En una sociedad casi sin referentes o modelos de conducta válidos, un simple director técnico de fútbol puede ser mucho más que eso. Y ello es lo que ocurre con Marcelo Bielsa, el ex DT de la Selección Nacional que, más allá de eventuales éxitos y fracasos deportivos, viene cosechando en los últimos años una idolatria que excede claramente lo futbolístico.
No es nada casual, efectivamente, que entre aquellos que no dudan en considerarse "bielsistas" o fanáticos del entrenador una gran mayoría sean personas que no superaron la barrera de los 30 años. Porque esa juventud claramente no ve en él simplemente un técnico con ideas novedosas o revolucionarias en lo táctico, sino también alguien a quien puede admirar y emular por su actitud ante la vida en general.
Así lo reflejan varios sitios de internet destinados a ensalzar la figura del entrenador rosarino, en los que las loas que le profieren se refieren mucho más a su personalidad que al juego de sus equipos o a los postulados futbolísticos que pregona.
"Sincero", "honesto", "frontal", "humilde", "puntilloso" y "obsesivo por el trabajo" son sólo algunos de los adjetivos que el hoy seleccionador de Chile recibe en esos verdaderos clubes de fans que tiene en la web, como el fotolog Iglesia Bielsista o el grupo Locos por Bielsa de Facebook , donde los devotos del Loco le agradecen por "todo lo que nos enseñaste en esta vida".
Mucho más que una forma de entender y jugar al fútbol que marque un antes y un después en la historia de este deporte -que, por otra parte, él mismo niega haber creado al confesarse seguidor del trabajo de técnicos que lo precedieron-, Bielsa concretamente encarna hoy códigos, valores e ideales muy seductores para una juventud que no los encuentra en personalidades de otros ámbitos, pero que no por ello se resigna o deja de buscarlos.
Así lo afirma la Licenciada Marina Alfonsín, psicóloga especialista en niños y adolescentes para quien la necesidad de construir figuras míticas puede ser uno de los principales propulsores de este fenómeno: "En la infancia -dice-, los padres se constituyen como ídolos de sus hijos, pero es esperable que al llegar a la adolescencia los jóvenes busquen modelos extrafamiliares que les permitan identificarse y tomar un ejemplo a seguir".
"Esto -continúa diciendo Alfonsín- es común a todas las épocas. Lo que cambia según el tiempo del que se trate es el tipo de personaje que ayuda a esta construcción de identidad. Hace muchos años se admiraba a los personajes históricos y sus travesías épicas, pero hoy lo que caracteriza a los ídolos es lo masivo y lo mediático; es decir, aquello favorecido o difundido por los medios de comunicación".
Además de la falta de referentes en este sentido que actualmente se registra en terrenos como el de la política, donde tiempo atrás los jóvenes solían canalizar esta búsqueda de líderes o modelos, el increíble fanatismo que Bielsa despierta en muchos se explica entonces no sólo en la necesidad de encontrar este tipo de figuras, sino también en la difusión que sus actitudes reciben de parte de un periodismo siempre dispuesto a amplificarlas o a potenciar su misticismo.
Al fin y al cabo, Bielsa no ha aportado a este endiosamiento del que es objeto mucho más que su apego a principios de trabajo que, lejos de ser alabados como lo son, debieran considerarse la norma y no algo excepcional, por más que -especialmente para los jóvenes- no sean precisamente fáciles de asociar con la sociedad argentina y el ámbito futbolístico en particular.
Claro que también contribuyen a esta manía bielsista la imagen de Loco del técnico y su historia de muchacho rebelde, que desafió el destino que le deparaba el provenir de una familia acomodada de Rosario para dedicarse al fútbol. Y también, por supuesto, tiene su parte en esto el juego vertiginoso que siempre caracterizó a los equipos dirigidos por Bielsa, que aún sin llenar la vista puede resultar un oasis en un contexto caracterizado por sistemas ultradefensivos.
De nada servirían esos ingredientes, sin embargo, si no fuera por el tributo y la difusión que dan a las actitudes del DT muchos periodistas que, por ignorancia, comodidad o genuino deslumbramiento juvenil, sucumben ante la tentación de asignarle el rótulo de "sabio" o de erigirlo en "bandera" de un nuevo credo futbolístico.
Mucho más que cualquier virtud del entrenador, en definitiva, esta tendencia demuestra esa necesidad que, pese al paso de los tiempos, la juventud siempre tendrá por encontrar modelos o referentes. Y también, la terrible influencia que los medios ejercen hoy sobre tales elecciones, al proveer a algunos personajes de ese marketing que jamás tendrán otros tanto o más dignos de ocupar el rol de ejemplo.
(*) redactor de Perfil.com