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Panorama electoral

Si hay votación diferenciada en Capital, el PJ evitará que De Loredo sea candidato a vice y a intendente

Sin la fecha definida, Juez celebra una encuesta de Capital que lo da perdiendo por cinco puntos. “Cuando empecemos a hacer campaña la damos vuelta”, dice. Mientras, en Hacemos Por Córdoba dicen que la diferencia de puntos es mayor. Pero internamente tampoco se ponen de acuerdo con la fecha de las elecciones. Por el momento, lo cierto es que Juntos por el Cambio y el peronismo tienen algo en común: las fuertes internas no desaparecen.

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SCHIARETTI. Tomó distancia de la realidad provincial, porque viajó a España para firmar convenios vinculados al turismo. | CEDOC Perfil

En medio de las soterradas internas que viven oficialistas y opositores en sus respectivos campamentos, Luis Juez no ocultó su euforia por el resultado de una encuesta realizada en los últimos días en la ciudad de Córdoba. Según la versión que el senador nacional dio a sus compañeros de ruta, el sondeo en Capital le daba una ventaja de cinco puntos al candidato del peronismo, Martín Llaryora. A simple vista, el parlamentario no tendría que alegrarse porque los números le son adversos. Sin embargo, Juez rebatió ese análisis.

“Llaryora está en campaña desde septiembre del año pasado y nosotros todavía no largamos. Apenas nos lleva cinco puntos en Capital, donde se concentra casi el 40% del electorado. Esto quiere decir que cuando nos pongamos a trabajar con chapas de candidatos, vamos a dar vuelta la historia muy rápido”, sentenció ante el atento auditorio que lo escuchaba. Luego repasó el camino que viene recorriendo con el diputado nacional de la UCR, Rodrigo de Loredo, y evitaba ser pesimista. Sentenció que no habrá ruptura y que está cerca el fin de ciclo del peronismo en Córdoba.

Desde el peronismo dan una versión diametralmente opuesta sobre esta misma historia. Cerca del búnker de Llaryora juran y perjuran que la ventaja del intendente sobre el senador es muy superior a los cinco puntos. Y muestran otras encuestas. “Despejada la incógnita de la fecha, ahora nos enfocamos en apoyar definitivamente las aspiraciones de Daniel Passerini para convertirlo, dentro de poco tiempo, en candidato a intendente de Córdoba, primero, y después, en el sucesor de Martín Llaryora”, se entusiasmó un operador directo del jefe municipal. ¿A qué se refería con la frase: despejada la incógnita de la fecha?

Llaryora no quiere –al menos en público– seguir tensando la cuerda por el cronograma electoral aunque, cada vez que puede, ratifica que lo óptimo sería adelantar la fecha para mayo. No obstante, Schiaretti no quiere hacerlo tan pronto.

Por esa simple razón, los llaryoristas arriaron la bandera del adelantamiento de la fecha de las elecciones y tratan de acomodarse a un nuevo escenario, que contempla votar el 25 de junio o alguno de los dos primeros domingos de julio.

Esta opción beneficiaría al actual gobernador. Como Schiaretti sería candidato en las Paso y el plazo para presentar postulaciones nacionales vence el 24 de junio, la postergación para julio permitiría que gobernador e intendente promocionen ambas candidaturas y recorran la provincia juntos. Votar en julio también es una aspiración del llaryorismo, pero el comando schiarettista no ha dicho una palabra sobre el tema.

La gran contradicción. Amigos del jefe del Centro Cívico filtraron que las elecciones de gobernador e intendente se desdoblarían. De ser así, Llaryora tendrá que bailar un difícil minué porque caminará el interior pidiendo a los intendentes que unifiquen la votación de los comicios locales con los de gobernador, mientras que en la Capital iría diferenciada. Difícil de explicar.

Ahora, la fecha entre una y otra no sería mayor a los 30 días, con el propósito de impedir la repetición de candidaturas. Esta supuesta traba tiene un destinatario directo: De Loredo. Los schiarettistas buscan que el radical no sea candidato a vicegobernador primero y después a intendente.

Muy pocos dirigentes de Juntos por el Cambio apostaron a la elección diferenciada de gobernador e intendente de Capital. Una de las pocas excepciones fue De Loredo, quien siempre dijo que se inclinaba por comicios separados en la ciudad de Córdoba, por decisión de Schiaretti. 

Evidentemente, y hasta por una cuestión generacional, hay miradas diferentes y metodologías a la hora de planificar un proceso electoral como el que se viene. Las respuestas de unos y otros frente a las consultas que se les formulan, suelen comenzar con términos académicos, pero enseguida afloran las diferencias, rencillas y facturas del pasado reciente y no tanto.

Una preguntita. Hay que preguntarse si la rencilla y los resquemores persisten cuando se asciende hasta los máximos niveles, o bien por qué Schiaretti eligió a Llaryora, hombre con el que viene trabajando en tándem desde hace varios años.

Cerca del gobernador se encogen de hombros, pero luego se permiten algunas licencias y ensayan ciertas respuestas. Por ejemplo, indican que de todos los experimentos que realizó el justicialismo schiarettista para posicionar a un referente, solo sobrevivió Llaryora. “Se hicieron muchos esfuerzos pero nadie pasó el corte, salvo Martín”, reconoció un referente del peronismo.

Además, existe un tema que por ahora es tabú: en el Centro Cívico, algunos habitantes sospechan que Llaryora pronto se olvidará de los que lo pusieron en la cancha. “Hará la gran Néstor”, dicen con sorna al recordar que Kirchner se convirtió en presidente y pronto se olvidó de su mentor, Eduardo Duhalde. Conociendo el paño, los llaryoristas tratan de llevar tranquilidad y prometen que los cuadros schiarettistas serán un pilar fundamental para un eventual gobierno de Llaryora. Mientras tanto, todavía pasará mucha agua bajo el puente.