Perfil
CóRDOBA
INFORME ESPECIAL - SEGUNDA PARTE

Trastornos alimentarios, al tope de las consultas psicológicas en adolescentes

Tras la pandemia, las guardias psiquiátricas vieron duplicar la cantidad de pacientes. Señales, síntomas y formas de abordar una problemática cada vez más compleja. Además, la presión que imponen las redes sociales por lograr el modelo de ‘cuerpo fitness’ y la importancia de compartir la mesa en familia.

Trastornos alimenticios
PEDIR AYUDA. | Cedoc Perfil

En su edición de la semana pasada, PERFIL CÓRDOBA dio cuenta de la compleja situación que atraviesan los adolescentes tras el paso de la pandemia y el consiguiente aislamiento dictado por las autoridades nacionales.

En ese sentido, en los últimos meses se duplicaron las consultas psicológicas y en los centros de salud mental se ve dificultada la capacidad de atención, tras la intensa demanda que se ha generado.

Representantes de distintas entidades de salud mental indicaban que uno de los problemas que se incrementaron, en mayor medida, son los trastornos alimenticios. Para profundizar sobre esta problemática, especialistas explicaron de qué se trata este flagelo y qué pueden hacer los padres en caso de avizorar síntomas compatibles con algunos de estos trastornos.

Laura Rosales Arozarena, médica especialista en Psiquiatría y miembro del Programa de Trastornos de la Conducta Alimentaria de la Casa del Joven, comentó que efectivamente las consultas aumentaron mucho, señaló que a nivel mundial Argentina está entre los 10 primeros países en materia de trastornos alimentarios y que esto se debe a la exigencia en cuanto a un modelo de belleza que tiene que ver con la delgadez.

“El aislamiento generado durante la pandemia y la imposibilidad de reunirse con grupos sociales generó que se reforzaran patrones de belleza instalados en medios y en las redes sociales, principalmente el ideal de delgadez como estándar de belleza”, explicó.

“Dentro de los trastornos alimentarios hay cuestiones asociadas al vegetarianismo y al veganismo, en personas muy jóvenes. Hay cierta idea instalada de que comer saludable es no comer carne o restringir ciertos alimentos que son básicos en el desarrollo de los adolescentes, que son sujetos en desarrollo. Hasta los 25 años la persona se desarrolla física y mentalmente”, agregó.

La especialista añadió que a la complejidad de las problemáticas abordadas se le sumó la baja en la edad, la cual alcanzó a niños y niñas de hasta 12 y 13 años con problemas en su alimentación.

Baja en la edad. Paola Álvarez, presidenta de Aipaa, fundación para la Asistencia Interdisciplinaria de Patologías Alimentarias y Adolescencia, aseguró que no solo aumentó la demanda, sino la gravedad de los casos. “También se incrementaron otras comorbilidades vinculadas a estos trastornos, como la depresión y autolesiones, en muchos casos con problemas dentro de la familia”, sostuvo.

La especialista comentó que el trastorno alimentario “tiene una base similar a la adicción cuyo término significa sin la posibilidad de decir, de simbolizar. Cuando un paciente logra decir lo que siente, lo que vivió, esa sintomatología alimentaria comienza a descender”. Al igual que expresan otros expertos en la materia, Álvarez considera que “hay un fuerte marco social y cultural de la exaltación de cierto cuerpo, el cual fue transformándose con el paso del tiempo. Hoy de lo único que se habla es de un cuerpo fitness para hombres y mujeres, el único modelo corporal parece ser ese y los chicos están expuestos a esas presiones”, indicó.

“En muchos casos encontramos a familiares que ya sufrieron trastornos alimentarios y que los trastornos se repiten”, agregó.

Álvarez sumó un dato realmente preocupante: “En el caso de las bulimias, por ejemplo, se suele repetir la característica de haber vivido algún tipo de abuso sexual previo. El vómito característico en los casos de bulimia significa el asco, la repulsión al cuerpo”.

La licenciada señaló además que “el trastorno alimentario suele ser silencioso y en el relato de los pacientes también encontramos cuestiones vinculadas al bullying, especialmente en el colegio”.

Síntomas. La licenciada en nutrición, Jésica Cohen, quien también se desempeña en la Fundación Aipaa, detalló que la calificación de trastornos alimenticios es cada vez más amplia y que incluye problemáticas como la anorexia, bulimia, los atracones y la obesidad, uno de los últimos en ser incorporados bajo esta clasificación.

“Las exigencias socio culturales impactaron en aquellas personas que tenían una vulnerabilidad. En el último tiempo lo veo en la Fundación y en mis consultas particulares: la gente depositó en la comida síntomas vinculados a miedos, ansiedades y placeres”, sostiene la profesional.

Respecto a los síntomas con que se pueden descubrir estas patologías, Cohen precisó que la anorexia nerviosa muestra una gran pérdida de peso en poco tiempo, con temor a comer en público, por no tener el control de la comida, y se asocia a amenorrea (suspensión de la menstruación), la cual está ligada a la suspensión calórica.

“En la bulimia, que es un atraco que tiene la compensación del vómito, los síntomas no se advierten en el peso ya que la baja suele ser más gradual, pero se ven problemas dentales o cayos en las manos. Suele haber, además, dependencia de laxantes, desequilibrios electrolíticos que aparecen reflejados en los análisis posteriores”, describió. Y agregó: “El trastorno por atracón es muy similar a la bulimia, pero no hay ‘medidas compensatorias’, como puede ser el vómito”.

Problemas con solución. Por último, Cohen enfatizó en el hecho de que todos estos problemas mencionados tienen solución. Para tal fin es importante consultar con profesionales. “Existe solución para todo, se puede salir. Cuando la persona dice ‘basta de esto’ y pide ayuda se puede tratar por un equipo que en ocasiones es multidisciplinario. Como familiar es muy importante detectar precozmente y buscar a un profesional. A veces el amor no alcanza y hay que solicitar ayuda afuera”, completó.

Trastornos alimenticios 2

La importancia de compartir la mesa

El concepto de comensalidad proviene de las ciencias sociales y remite al hecho de comer y beber juntos alrededor de la misma mesa. Para Rosales Arozarena, de la Casa del Joven, es fundamental este suceso que hasta hace pocos años era un concepto innegociable y prácticamente inalterable en cualquier dinámica hogareña. “Es importante mantener un espacio donde todos compartan la comida. La comensalidad es un acto básicamente humano. Los adolescentes que comen aisladamente, en distintos horarios o en la pieza, puede ser el indicador de que una conducta está alterada”, señaló la especialista. “Estar aislado favorece sintomatologías, la habitación es un lugar para descansar. Es importante el hecho de la familia comiendo alrededor de la mesa, compartiendo los alimentos, comidas variadas. Cuando se desvirtúa el espacio de encuentro, aparecen dificultades”, completó.

 

Obras sociales deberán cubrir tratamientos por trastornos alimenticios

Esta semana se confirmó que las obras sociales y prepagas deberán cubrir tratamientos específicos contra los trastornos alimentarios, entre ellos la obesidad, al incluirse nuevas prácticas a raíz del avance de las técnicas quirúrgicas que ya están en el Programa Médico Obligatorio (PMO), informaron desde el Ministerio de Salud.

“Invertir en tratamientos, promoción y prevención es algo que nos planteamos desde el primer día de la gestión y por eso me parecía fundamental tomarnos un espacio para poder encontrarnos”, dijo la ministra de Salud nacional, Carla Vizzotti, durante un encuentro con referentes de sociedades científicas, de hospitales públicos y pacientes. La funcionaria agregó además que “no se trata de algo estético, sino de mejorar la salud de las personas”.