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CóRDOBA
ELECCIÓN PROVINCIAL

Una campaña de propuestas anónimas

Las plataformas de los tres principales candidatos carecen de una visión integral y realista a la vez. Lo más extraño es el misterio acerca de los autores de cada propuesta para gobernar la provincia.

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GOBERNACIÓN. Los candidatos mostraron varias propuestas pero ningún equipo técnico. | CEDOC Perfil

Ciertos temas como la inflación, la rece­sión o la política mo­netaria operan a nivel nacional y sus conse­cuencias se padecen en nuestro territorio sin que la dirigencia provincial tenga mar­gen o capacidad para intervenir en sus cau­sas estructurales. Sin embargo, existen un conjunto de decisio­nes fundamentales en esta materia que el Es­tado provincial puede y debe tomar, y que se refieren al rol del sec­tor público y su nivel de intervención en la economía.

La campaña electo­ral que actualmente transita la Provincia para la renovación de sus autoridades ejecu­tivas y legislativas no ha ahondado en esas definiciones centrales. Las plataformas económicas que se re­flejaron en estas pá­ginas en las últimas semanas, carecen de una visión integral y realista a la vez. Los principales opositores plantean horizontes temporales ambicio­sos o cambios esenciales en la organi­zación del Estado sin especificar en detalle o de manera concreta cómo lo lograrían. En ocasiones, la incertidumbre sobre la victoria actúa como incen­tivo para la osadía en las propuestas. Por su parte el oficialismo, que cuenta con mayores elementos para valorar la viabilidad de sus promesas, por conocer di­rectamente la situación pro­vincial, evita la contradic­ción de proponer cosas que no está haciendo. Apuesta a una armónica continui­dad que amplíe su impacto. Decir otra cosa supondría admitir falencias en su ges­tión.

Las tres plataformas tie­nen alguna fortaleza. Mario Negri puso a un importan­te equipo a trabajar en una visión de desarrollo de lar­go plazo, articulada y con perspectiva regional. Ra­món Mestre, resaltando la articulación con municipios, mostró públicamente y con mayor detalle sus propues­tas, permitiendo un análisis más detallado. Juan Schia­retti armó el menú más am­plio y diverso de políticas, priorizando el realismo en su oferta electoral. Sin em­bargo, ninguno integró to­dos estos aspectos, ni elabo­ró un programa de gobierno integrado, detallado, públi­co y publicado.

Extrañamente, fueron re­ticentes, en todos los casos, a especificar los nombres de quiénes trabajaron en el diseño de sus propuestas, dejándolas en la orfandad.

Un conglomerado de ideas efectistas y difundidas a cuentagotas, se pasearon desarticuladas por el esce­nario mediático, donde los candidatos eligieron administrar sus anuncios. La eventual contrastación de propuestas quedó tercerizada en espacios comunicacionales tan exiguos y efímeros como las redes sociales. La renuencia a participar de un debate de candidatos, como siempre por parte de quien encabeza los sondeos pre­vios, y la ausencia de una normativa que obligue a los partidos a hacerlo, imposi­bilitó un encuentro cara a cara entre los aspirantes a gobernar la provincia.

Sin programas integrales para comparar, ni encuentro directo entre candidatos, la calidad del debate público en tiempos electorales debe­rá esperar cuatro años más en Córdoba.