Los lirios y las camelias están floreciendo en Roma y sus alrededores donde la primavera renueva esperanzas en un país marcado por el drama del Covid-19 y en estricta cuarentena que desde hace una semana comenzó a vislumbrar una pequeña luz al final del túnel.
Las cifras, sin embargo, son escalofriantes. Basta pensar que una tragedia aérea conmueve muy cada tanto con 300-500 personas fallecidas y que en Italia, a diario, mueren más de 700 desde que se declaró la epidemia.
El jueves pasado, por ejemplo, el informe oficial resultó esperanzador porque las personas contagiadas eran ese día “solo” 2.477 más que el miércoles, es decir “en porcentaje, el dato más bajo del último mes”, escribió el diario La Repubblica. En cuanto al registro total de personas infectadas al 2 de abril era de 115.242 en un país con 60 millones y medio de habitantes. La misma fuente destacó que el jueves pasado los decesos habían sido 760 (totalizando 13.915 registradas desde el inicio). ¿Cómo se convive con este drama cotidiano? Un terremoto, un tsunami, una tragedia aérea son catástrofes puntuales, con espantosas consecuencias humanas y sociales, pero ¿cómo nos afecta la diaria información sobre la pandemia coronavirus? ¿Nos habituamos a convivir con la muerte? ¿Qué mecanismos se desarrollan?
“Enemigo”, “guerra”, “armas” “batalla”, “resistencia”, “héroes”, y tantas otras palabras del lenguaje bélico las escuchamos y escribimos (me incluyo como periodista) en noticieron televisivos y demás medios de información.
En tanto, pululan las noticias falsas (fake news) que todos miramos y muchas, muchísimas veces, compartimos en las redes sociales. Desde la aparición en una nube del perfil de la Virgen mientras el Papa se dirigía al mundo en la desolada y lluviosa Plaza San Pedro, a fármacos salvadores y complots internacionales.
Pululan las noticias falsas (fake news) que todos miramos y muchas, muchísimas veces, compartimos en las redes sociales
Pero, ¿por qué creemos estas noticias falsas? ¿Cuál es el motivo de atracción? El periodista, escritor y actor italiano Andrea Purgatori, que conduce el programa televisivo “Atlantide” (canal La7) formuló estas preguntas a un grupo de expertos en diferentes disciplinas. Las fake news “confirman algo que creemos saber”, afirmó el semiólogo Stefano Bartezzaghi y precisó que coinciden con “nuestros prejuicios”, dejando de lado el pensamiento crítico. En el mismo sentido el psiquiatra y sociólogo Paolo Crepet opinó que las noticias falsas surgen de la imaginación, no de años de estudio y décadas de experiencia. “Cualquiera las puede fabricar, inventar con cierta fantasía y cierto cinismo”, dijo y recordó que no son algo reciente, sino que está en la cultura. En la desesperación muchas personas se aferran a diferentes cosas, comentó y subrayó lo imperdonable de quienes “se aprovechan de la desgracia” para promocionar falsedades.
Algunas de estas falsedades se refieren a presuntos fármacos y vacunas. Los científicos insisten en este punto: se necesita tiempo de investigación y de experimentación. En el caso de eventuales vacunas se estima que no habrá novedades antes de un año y medio aproximadamente.
Hace una década entrevisté en Buenos Aires a una distinguida médica Eugenia Sacerdote de Lustig (1910, Torino-2011, Bs. As.), prima hermana de la Premio Nobel Rita Levi-Montalcini, que a causa de las leyes raciales de Benito Mussolini habían tenido que abandonar Italia. La doctora Sacerdote se estableció en Argentina y dedicó su vida a la investigación.
“En la década del ’50 viajé a Estados Unidos para estudiar la vacuna contra la poliomielitis”, me dijo en la entrevista que me concedió ya en edad avanzada. “Era con virus vivos, que yo estudiaba. Al regreso y para dar el ejemplo y convencer sobre la seguridad de los estudios realizados me vacuné yo misma y vacuné a mis tres hijos”, una conmovedora actitud que Lustig contaba con humildad. Mucho tiempo de investigación y de experimentación antes de la seguridad de salvar vidas: así como sucedió con la viruela, la tuberculosis y la poliomielitis, llegará el momento del coronavirus, pero aún falta.
El director general adjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS), profesor Ranieri Guerra, estimó que la vacuna contra el coronavirus puede ser “posible” para el primer trimestre del 2021. El experto, que integra el comité técnico científico para la emergencia Covid-19, aclaró que para aplicarla masivamente se necesitarán las legalizaciones y registros de rigor.
En tanto, la luz en el fondo del túnel que se está viendo en Italia es pequeña y, si la situación se mantiene, un futuro y gradual abandono de la cuarentena es la esperanza común.
Italia podría tener miles de muertos más, no contados por falta de recursos
Los expertos llaman “meseta” a la actual evolución de los contagios, en particular en el norte del país. Pero, y en esto el premier Giuseppe Conte fue explícito esta semana, no hay que relajarse. En pocos días, destacó, las celebraciones pascuales exigen que, aún lamentándolo, se mantenga el aislamiento social todo el país. Al menos hasta el 13 de abril, “Io resto a casa” sigue siendo la consigna. Luego se analizará la situación y el gobierno decidirá cómo proseguir.
El profesor Guerra, a su vez, sostuvo que “es demasiado pronto para decir que estamos fuera de la emergencia”.
En tanto los problemas son numerosos y graves, como el de las personas que viven en la calle (i senza tetto) o de quienes solo tienen una habitación compartida y sin posibilidades de mantener la debida distancia.
El Covid-19 ha puesto en crisis la economía del país y no faltan los reclamos. Pero hasta aquí el gobierno ha dado prioridad a la salud.Por supuesto están apareciendo tragedias en la tragedia, como la situación de las residencias para personas ancianas (Rsa) y las de rehabilitación de personas (Rsd).
Desde mediados de marzo, aproximadamente, han surgido focos de infección en algunos establecimientos de ese tipo, con carencia de dispositivos individuales de protección, con el consiguiente riesgo para los internados y para el personal sanitario, y con no pocos fallecimientos.
Las denuncias no faltan y un servicio de la agencia de noticias ANSA del 18 de marzo pasado, firmado por Gioia Giudici, ya daba cuenta del “drama de los más frágiles entre los frágiles”, las personas internadas en las residencias sanitarias para ancianos de la Lombardía. La misma agencia dio cuenta este viernes de una muy preocupante noticia que, de confirmarse, abre otro serio capítulo en la tragedia de la pandemia.
El Coronavirus morirá, no sé cuándo, pero morirá” como murieron los virus que han afectado antes a la humanidad
La OMS “podría revisar sus recomendaciones sobre el uso de las mascarillas” protectivas, extendiéndolo a un mayor número de personas. Esto se debería a un nuevo estudio según el cual “las gotitas emitidas al toser o estornudar pueden ‘viajar’ en el aire a distancias más grandes de cuanto se piensa, dijo a la Bbc el infectólogo David Heymann, presidente de un grupo de consultores de la OMS”.
Por ahora, sin embargo, no “hay evidencias” para sostener que el virus se desplaza en el aire a amplia distancia, señaló el presidente del Instituto de Sanidad italiano, Silvio Brusaferro. Y para sostener la esperanza, resulta interesante la opinión del psiquiatra Crepet: “el Coronavirus morirá, no sé cuándo, pero morirá” como murieron los virus que han afectado antes a la humanidad.
*Periodista.