CULTURA
Fuera de cuadro

París no era una fiesta

Durante agosto y diciembre de 1939, el Louvre, el gran museo parisino, pasó por un momento de zozobra. No fue la crecida de las aguas del río que cruza la ciudad lo que provocó la preocupación por las obras, el cuidado y el cierre. 

PierreJahan 20230829
Traslado de la "Victoria de Samotracia". | PierreJahan

Durante agosto y diciembre de 1939, el Louvre, el gran museo parisino, centro del arte de Occidente con algunas de las mejores piezas del arte de Oriente, pasó por un momento de zozobra. No fue la crecida de las aguas del río que cruza la ciudad, como alguna vez en la historia del siglo XX, lo que provocó la preocupación por las obras, el cuidado y el cierre. 

Lo que estuvo a las puertas de ciudad en aquel momento fueron los nazis que, entre 1940 y 1944, la sitiaron primero y ocuparon, después. El temor a los bombardeos y saqueos se extendió a la colección del museo y la decisión de trasladarla a un lugar más seguro fue tomada. 

Hay una foto de archivo que es definitiva de ese evento histórico: la que se conoce del 1 de octubre de 1940 en la reapertura después de su cierre por un año. En esa inauguración del museo -que recibe hoy más de 8 millones de personas por año-, el público era escaso. Pero, sobre todo, eran, mayoritariamente, soldados. Ya no estaban, ni La Gioconda, ni la Venus de Milo ni siquiera la Victoria de Samotracia, por mencionar algunos de los más de 3.600 cuadros y esculturas puestos a resguardo. 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

La imagen es de Pierre Jahan, el fotógrafo francés que fue retratando este desplazamiento y las salas fantasmas del museo. En sus fotografías, no solo se ven los camiones a los que van subiendo las piezas, las obras de arte envueltas con cuidado. Además, hay tomas de sus salas vacías de aquel entonces y de otras con réplicas. El secuestro de Louvre, como se conoce este evento, cuenta una parte de la Segunda Guerra Mundial. Esa en la que hasta las estatuas tuvieron que modificar un poco sus vidas.