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CóRDOBA
El humor al poder

Seguro que nos clavan otra vez

1-11-2020-Logo Perfil
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De nuevo, la confusión desata quejas que carecerían de todo fundamento. Esta vez los incomprendidos fueron los ministros del gabinete nacional Santiago Cafiero y Wado de Pedro, que viajaron a Río Cuarto el domingo pasado para acompañar la victoria del reelecto intendente peronista Juan Manuel Llamosas en esa ciudad del sur provincial. Quienes los acusan de oportunismo no conocen la soledad del éxito, ese síndrome que afecta a los triunfadores cuando la gloria los envuelve como vendedor de autos usados. En ese momento en que el candidato ganador se sintió más solo que traductor de Esperanto, apareció la dupla enviada por Alberto Fernández para contenerlo en tan extrema circunstancia y brindarle el soporte anímico necesario.

Después sería el propio presidente quien lo recibiría, por las dudas aquel espaldarazo no hubiese alcanzado. Si hasta varios de los diputados nacionales de Hacemos por Córdoba, conmovidos por ese gesto, avalaron luego en la Cámara Baja el proyecto de impuesto a la riqueza. Aunque, ante las críticas que despertó ese alineamiento, se habría insinuado una explicación basada en un malentendido. Los representantes cordobeses en el Congreso habrían creído que se pretendía gravar la riqueza… gastronómica, es decir, las comidas ricas que en los menús suelen servirse acompañadas de “finas hierbas” y precedidas de “brusquetas”, ´junto a las que incluyen un “bistec”.

Lo innegable es que vivimos días de sesiones legislativas contra reloj en diversos ámbitos, donde las mayorías buscan aprobar todas las leyes que se pueda antes de que finalice el año. Esto ha provocado serias consecuencias para quienes ocupan las bancas de la mayoría, que deben mantener su brazo en alto demasiadas veces al día por un tiempo prolongado. “Hemos detectado innumerables casos de senadores, legisladores y concejales con distensiones musculares, calambres y también luxaciones, como resultado del afán de dar su aval a los proyectos”, me comentó un médico de guardia que, abrumado por tanto trabajo, al condimentar un matambrito de cerdo confundió el salero con el frasco de alcohol en gel y casi termina con el quincho incendiado.

Este tipo de inconvenientes podrían llegar a producirse durante el verano, sobre todo a partir de la minuciosidad de los protocolos que se pondrán en vigencia para quienes pretendan irse de vacaciones a las sierras. “Me llego a quedar sin batería en el teléfono y voy preso”, me confesó un amigo que lleva en su móvil la aplicación Cuidar, la póliza del seguro, el permiso de circulación, la constancia de que tiene una reserva hotelera y además un video donde su oftalmólogo certifica de que usa lentes de contacto, a pesar de que en el carnet de conducir figura que “utiliza anteojos”.

Para sentarse en una reposera a la orilla del río, los turistas podrían llegar a tener que tomar más precauciones que Neil Armstrong antes de pisar la luna. Una vez en el balneario, se habla de que tal vez deberían higienizarse las manos con jabón antes y después de arrojar una piedra chata para hacer sapitos en el agua; y otros acotan que estaría contraindicado acampar debajo de los sauces llorones, por las dudas sus lágrimas salpiquen gotas contaminadas. Una buena: como muchos abuelos optarán por permanecer en sus casas, habrá menos quejas cuando empiece a sonar a todo volumen la cumbia y el reguetón en el estéreo de los autos estacionados junto a los asadores.

Los que no se tomarán vacaciones serán los políticos, porque (si el Covid-19 lo permite) 2021 es un año electoral y muchos aprovecharán ahora para hacer campaña, no sea que se venga la segunda ola y tengan que transformarse en youtubers para conseguir votantes. Por más que a Donald Trump no le fue bien con su iniciativa de asociar el rally proselitista con la vacuna contra el coronavirus, hay quienes consideran que ese ítem será muy importante de cara a los comicios de medio término en Argentina. Mientras el Frente de Todos busca, con la misma jeringa, aplicar una inyección de simpatía hacia los Fernández, desde la oposición temen que se haga un uso político de ese mecanismo de prevención. “Te dijimos que te iban a clavar”, sería el eslogan con que saldrían al ruedo.