
¿Qué pasa cuando un artista cuelga un cuadro en una galería o un museo? Simple. La vista promedio es de menos de 10 segundos. Por lo que las condiciones de producción e imaginarias, las competencias sensibles implicadas en esa imagen-materia pictórica, y la promesa del diálogo quedan solapadas, y al fin, olvidadas. No es un problema original de nuestras sociedades. En los albores de la mercantilización del arte, en el barroco, las estrategias de los Rembrandt y Vermeer capturaron los florines de los burgueses trastocando el espacio retratado en tiempo, y en movimiento, reverberando en el uso de la iluminación. Lula Mari redescubre estos juegos especulares, que hubiesen maravillado a Velázquez y a nuestros Mildred Burton y Fermín Eguía, juegos deseantes, en los focos de los Recitales de Pintura que presenta en el Rojas, gratis, miércoles y sábados hasta el 10 de junio. La revelación de la presencia, una semiótica del singular, en cada haz, en cada función de Lula.
“La idea nace después de hacer mi primera muestra individual grande y notar la inmensa distancia que hay entre mirar pintura como me gusta hacerlo y el espacio de una galería y lo que ese espacio, en sí mismo, propone”, sostiene la artista alumna de Alejandro Boim, de quien se reconoce en Lula el gesto extrañador y la paleta vigorosa, “En ese momento –mediados de la primera década del milenio- en Buenos Aires muchos poetas estaban leyendo y “performateando” sus poesías y me quise acercar a ellos. El vínculo con las artes escénicas viene de ese gesto de los poetas. Yo no soy una buena espectadora de teatro, pero si me gusta mucho la poesía, y creo que tiene un núcleo común con la pintura”, señala Mari, que expone “Yo estuvo aquí”, organizado por la Secretaría de Relaciones Institucionales, Cultura y Comunicación-UBA a través del Centro Cultural Rojas, en Avenida Corrientes 2040.
Argumenta Mari, dueña de un impecable dominio técnico y un ojo escudriñador, “los recitales son el intento de darle al espectador, pero también al cuadro, o sea, a la experiencia pictórica, su lugar, su potencia”. Y aclarando una de las claves en esta recuperación de las imágenes-mundo que plantean estas perfomances únicas en las artes visuales, con recordadas fechas en el Museo de Arte Moderno en 2016, “la pintura pasa, sucede en el tiempo; se abre, se despliega y se cierra”. Recitales que emerge una cercanía afectiva insospechada a su galaxia de figuras enrevesadas y paisajes arcanos, que quiebran plural la sistemización sígnica hegemónica, a la manera que Mari aprendió de Diana Aisenberg. Un ojo en la mirilla. Algo que se amplía con el desdibujamiento en degradé vertiginoso que propone el montaje barroquizado de la curadora en sala, Soledad Erdocia.
“Los recitales y esta muestra se llevan muy bien, porque la propuesta curatorial hace una pregunta sobre la percepción muy interesante. Ella hizo una gran línea continua con 69 pinturas, que arman un solo cuadro en movimiento. Son dos maneras distintas de vincular tiempo, espacio y la aparente quietud de una imagen. Entonces vas a entrar en la sala, vas a recorrer esta línea de 25 metros de pintura, y luego, en el auditorio, sucederán los recitales. Una apuesta por la presencia, por el “estar en pintura”, como dice el nombre de la muestra, “Yo estuvo aquí””, remata Mari, docente en su propio estudio “La común” desde 2001.
Para el Rojas adelanta que armó dos guiones distintos en los recitales. Cada uno con siete piezas, que se descolgarán de la sala el día de la función, y se montarán aisladas en el Auditorio Abuelas de Plaza de Mayo. Una luz se posará en cada pintura por varios minutos y un hiato tomará la sala. Mil ojos insometibles serán testigos de una rara sensación en el mundo tecnificado: vivenciar la pintura.
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Miércoles 17 y 24 de mayo a las 19hs
Sábados 3 y 10 de junio a las 18h y 19hs
Auditorio
Entrada Gratuita*
*las entradas se retiran desde una hora antes en boletería
“Yo estuvo aquí” de Lula Mari
Curadora: Soledad Erdocia
Hasta al 15 de junio
Lunes a sábados de 10 a 20 h
Espacio de Arte - Avenida Corrientes 2040
Entrada Gratuita