Dos de las principales centrales empresarias de Córdoba y el director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Córdoba (IIE) se mostraron en contra de que se plantee la posibilidad de dolarizar la economía argentina. Y advirtieron sobre los negativos efectos que tuvo la experiencia similar de la Convertibilidad. “La ventaja de dolarizar, que sería evitar el financiamiento del gasto público con emisión, hoy ni siquiera la tendríamos porque desde junio no hay emisión para financiar el gasto público. Desde 2015 y hasta mediados de este año hubo un plan de reducción de ese financiamiento con emisión que se venía sobre cumpliendo. El problema de fondo acá sigue siendo la responsabilidad fiscal. Dolarizar no resuelve el problema de disciplina fiscal del sector público. El antecedente es la Convertibilidad, cuando al final hubo un exceso de gasto que derivó en un exceso de endeudamiento y que llevó al default de la deuda pública. No hubo disciplina fiscal, que es el problema de fondo de la Argentina”, plantea Lucas Navarro, del IIE. En esa línea, también resaltó los costos que implica, como la pérdida de la política monetaria como herramienta de estabilización macroeconómica.
Salida demencial. Marcelo Uribarren, presidente de la Unión Industrial de Córdoba, no puede dejar de trazar un paralelismo con la experiencia de la Convertibilidad, muy dañina para el tejido productivo: “La experiencia que tuvo la industria nacional en el 1 a 1 fue nefasta. No convenía fabricar, por eso cerraron tantas empresas. Si esto es algo asimilable a esa época sería demencial plantear este escenario. Hoy el tema es cómo competimos en el mundo. Además, este mundo es mucho más competitivo que el de los '90. Hoy tenemos países que son potencia y compiten con alta eficiencia y bajos costos en dólares. Hay inestabilidad monetaria, es cierto, pero tiene que ver con el gasto público que no se resolvió en los '90 y no se resuelve ahora. Siempre intentamos hacer magia sobre ese problema”.
Por su parte, Eduardo Borri, titular de la Cámara de Metalúrgicos de Córdoba suma su voz en contra de una hipotética devaluación: “En los '90 se estabilizó la economía durante un tiempo, pero llegó un momento en el que no pudimos ser competitivos y terminamos en una crisis. Me parece que son salidas para no enfrentar los límites que nos tenemos que poner, como recurrir al Fondo Monetario. No me suena que la dolarización ayude. Los déficits actuales los tenemos que cubrir haciendo los deberes y haciendo los ajustes. Ese es el camino”.
A qué tipo de cambio
Imponer una dolarización implicaría fijar un tipo de cambio de conversión. Algo que puede ser muy riesgoso, según Cachanosky, porque de acuerdo al valor en que se fije se pueden afectar diversos sectores. Para Ávila, en cambio, el tipo de cambio de conversión no es un lejano al actual. Y se posa en la actual demanda de la divisa para sostenerlo: “Puede ser un poco más, pero no mucho más. En esta crisis el tipo de cambio llegó a $42 y bajó, pero no se fue a $48. Eso es porque el tipo de cambio de conversión es $42. Con ese tipo de cambio el Gobierno tiene los dólares necesarios para retirar del mercado, si quisiera, toda la base monetaria, más la oferta de Letras”.