CORONAVIRUS
Entrevista exclusiva

Joel Hernández García: "La solidaridad internacional debe prevalecer"

El presidente de la CIDH habló de priorizar la salud frente a la deuda externa, los derechos de las mujeres, personas privadas de su libertad y adultos mayores.

Joel Hernández García
Joel Hernández García, presidente CIDH | CEDOC

A raíz de la emisión de una Resolución de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con 85 recomendaciones que buscan orientar la acción de los Estados relacionada a la atención y contención del coronavirus, con el pleno respeto de los derechos humanos, PERFIL entrevistó de manera exclusiva a su presidente, Joel Hernández García, jurista y experto mexicano en el Sistema Interamericano.

-¿Cuáles con los puntos principales de la resolución?

-JHG: Es la respuesta que da la CIDH a la situación de pandemia que está sufriendo el continente y donde, al observar todas las medidas que los Estados han venido implementando, es necesario hacer presente cuáles son los estándares de derechos humanos que tienen que ser observados. Durante el ejercicio del derecho a la salud, no puede perderse de vista el conjunto de derechos que disfruta una persona, que no haya acciones que vayan en detrimento de algunos de los otros derechos internacionales.

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-En uno de los puntos, ustedes hablan de alivianar la deuda externa y las sanciones económicas. Justamente, el debate mundial es si priorizar la economía o la salud ¿Qué opina respecto a esto?

-JHG: Si, efectivamente esa es una de nuestras recomendaciones. Les pedimos a los Estados que los recursos económicos para poder hacer frente a la pandemia deben ser revisados. Este es un momento en donde la solidaridad internacional debe prevalecer y los Estados deben tener la posibilidad también de tener acceso a recursos para poder atender a la pandemia. Es nuestra recomendación número 18 a la que usted hacer referencia.

-Es indiscutible que hoy se priorice la solidaridad internacional, pero esto despierta el temor a qué va a pasar después, ¿no? Cómo esta medida puede luego generar una mayor presión hacia los países emergentes.

JHG: El temor aquí puede ser utilizado como un pretexto para abusar de la condición de las personas que habitan un país, pero también de abusar de la situación en la que se encuentran algunos países y eso si es un motivo de preocupación. Son momentos de unidad, de solidaridad, de tomar medidas desde una perspectiva humana, velando por la salud de los habitantes que es lo que está en juego en este momento.

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-Por otro lado, se encuentra el poder privado. Las empresas ya iniciaron despidos masivos ¿qué se puede hacer al respecto?

-JHG: Si, es uno de los puntos que hemos observado, la vulneración a derechos laborales que están sufriendo personas de diferentes partes del continente. lo que ha hecho la comisión es recomendar a los países que otorguen los apoyos necesarios para que las personas tengan en estos momentos de emergencia sanitaria ingresos mínimos que le permitan la supervivencia. En la recomendación 5, pedimos a los estados que velen por garantizar ingresos económicos y medios de subsistencia a todas las personas trabajadoras. Sobre todo, aquí estamos pensado en las personas que se encuentran en la economía informal, que se encuentran en un estado precario de subsistencia que por las razones de confinamiento están viéndose impedidas de salir a ganarse el pan de todos los días.

-¿Qué nos puede decir respecto a que estas medidas velen por los derechos priorizar de las personas mayores, gente privada de la libertad y las mujeres que sufren violencia de género?

-JHG: Son grupos que se encuentran en condición de vulnerabilidad en condiciones normales y la pandemia los ha puesto en una situación de mayor vulnerabilidad. Se han convertido en grupos que son doblemente vulnerables por su condición propia, pero también por el contexto en el cual se desarrolla la pandemia. Los organismos de DDHH ya destacábamos con preocupación el hacinamiento en el que se encuentran las prisiones del continente, ahora lo que nos preocupa es que este hacinamiento sea el vehículo para el contagio masivo de las personas que se encuentran privadas de su libertad. Entonces ahí los Estados tienen que tomar medidas de índole emergente, en primer lugar sanitarios para garantizar condiciones de salud en el interior de las prisiones, pero también de revisar a las personas que se encuentran hoy en prisión preventiva, es decir, sin estar condenadas en este momento, y los Estados tienen a su alcance medidas alternativas que deben poner en práctica, la más común es la prisión domiciliaria, es decir, que permitan a la gente salir de la prisión, obviamente bajo la legislación de cada país que cada país puede determinar de alguna medida de índole cautelar, pero lo importante es que haya medidas para poder disminuir la población carcelaria.

-¿Que sugerencias hacen ustedes ante el aumento de los casos de violencia doméstica durante la -cuarentena?

-A raíz del aumento de las denuncias domésticas en medio de la pandemia y la situación de vulnerabilidad de las mujeres, sobre todo en familias monoparentales, es importante que las medidas que adopten los Estados tengan un enfoque de género, por ejemplo, algunas medidas que se van implementando de alerta temprana, líneas telefónicas, mensajes a través de teléfonos celulares con el propósito de dar los servicios de ayuda a las mujeres que se encuentren expuestas a casos de violencia de género. Ese es uno de los puntos de la recomendación 52, que es fortalecer los servicios de respuestas a los casos de violencia de género que hoy tienen que estar más presentes.

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-Desde su rol de poder ver lo que está pasando en toda América, ¿Cuál es análisis respecto a las respuestas que están tomando los Estados?

-JHG: En general, hay una gran incertidumbre de la población. No se sabe a ciencia cierta cuál va a ser el desarrollo de la pandemia. De manera inmediata, se está atendiendo a las víctimas del contagio, pero también hay que tener en cuenta una mirada a largo plazo. Las incertidumbres económicas que se avizoran generan una enorme preocupación a todas las personas. Del otro lado, creo que la gran mayoría de los países han adoptado las medidas que tienen a su alcance, como la prioridad número uno. Si hemos observado con atención el caso de uno de los países como es el caso de Nicaragua, que si bien hay algunas medidas que se están adoptando, parecieran ser insuficientes. Mientras todos los países están con medidas de confinamiento, no es el caso de Nicaragua, que mantiene actividades. Los chicos siguen yendo a la escuela. Se sale del patrón general de acciones que están tomando la mayoría de los países. Nos preocupa mucho Venezuela porque ya viene atravesando una crisis humanitaria severa y la pandemia llega cuando ya había un deterioro del sistema hospitalario en general. Ahora también migrantes venezolanos han salidos de sus países de acogida porque han perdido su empleo o han perdido la vivienda. Ahora vemos noticias de migrantes caminando de regreso a Venezuela en una situación de desesperación porque salieron de su país por una precariedad económica y ahora tienen que regresar en un estado de incertidumbre. Ese el panorama. Creo que el mundo va a tener que replantearse el desarrollo económico en cada uno de sus países porque lo que está haciendo está pandemia es hacer más visible las desigualdades y va a mostrar de manera más notoria los grupos de mayor vulnerabilidad y eso debe de servir para que los Estados tomen consciencia hacia dónde dirigir sus esfuerzos.