Son las 18 del sábado y arranca la máquina de provocar tensión. Se vienen dos horas insostenibles, con cuatro partidos y cinco equipos que van a definir un descenso a la B Nacional. Hoy ya se podrá saber quién acompañará a Arsenal en la segunda categoría a partir de la próxima temporada. Hay mucho en juego, demasiado que perder. Las cuatro pelotas se mueven en simultáneo en Liniers, Banfield, Santa Fe y Vicente López. Ser hincha, hoy, es un acto de resistencia cardíaca.
El que peor la tiene es Unión: arranca el partido en descenso. No le alcanza ni con un empate. Las matemáticas dicen que tiene que ganar y esperar que Vélez le dé una manito ante Colón. Es lo más parecido a un milagro que un hincha del Tatengue pueda pedir: zafar del descenso y que se vaya el rival.
La primera mitad del milagro ocurre a los quince minutos: Santiago Castro convierte el primero de Vélez. Se grita en Liniers y en Santa Fe. El gol le da respiro a Vélez y motiva a Unión. Hay tiempo todavía para que los santafesinos hagan su parte. Mientras tanto, Gimnasia mantiene el cero a cero y no sufre en Banfield, y Sarmiento también aguanta sin goles y la lleva bien ante Platense.
Unos minutos después de las 18.30 ocurre lo impredecible: gol de Unión. El héroe es Kevin Zenon. Mete un tiro libre hermoso: un zurdazo preciso, la pelota que pega en el palo, rebota en la espalda del arquero Santiago Rojas y entra en el arco. El destino, el azar y los dioses hoy están del lado del Tatengue. La definición ya entra en el terreno de lo literario. Un gol, un solo gol sirve para salvarte del descenso y mandar a tu rival. Es demasiado perfecto. Esto tiene que estar guionado.
El gol de Unión obliga a Colón. Es el momento. La reacción debería ser instintiva, por supervivencia. El empate traería la salvación. Pero el que festeja es Vélez: Valentín Gómez convierte el segundo cuando faltan minutos para que terminen los primeros tiempos. Y desde Vicente López llega el eco del gol de Platense ante Sarmiento. El entretiempo congela por quince minutos un escenario que podría no ser definitivo: Colón desciende y el resto zafa.
Son las 19.10 del sábado y arrancan los segundos tiempos. Doce minutos después algo cambia: Coronel, el lateral de Banfield, llega al fondo, envía un centro y Yonathan Cabral la mete en su arco. El 1-0 le da chances al Taladro para clasificar a cuartos de final y provoca la desolación para Gimnasia: ahora queda con los mismos puntos que Colón, allá en el fondo, y deberían jugar un desempate para definir el descenso.
La derrota de Gimnasia genera alivio en el Sabalero, pero apenas tres minutos después recibe otro cachetazo: Claudio Aquino convierte el tercero de Vélez. Es goleada. Colón, que necesitaba por lo menos un empate, pierde por tres goles. Sólo le queda rezarle a los dioses del fútbol para que Gimnasia no le empate a Banfield. Si todo se mantiene como hasta ahora, el Sabalero tendrá otra vida.
Los minutos avanzan. Colón descuenta. No le sirve. Los partidos se acercan a los cierres. Ya en tiempo de descuento, Banfield convierte el segundo: toqueteo en al área y definición de Jesús Soraire. Lo que vendrá ya es irreversible: Gimnasia y Colón perdieron y ahora tendrán que jugar un desempate para definir quién descenderá. En un sábado repleto de tensión y adrenalina, el gran alivio fue para Unión, que había arrancado en el ascenso y ahora mirará cómo su rival se juega la permanencia.