para que con su olfato detecten los códigos QR falsos en los permisos de circulación. Y se compararían fotos de parejas que se dirigen en su automóvil a “la casa de la abuela que está postrada en la cama” con las capturas de imágenes de quienes ingresan a los hoteles alojamiento de la zona.
El paro de colectivos que interrumpió el servicio urbano entre jueves y viernes, en vez de reducir el desplazamiento de personas, pobló la ciudad de autos, motos, bicicletas, monopatines y hasta hay quienes aseguran haber visto gente que llegaba al centro en dirigible. Algunos emprendedores, desesperados por ganarse el mango, iban a pedir que se los autorizara a funcionar al estilo de los carritos bicitaxis chinos, pero cuando hicieron un viaje de prueba el vehículo cayó en un bache de la avenida Fuerza Aérea tan profundo que, en un abrir y cerrar de ojos, el chofer atravesó la corteza terrestre, cruzó el magma y fue a aparecer en Shangai, donde incluso se le subieron dos pasajeros.
Por suerte para quienes respetamos los protocolos y tenemos la fortuna de poder permanecer en nuestros hogares, el fútbol continuará su curso y podremos disfrutar de las eliminatorias del Mundial de Qatar y de la Copa América que se disputará en Argentina. Siempre y cuando los jugadores, los técnicos, los árbitros, los cameramen, los relatores, los comentaristas y los jueces del VAR no se contagien y terminemos viendo ShowMatch, un programa al que a esta altura le sentaría mejor la señal de Volver que la de El Trece. No es lo mismo entretenerse con las gambetas de Messi que con la imitación que hace Agustín 'Cachete' Sierra de Andrés Calamaro, pero bueno, por lo menos Marcelo Tinelli no va a hacernos arrojar un vaso al piso de la bronca, después de esquivar a nueve rivales y que el décimo se la quite.
(*) Sommelier de la política