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CóRDOBA
Horacio Raúl Baldessari

"Vuelvo, dirijo a Belgrano y muero"

“La Pepita” prepara el regreso a Córdoba después de 27 años en el fútbol de Perú y habla del trascendental partido del jueves por eliminatorias: “Argentina debe jugar para Messi”.

Horacio Baldessari
"Pepita" o "Fierita". Así conocen al cordobés Baldessari en Perú, donde jugó, dirigió y comentó fútbol durante 27 años. | CEDOC PERFIL
“¡Hola, Fierita!”. El saludo inconfudible, del otro lado de la línea, es la prueba elocuente de que la búsqueda terminó. Después de una infinidad de llamadas a un celular de Lima que terminaron infructuosamente en el contestador, PERFIL CÓRDOBA pudo dar con Horacio Raúl Baldessari, otrora delantero de Belgrano, entrenador de fútbol desocupado y comentarista de TV en receso. “Acá ando, maestro, extrañando a Córdoba. Hace un par de días que estoy sin teléfono, me lo olvidé en un bar y cuando lo fui a buscar ya me lo habían robado”, responde “la Pepita” (58) desde el hotel de Chiclayo donde -cuenta- prepara su regreso a Córdoba tras 27 años radicado en Perú. 

“Estoy armando el viaje para Argentina. Me voy en serio, y para siempre. ¿Sabés qué pasa? Acá tuve un quilombo muy feo: me quisieron sobornar, los denuncié, armé un escándalo en ‘la tele’ y me dieron cinco años de suspensión”, sostiene el exatacante que se inició en Sportivo Belgrano y que también vistió la camiseta de Racing de Nueva Italia antes de seguir su carrera en Bolivia y Perú. “No soy gil y me doy cuenta de que me quieren sacar de circulación. Lo que pasa es que moví el árbol donde justo estaban los gorilas”, añade el sanfrancisqueño que a mediados de los ’70 se convirtió en el sucesor de José Omar Reinaldi, “la Pepona”, en filas de Belgrano. 

“Acá es tremendo. ¡No sabés! Las agencias de viaje ya están vendiendo paquetes para Rusia 2018”, cuenta Baldessari respecto al fervor que vive el pueblo peruano por la chance de que su seleccionado de fútbol vuelva a jugar un Mundial luego de 36 años. “Hasta hace unos meses nadie daba un mango por Perú, pero en las últimas fechas se le acomodó todo y acá la gente está como loca. También tiene mucho que ver el periodismo, que cuando te va bien te pone en las estrellas y cuando te va mal te mete 100 metros bajo tierra”, sostiene el también exjugador de Blooming, Oriente Petrolero, Bolívar, Destroyers, Deportivo Municipal y Sporting Cristal. 

“En la gente hay confianza total, sobre todo después del cambio de cancha. Cuando se confirmó que el partido iba en la Bombonera, acá todo el mundo empezó a relacionar este partido con el que se jugó en 1969 y que sirvió para clasificar a los peruanos y eliminar a los argentinos de la Copa de México ’70”, añade el DT que en Perú dirigió a Juan Aurich, Municipal, León de Huánuco, Atlético Chalaco, Carlos Mannucci y Comerciantes Unidos. Y cuenta algunos detalles de color: “En los entrenamientos de Perú están todo el puto día regando la cancha, porque dicen que allá le van a meter mucha agua al césped. Y también mandan a vigilar a todos los edificios que están cerca del predio donde se hacen las prácticas, por temor a que (Jorge) Sampaoli los mande a filmar. ¡Hay una psicosis de aquellas!”. 

Que se la den al enano

Al analizar el presente del seleccionado peruano, Baldessari afirma: “El laburo que está haciendo ‘el Flaco’ Gareca es espectacular. Dejó afuera a Pizarro, a Vargas, a Farfán… Se deshizo de tipos que mandaban en el vestuario y se la jugó por gente joven. Me gustó mucho el equipo en el último partido contra Ecuador, pero tengo muchas dudas sobre có- mo responderá ante un rival como Argentina y con toda la presión en contra”. 

Y a la hora de imaginar cómo se puede llegar a plantear el encuentro del próximo jueves, “la Pepita” destaca: “En el caso de Perú la clave va a estar en la personalidad. ¿Argentina? Se tiene que dar cuenta de una sola cosa: que todo el equipo debe jugar para Messi. Los otros futbolistas, en lugar de querer ser más que él, tienen que darle la pelota a ese enano, que ‘la rompe’ jugando. Messi tiene que sentirse cómodo, como en el Barcelona, donde los compañeros le dicen ‘tomá, andá y definí’; en el seleccionado, en cambio, el ‘10’ tiene que tirar el centro e ir a cabecear. Si se logra corregir eso, estoy convencidísimo de que a los 30 minutos Argentina va a estar arriba 3-0”. 

En Perú, Baldessari también acredita una vasta experiencia como comentarista deportivo (“le tomé el gustito; ahí no te putea nadie”) y es muy posible que esté en La Bombonera cumpliendo esa función: “Hace varios meses que no estoy en los medios de comuniación, pero alguna gente amiga me ofreció ir a trabajar en el partido Argentina-Perú. Todavía no sé… Quizás me vaya recién unos días más tarde, ya para quedarme. ¡La verdad es que no veo la hora de ir al Gigante de Alberdi y comerme un buen choripán! Estuve 27 años fuera de mi país, Fierita, ya está...Ahora me vuelvo a Córdoba, dirijo a Belgrano y después muero”. 


El Pirata, las hijas futbolistas y el reto de Basile 

En Perú, Baldessari está identificado con Sporting Cristal, también de color celeste. “Y a Belgrano lo sigo siempre”, dice “la Pepita”. “Cada vez que puedo, veo los partidos o los resúmenes. ¡La verdad es que los celestes somos diferentes! El club ha cambiado mucho respecto a la época en la que yo jugaba, pero en la cancha no somos cosa de otro mundo. Podemos ganar o perder con cualquiera, habrá que pelearla”, agrega. “En Córdoba están mis tres hijos varones: Cristian, Brian y Fernando. ¡No sabés lo ‘Pirata’ que son los dos primeros!”, comenta el exfutbolista, y completa el cuadro familiar con un dato curioso: “En Perú tengo a mis dos hijas, Antonella y María José, y las dos eligieron jugar al fútbol. ¡Me quería matar cuando me enteré!”. Baldessari también cuenta que ya no tiene escuelas de fútbol y se ríe cuando le preguntan si es verdad que allí les enseñaba a los chicos a patear penales con ese suspenso con que lo hacía él. “Para patear así hay que tener personalidad. ¿El secreto? No sacarle nunca la mirada al arquero”, dice, y remata con una anécdota de su etapa en Racing, en el Nacional ’81. “Jugábamos con Gimnasia de Jujuy, íbamos 1-1 y quedábamos eliminados, y sobre la hora me hacen un penal. Yo no tenía que patearlo, pero cuando me levanté del piso vi a todos mis compañeros en la mitad de la cancha. Agarré la pelota y le pegué despacio, como siempre. La pelota dio en un palo, recorrió toda la línea por atrás del arquero y se metió al arco. ¡Debe haber sido el único gol de la historia que no se gritó en las tribunas! Cuando entré al vestuario, ‘el Coco’ Basile, que estaba sentado con el presidente Mario Spirópulos, se levantó, me insultó de arriba abajo y al final me dijo: ‘No podés jugar así con mi salud, hermano. ¡Nunca más vas a patear un penal conmigo’! Y no me dejó patear más”.