Al final del partido el público de Talleres esperó en silencio y de pie que “el Cholo” Guiñazú terminara de hacer declaraciones para la TV. Después le tributó una ovación. Fue la única de la noche, porque el grito de gol quedó atragantado entre las manos de Jorge Carranza, el arquero de San Martín de Tucumán, los desaciertos del árbitro Diego Abal (no cobró un claro agarrón a Nahuel Tenaglia en el área visitante) y esa falta de chispa, o de pericia, que le impidió al conjunto de barrio Jardín construir algo superior al mero esfuerzo y las ganas de meter un acierto en el arco rival.
El empate sin goles fue quizá demasiado castigo para la “T”, teniendo en cuenta que el elenco de Juan Pablo Vojvoda fue el único de los dos que quiso forzar el empate en el segundo tiempo. El Santo le tomó el gustito al punto demasiado pronto y se fue replegando cada vez más, en una imagen muy lejana a la del comienzo, cuando se animó a jugar el partido casi en un “`palo y palo” y con mucha presencia en terreno albiazul.
Volvió a quedar en deuda Gonzalo Maroni y tampoco fue relevante la tarea de Juan Ramírez, y el “faltazo” de los dos habilidosos del mediocampo se notó demasiado. Talleres nunca encontró las alternativas para perforar el vallado tucumano, más allá de la movilidad de Nahuel Bustos y Mauro Ortiz. Una paradoja del partido fue que las situaciones más claras del local llegaron por la vía del contragolpe.
A media hora del pitazo final, Vojvoda advirtió que había que buscar una referencia más clara en el área contraria, y entonces mandó a jugar a Junior Arias. Después el DT albiazul dobló la apuesta con el colombiano Diego Valoyes, pero más allá de algunas jugadas de ambos recambios el déficit siguió siendo el mismo: la falta de creatividad, de asociación. Nadie logró dar dos pases seguidos y cuando alguno se animó a romper el molde surgieron las atajadas de Carranza para cortar el grito de gol.
Cuando Guiñazú se metió al vestuario, luego de agradecer el tributo, los hinchas de Talleres emprendieron la retirada silbando bajito. Pensando que el clásico quizá haya sido el árbol que tapó al bosque por un ratito. Más allá de aquel triunfazo, el equipo sigue en deuda. Más allá de la transición que representa la era post-Kudelka y que Vojvoda todavía no logra encaminar. “¡Cómo se lo extraña a Frank Darío”, aseguró anoche un simpatizante de la “T”. No estuvo lejos de representar el clamor de la popular norte. Mientras tanto, el técnico de los dos ascensos y de la clasificación a la Copa Libertadores de América hoy desanda un camino con más espinas que rosas en Universidad de Chile. Las vueltas del fútbol.
Síntesis del partido
Talleres (0): Guido Herrera; Nahuel Tenaglia, Juan Cruz Komar, Miguel Araujo y Facundo Medina; Tomás Pochettino, Pablo Guiñazú y Juan Ramírez; Mauro Ortiz, Nahuel Bustos y Gonzalo Maroni. DT: Juan Pablo Vojvoda. Suplentes: Mauricio Caranta, Carlos Quintana, Ian Escobar y Andrés Cubas.
San Martín (0): Jorge Carranza; Lucas Acevedo, Hernán Petrik, Lucas Acevedo, Rodrigo Moreira y Maximiliano Martínez; Adrián Arregui; Álvaro Fernández, Alberto Costa y Matías García; Gonzalo Rodríguez y Claudio Bieler. DT: Gastón Coyette. Suplentes: Juan Jaime, Nicolás Giménez, Alejandro Altuna y Luciano Pons.
Cambios: ST, 14m Junior Arias por Maroni (T), 17m Emiliano Purita por Rodríguez (SM), 24m Diego Valoyes por Ortiz (T), 25m Franco Costa por Alberto Costa (SM), 32m Julián Vitale por Fernández (SM) y 33m Joel Soñora por Pochettino (T).
Amonestados: Tenaglia (T); Petryk, Fernández, Vitale y García (SM).
Cancha: Estadio Kempes.
Árbitro: Diego Abal.
Bajo la lupa
Bien. Guido Herrera tuvo una intervención decisiva en el primer tiempo, cuando sacó al córner un tiro de Bieler que tenía destino de gol.
Más o menos. Mauro Ortiz encontró espacios para desequilibrar por la derecha del ataque pero fue demasiado individualista y no siempre tomó la mejor decisión a la hora de terminar las jugadas.
Mal. Los laterales fueron el punto débil de la “T”. A la crónica defección de Medina se sumó esta vez un flojo desempeño de Tenaglia.