Los argentinos descubrimos a Peter Handke (Austria, 1942) allá por los años ‘80, cuando fue el guionista de la ya mítica película “Las alas del deseo”, de Wim Wenders, que comenzaba con un hermoso poema que repetía como una letanía “Cuando el niño era niño”.
“Cuando el niño era niño,
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
y este charco el mar…”
La película es increíblemente bella y cuenta la historia de un ángel que quiere ser humano. Es un maravilloso canto a la vida y al placer de tomar un café, caminar por una calle o enamorarse.
El director ya era conocido entre los cinéfilos y se hizo famoso en todo el mundo por esta película. Pero muchos otros fans de Las alas del deseo, quisimos saber quién era el autor de tan bellos versos y descubrimos a un fantástico escritor que hizo de la melancolía y la tristeza su forma de narrar.
Si hay que elegir un libro por el que empezar a leer al ahora Premio Nobel de Literatura 2019, el ideal es “El miedo del arquero frente al penal” (1970). Se trata de una novela policial en la que un ex arquero de fútbol asesina a una mujer y lejos de esconderse, continúa con su vida normalmente. Pero la escritura magistral del austríaco hace sentir al lector durante todo el relato, como si estuviera parado en la línea del arco esperando que le pateen un penal. Tampoco había pasado inadvertida para Wenders, que también la había llevado al cine, en colaboración con Handke. Otro de los trabajos conjuntos entre director y autor fue Movimiento Falso, una película donde adaptaron una novela de Goethe, "Años de aprendizaje de Wilhelm Meister".
Pero vayamos a las otras obras de este autor, que se merecería el Premio Nobel sólo por el poema citado al principio de esta nota. Antes de su película consagratoria, ya el público argentino tuvo una traducción de Los Avispones (1966), su primera novela, que escribió luego de tres obras de teatro. Gaspar, Insultos al público y El pupilo quiere ser tutor.
De 1972 es otra de sus grandes obras, “Carta breve para un largo adiós” y también de este año es "Desgracia indeseada". Otras obras son El momento de la sensación verdadera (1975), La mujer zurda (1976), que adaptó y filmó con su dirección, Lento regreso (1979), La doctrina del Sainte-Victoire (1980), Historia de niños (1981), El chino del dolor (1983), La repetición (1986), La ausencia (1987), La tarde de un escritor (1987), El año que pasé en la bahía de nadie (1994), En una noche oscura salí de mi casa sosegada (1997), Lucie en el bosque con estas cosas de ahí (1999), Don Juan contado por él mismo (2004), Kali. Eine Vorwintergeschichte (2007), La noche del Morava (2008), La gran caída (2011), Die Obstdiebin. Einfache Fahrt ins Landesinnere (2017).
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Con un estilo despojado y aparentemente frío, Handke narra con maestría y belleza todo lo que toca. Sus textos son una larga reflexión sobre el dolor, la creación literaria, la soledad, el silencio, las relaciones humanas y la contemplación. En este sentido, el autor se anima a contar en “La tarde de un escritor”, todo lo que ve a su paso durante una tarde, logrando un relato bello y triste sobre la soledad y la escritura.
Poco afecto a dar entrevistas, dijo alguna vez “yo simplemente escribo. A mí me gusta escribir., no hablar. Hablar me cansa. No hablemos de eso, no hablemos de nada. La escritura se confronta a las mismas cuestiones que la filosofía. El derecho, la representación, el sentido de los actos. Pero la filosofía sólo deviene para mí en realidad, escribiendo. Contando historias. Los ideales suelen poner trampas”, le dijo en una nota a Osvaldo Muñoz, en una entrevista que le aceptó al diario El País hace años. Excelente definición para un escritor que por estos días tendrá la incomodidad de estar en boca de todo el mundo.